“Empleos dignos se necesitan en El Salvador”, declaró el Nuncio Apostólico con mucha razón y es lo que todos queremos en esta tierra, para que haya mejor producción, desarrollo, bienestar general, para promover el bien común.
Sin embargo y ante la falta de fuentes de empleo estables y nuevas inversiones –más bien se han ido retirando poco a poco ante la falta de seguridad jurídica y la incertidumbre económica–, la gente toma el trabajo de la naturaleza que sea, para permitir a sus familias subsistir, para educar a sus hijos y que marchen por la vida con las herramientas requeridas para, como lo dice la Declaración de Independencia de Estados Unidos, forjar su propia felicidad.
El empleo digno es fruto de la inversión y de la certidumbre, pero solo se invierte en naciones donde hay reglas claras, respeto a la ley y al derecho.
El respeto al Orden de Derecho, a la dignidad de la persona, a la buena ley, del Orden basado tanto en lo que heredamos de antiguas civilizaciones y que se codifican en la estela del rey babilónico Hammurabi en el Siglo Tercero antes de nuestra era, al igual que las normas de buen gobierno establecidas por la Carta Magna en Runnymede en 1215, son el sustento de lo racional y moral de todas las épocas y permite dar seguridad jurídica para que haya inversiones y producción en ascenso.
Al señalar la necesidad de crear trabajos dignos en nuestro suelo, Monseñor Luigi Roberto Cona, el Embajador del Papa, implícitamente aboga por lo que es la doctrina cristiana de amor por el prójimo, de la defensa de la libertad humana, de lo que es el fundamento de la democracia bajo ataque en la actualidad por demenciales dictaduras como la de China, que se ha declarado solidaria con el criminal de guerra y asesino serial Putin, que día a día bombardea centros civiles en Ucrania, dejando huérfanos, viudas, lisiados.
Al hablar de dignidad, los perseguidos, encarcelados sin causa justificada, los torturados y otras víctimas de las injusticias y violaciones a los derechos humanos no deben ser olvidados por quienes se apegan a la ley que Nuestro Señor Jesucristo expresó con la frase “amaos a los unos a los otros” y, como en la parábola del Buen Samaritano, hay que correr en auxilio de los necesitados en lo posible.
No hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti...
Cuidemos los senderos, evitando lo que lleva a la selva
Debemos mantenernos en el buen camino, cuidar los senderos que nos presenta la vida para no acabar en la selva, bajo el dominio de fieras donde lo humano deja de tener sentido...
En una novela, el gran escritor venezolano Rómulo Gallegos describe un camino que se interna en la selva, de la civilización a la barbarie, como muchos años más tarde sucedido a su patria bajo el chavismo, cayendo en el infierno de lo irracional, de la anulación de derechos y libertades esenciales, de la droga, del hambre.
Los atropellos, las capturas y desapariciones de disidentes, convertir a Venezuela, un don de Dios de riqueza natural, en uno de los principales traficantes de droga del mundo, se refleja en los recurrentes decomisos de droga por autoridades en todo el mundo.
Hace pocos días la marina francesa detuvo a un carguero venezolano en el Caribe y decomisó 3.5 toneladas de cocaína.
Eso muestra la decadencia de un país, de una sociedad, por la ambición de unos pocos y la ceguera de muchos…