La demolición de las baldosas del Palacio Nacional, en el marco de un proceso de renovación del centro histórico de San Salvador, es la más reciente muestra de rechazo al patrimonio cultural e histórico del país por parte de la administración de Nayib Bukele, lo que a criterio de algunos especialistas evidencia la narrativa de reescribir la historia a su manera.
Los trabajos de remodelación del Palacio Nacional, que tiene un emblema de la Unesco de patrimonio cultural, tomaron relevancia luego de conocerse que se retiraron las centenarias baldosas hidráulicas y luego que fueron tiradas en el río Las Cañas. Lo que fue ampliamente criticado por tratarse de un patrimonio cultural del país.
El historiador Héctor Lindo hace una comparación de la negación de la historia con la enfermedad del Alzheimer. “Es tan dolorosa e incapacitante porque necesitamos la memoria para poder funcionar, saber quiénes somos, la dirección donde vivimos, el nombre de nuestros parientes cercanos, y que el fuego quema. Lo mismo ocurre con las naciones”, expresó.
El experto ve preocupante que se demerite el patrimonio histórico como parte de un esquema propagandístico.
“Negar la historia es proponer un Alzheimer social, borrar nuestra identidad colectiva, cortar los lazos que nos unen, acercarnos al fuego inocentemente sin saber que quema. Me preocupa mucho el desdén oficial al patrimonio físico creyendo que se puede alterar caprichosamente”,
Héctor Lindo, historiador
También analiza que el oficialismo pretende sustituir “el conocimiento de nuestra historia con un mundo de fantasía creado por propagandistas. No podemos construir el futuro sobre los cimientos de la ignorancia” enfatizó.
La destrucción de bienes que hacen alusión a momentos de la historia salvadoreña solo es parte de una narrativa que pretende establecer la idea que la historia inicia a partir de su aparición en la escena política.
“Esto forma parte de una narrativa que venimos escuchando incluso antes de que Bukele asumiera la presidencia, de refundar el país, una narrativa de refundación de la República; y por tanto, de desprecio, de menos precio, de descrédito, de ataques contra todo lo que vino antes de él. Hay que leer esto entre líneas, lo que está diciendo es la que República de funda, se refunda, a partir de su aparición en escena”, dijo el abogado José Marinero.
En momentos anteriores, Bukele ha expresado su rechazo a eventos que marcaron la historia reciente del país, como los Acuerdos de Paz.
Fue el 17 de diciembre de 2020, en su discurso en un evento en el cantón El Mozote, en Morazán, que Bukele manifestó su repudio a los Acuerdos de Paz. “La guerra fue una farsa, mataron 75,000 personas de los dos bandos, incluyendo los mil aquí del Mozote, fue una farsa, como los Acuerdos de Paz. ‘¡Ay, está mancillando los acuerdos de paz’. Sí, los mancillo porque fueron una farsa, una negociación entre dos cúpulas”, dijo en ese momento.
Y no solo ese evento fue blanco de críticas del presidente, casi un año después, en la conmemoración del bicentenario de la Independencia, Bukele habló que ahora se tiene “independencia real”.
“Nuestro país no logró la independencia hace 200 años, pero sí dimos un primer paso con la firma del acta de la independencia”, y agregó que el país estaba en un proceso de “búsqueda de independencia real”, dijo en el evento con mayor presencia de militares.
Marinero destaca que se trata de un ataque simbólico contra todo lo que estuvo antes de su llegada al poder. “Es una refundación que está planteando simbólica, moral de la República, obviamente lo que está haciendo es el vaciamiento de los valores salvadoreños y los está reemplezando por los valores del bukelismo”.
Considera que se trata de valores valores de un un gobierno “que trabaja de espaldas a la ciudadanía, que no rinde cuentas”, valores antidemocráticos.
El 3 de enero de 2024, Bukele publicó imágenes del desmontaje del monumento a la Reconciliación, el cual fue inaugurado con motivo del 25 aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz.
