“Mi día inicia a las 4:00 de la mañana (y) a las 8:00 de la noche termina mi día de hacer los oficios”. Así de clara fue Ángela Ascencio viuda de Hernández, de 79 años, al consultarle sobre cuántas horas dedica al trabajo de cuidado en su hogar.
La septuagenaria señaló que nunca tuvo un trabajo remunerado; pero las labores que realiza en su hogar son agotadoras y por las cuales, tampoco obtiene un salario.
Las palabras de doña Ángela confirman los datos del documento, que consignan que, incluso, las mujeres que residen en el área rural trabajan más que las de la zona urbana.
“Sin ganar un sueldo, mi trabajo está ‘de choto’. El dinero que el marido va entregar quincenal, no es pago. Uno de ama de casa no está ganando”, analizó la mujer, quien reside en la finca Argentina, cantón El Tablón, del distrito de Concepción de Ataco, Ahuachapán Centro.
El Cuadernos sobre Población 5. Dime quién eres y te diré cuánto te toca cuidar. El Salvador, 2024, del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), señala que se suele legitimar culturalmente la premisa que “lo que no se gana en dinero se aporta en trabajo de cuidado sin paga”.
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Doña Ángela contó que reside con otras dos mujeres adultas (hija y nieta) que trabajan como domésticas en dicho distrito. Pero lo poco que ganan es utilizado para los gastos del hogar y aunque periódicamente recibe parte del salario que obtienen sus familiares, no es un pago para ella sino que es para comprar alimentos o cubrir otras necesidades de su vivienda.
Dicho grupo familiar reside como colonos.
El UNFPA expone que si se recibiera un salario por el tiempo dedicado al cuidado del hogar, los ingresos semanales promedio de las mujeres ocupadas a tiempo parcial subirían un 97.2% y el de los hombres un 35.7%. Asimismo, los ingresos semanales de las mujeres superarían al de los hombres por $33.65, en lugar de $4.18.
“Como tengo obligación de hacer mis deberes del hogar aunque sea lo que sienta, tengo que hacerlo. Sólo cuando ya no me pueda levantar, entonces ya no voy a hacer nada. A veces me duele el cuerpo, los brazos… Ir a la playa o a otro lugar no vamos, porque estamos hablando (que está) todo carísimo; no nos sobra dinero para andar en paseos”, señaló la mujer cuidadora de hogar.