Hoy, Día del Padre, tenemos la oportunidad de mostrar a nuestros padres y abuelos, nuestro cariño, agradecer sus enseñanzas y cuidados cuando estábamos pequeños, durante nuestra adolescencia, en los años posteriores.
El Día del Padre, al igual que el Día de la Madre, solo tienen sentido cuando giran en torno de una familia, de niños, de enseñanza y cuidados, de ejemplos positivos que perduran en una descendencia.
Mussolini fue un relativamente buen padre al igual que Stalin, una de cuyas hijas, Svetlana Aluyeva, literalmente se fugó de Rusia a Occidente para denunciar a su padre, no como compleja y difícil persona, sino como la cabeza de un imperio de terror.
El buen padre trata a todos sus hijos con el mismo amor, que uno sea el favorito, otro el predilecto, el tercero el preferido… esforzándose para que el afecto y la convivencia entre ellos sea ejemplar y partiendo del hecho de que juntos son fuertes, separados son débiles y expuestos a sufrir sinsabores.
En el drama El Rey Lear de Shakespeare un padre cae víctima de las ambiciones de sus hijos que disputan su reino; su hija Cordelia, a la que veía con relativo desdén y que había denunciado esas maniobras, fue rechazada por Lear, pero al final de su vida es la que estuvo a su lado.
Hace muy poco un alemán mayor de noventa años publicó sus memorias sobre su padre, el hombre que dirigió uno de los campos de concentración nazis y que para él fue un hombre ejemplar, afectuoso,
La vivienda de esa familia estaba al lado de un muro muy alto, que sólo al derrumbarse el “Tercer Imperio” pudo darse cuenta de que era la pared alrededor del campo de concentración donde tantas vidas fueron torturadas y asesinadas.
En nuestro país hay padres en el buen y noble sentido, como asimismo individuos que engendran un niño y literalmente se dan a la fuga, para luego, en su vejez y más en los actuales momentos en que el régimen ha caído encima de los fondos de pensiones, pagar por las canalladas que perpetraron.
De ahí que hay que reconocer a esas mujeres que son madre y padre de sus hijos y que ellas solas sacan adelante los hogares con más coraje y fuerza que cualquier hombre.
Padres son asimismo los maestros que contribuyeron a nuestros conocimientos y a entender principios morales, como se consideran padres a aquellos personajes que encabezaron un movimiento artístico, literario o filosófico, como se entienden al decir que Giotto, el pastorcito que el gran pintor florentino Cimabue encontró haciendo dibujos en la tierra con un palo, es el padre de una corriente pictórica que llega hasta nuestros días.
Padres de la música contemporánea son Haendel, Haydn, Mozart, Beethoven, Schubert hasta Stravinsky.
Por tal razón es que el Día del Padre en muchos países es asimismo el Día del Maestro, y un 22 de Junio fue el natalicio de nuestro fundador Napoleón Viera Altamirano.
Cada día elevemos nuestras plegarias al Padre Nuestro que está en el cielo
En este Día del Padre nuestros pensamientos y plegarias deben estar al lado de los presos políticos del régimen bukelista, de los padres injustamente capturados durante el “régimen de atropellos” (alias “excepción”), en todos los buenos padres que sufren en el mundo.
Al Padre Supremo lo invocamos en nuestras devociones y plegarias:
“Padre nuestro que estás en el cielo, bendito sea tu nombre…”.