Manifestaciones y acampamientos en favor de Palestina y en contra de Israel están sacudiendo muchas universidades en todo Estados Unidos, al punto que las usuales ceremonias de graduación han tenido que suspenderse y algunos de los oradores cancelarse.
La policía se ha visto obligada a entrar en los campus entre desórdenes, en los que participan individuos ajenos a las instituciones educativas. Incluso al presidente Biden algunos estudiantes le hicieron desplantes en Morehouse College, universidad de Atlanta, Georgia.
La violencia tiene detonantes diversos en Estados Unidos y otras partes del mundo.
Actualmente, tanto en Nueva York como en otras grandes ciudades, hombres y mujeres son golpeados en el rostro o cuerpo sin motivo alguno, como sucedió a un apreciado actor de cine que por los golpes tuvo que ser atendido en una clínica.
La violencia del momento recuerda el incidente cuando un afroamericano, que perpetraba pequeñas estafas con billetes falsos, fue ahogado por un policía que por el hecho fue condenado a casi treinta años de cárcel.
A esto se agregan los asaltos a almacenes y tiendas de lujo por bandas que de pronto se presentan al lugar y meten lo que pueden en grandes bolsas, los que no siempre puede controlar la policía, aunque muchos comercios han comenzado a asegurar con barrotes las vitrinas y controlar a quienes entran.
Tal clase de asaltos, hasta donde sabemos, no se ha dado en países europeos, pero carteristas y asaltantes a transeúntes son una plaga del momento, por lo que se aconseja a quienes visitan ciudades como Nápoles, París y Santiago de Chile, ser muy precavidos y no llevar consigo objetos de valor y mucho menos relojes de marca.
En Madrid el mayor asalto es perpetrado por una caja de cambio de moneda dentro del recinto de aduanas, que paga tasas ridículas de cambio de dólares por pesetas.
El consejo a quienes visitan Nápoles es portar relojes muy baratos y tener mucho cuidado con los teléfonos; aquí en nuestro país tanto la policía como los mareros se embolsan teléfonos; en Los Ángeles, afroamericanos se meten en buses a robar teléfonos y hacer sus necesidades, pero no hay muchas denuncias por aquello del “racismo”...
Videos de esos horrores se exhiben en redes.
Aún es prematuro decir que el mundo está patas arriba, pero aflige mucho
En “los viejos tiempos” —y muchos lo vivimos— en Nueva York los apartamentos se dejaban sin llave para que el lechero entrara, dejara las botellas con el producto y se llevara las vacías, en igual manera como los periódicos se dejaban apilados en una esquina, la gente tomaba su ejemplar y dejaba el dinero; si alguien no tenía vuelto, ponía un billete y se llevaba el cambio...
En aquel entonces un ministro federal fue forzado a renunciar por haber aceptado una refrigeradora, lo que contrasta con lo que sucede hoy en día cuando se señala al magistrado de la Corte Suprema, Clarence Thomas, de aceptar importes financieros, viajes, etcétera, lo que, sin embargo, no lo ha hecho renunciar, “cara dura”, a diferencia del senador Bob Menéndez, a quien le encontraron barras de oro y otros objetos valiosos que con su salario era imposible que adquiriera...
Pese a tales desórdenes a raíz de la guerra del Medio Oriente, desatados tras la caída de Irán en manos del islamismo extremo en 1979, todavía es prematuro concluir que “el mundo está patas arriba”, pero no deja de causar horror.