“La mentira contra los Acuerdo de Paz, contra la Constitución, contra las víctimas del conflicto armado. Todo lo que vino antes de él no sirve y esa es la lógica que le permite atacar a todo lo que estuvo antes”,
José Marinero, abogado
“El supuesto “monumento a la reconciliación”, inaugurado por el gobierno del FMLN en 2017; que no solo era estéticamente horrible, sino que glorificaba el pacto entre los asesinos de nuestro pueblo, para repartirse el pastel; ha sido demolido”, señaló Bukele en redes sociales. En su lugar, el Ministerio de Obras Públicas (MOPT) construyó otra plaza pública.
“Con la evidencia que hemos visto en los últimos cinco años, ese reemplazo lo está haciendo de cosas que giran alrededor de su decisión, de su capricho y del grupo de poder que lo acompaña. Es una refundación de una democracia imperfecta por una dictadura perfecta que gira alrededor de él”, acotó Marinero.
Irrespeto a normas
En octubre de 2021 comenzó el proyecto de la cooperación china de construcción de la Biblioteca Nacional de El Salvador (BINAES), que implicó la demolición del antiguo edificio que fue inaugurado en 1962 y el cual contaba con el emblema azul de la Unesco de tratarse de patrimonio cultural.
El 14 de noviembre, ya inscrito como candidato a la reelección presidencial a pesar de la prohibición constitucional, Bukele inauguró las nuevas instalaciones de la BINAES.
“Es propio de un manual de regímenes autoritarios instalarse y consolidarse destruyendo las bases democráticas que les permitieron llegar al poder. Las reglas democráticas y los derechos humanos no son principios antojadizos, son resultado de siglos de luchas sociales e intentos de la humanidad de garantizar un marco normativo internacional capaz de prevenir e impedir que horrores del pasado no se repitan”, dijo Celia Medrano, investigadora y experta en derechos humanos.
Añadió que un régimen autoritario intenta destruir la historia y “bajo lenguaje grandilocuente”, como la frase "refundar el país", solo busca consolidarse permanentemente en el poder.
“Quienes conocen la historia pueden identificar estos indicios y saben las terribles consecuencias de no actuar frente a quienes buscan el poder total y engañan permanentemente para obtenerlo. Por eso el régimen quiere destruir la historia, porque le estorba”,
Celia Medrano, experta en derechos humanos
En marzo de 2022, organizaciones de derechos humanos denunciaron que la Dirección de Obras Municipales (DOM) inició trabajos de remodelación de la plaza central del caserío El Mozote, donde ocurrió la masacre de 1981, de una forma inconsulta con las víctimas, lo que significó una violación a la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso de El Mozote y lugares aledaños.
“Para los que son incapaces de construir y se enferman de poder les satisface destruir. Al contar con poder total, sin contrapesos ni controles, el régimen busca consolidarse mediante demostraciones de fuerza, imponiéndose, demostrando que solo los suyos pueden violar leyes y destruir patrimonio histórico y el patrimonio natural del país. De fondo, solo hay ambición, monumentos de cemento, luces, engaño que esconden el sometimiento del país a otras potencias e intereses”, afirmó Medrano.
Fenómeno de culto
“Creo que la visión redentora de su misión política, y en el marco de un fenómeno de culto, lo que pretende es re-escribir la historia a partir de él. Esto no es nuevo muchos políticos de corte paternalista y autoritario lo han hecho así, Mussolini, Ghadafi, Somoza, Trujillo, Hitler, Franco, Duvalier, Fidel, etcétera”, expresó el académico, Óscar Picardo, director del Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación (ICTI) de la Universidad Francisco Gavidia (UFG).
"Generalmente, los presidentes autoritarios están convencidos de que tener una misión histórica y también de ser los únicos en poder cumplirla. Pura dopamina aplicada a las ideas políticas”,
Óscar Picardo, director ICTI-UFG
Y es que el “fenómeno de culto” aparece en los resultados de encuestas de “Humor social y político” realizadas por la Universidad Francisco Gavidia, sobre la centralización de la figura de Bukele.
“Con esto lo que se busca es validar y justificar la misión política, los cambios etcétera. Además se creen imprescindibles, que nadie más, que solo ellos pueden generar los cambios y transformaciones. Y creo que también se genera un entorno de personas y teatral o escenográfico centrado en su persona, y esto es el eje del fenómeno de culto. La dimensión simbólica”, comentó.