Frente al parque Zurita se encuentra uno de los lugares más emblemáticos y antiguos del centro de San Salvador. Es la casa club Bobby Kings. Un antiguo billar que guarda los recuerdos de la época de oro de la lucha libre en El Salvador; sus leyendas pintadas en las paredes y expuestas en grandes fotografías son testigos del día a día del lugar que alberga adultos mayores compartiendo alguna mesa de juegos, una buena platica y una taza de café.
Al ingresar, el espacio traslada a la época en la que la lucha libre vivía su apogeo, según el propietario y una leyenda de la lucha libre, Roberto Reyes Recinos (Bobby Kings). No existe un registro exacto de la antigüedad del lugar, la casa data de más de 100 años, y como negocio probablemente inició entre 1935 y 1940, pero él es propietario del lugar desde 1971.
Para Recinos, la mejor etapa estaba determinada porque al inicio no existía la tecnología como se conoce en la actualidad y los juegos de mesa eran de mucho interés para los jóvenes de la en la época.
Son aproximadamente las 12 del medio día y al lugar llegan de a poco adultos con motivación de conversar o de jugar una mesa, Al fondo se prepara comida casera, cada persona en el lugar lleva consigo una taza de café mientras ríen, bromean y juegan.
El lugar cuenta con la particularidad de ser hogar de unos 30 gatos. Marielos Reyes es la hija de Roberto Reyes, llega apurada, sirve platos de comida, saluda y llama a cada felino por su nombre; también maneja al "dedillo" las fechas de vacunas y esterilizaciones de cada uno. Según ella, el lugar ha experimentado muchas transformaciones, se le iluminan los ojos al mencionar una serie de ideas que "vienen en camino". Las actividades culturales y de protección animal son sus principales proyectos.
Al preguntarle sobre los últimos acontecimientos en torno a los negocios del centro de San Salvador, Marielos comenta que viven constantemente mucha incertidumbre, pero eso ha hecho que se realicen actividades de transformación, según ella, en torno al aporte a la comunidad.
"Nos quisieron cerrar por segunda vez, pero hay una contradicción porque la misma ordenanza aprobada no puede aplicarse a negocios previamente establecidos", agrega Marielos.
Un día encontraron las puertas del lugar clausurado con una cinta amarilla en forma de X. La municipalidad de San Salvador limitaba el uso del establecimiento para fines comerciales y hacía referencia a la Ordenanza para la Convivencia Ciudadana alegando la falta de permisos para su funcionamiento, después de más de 90 años de funcionamiento.
En una resolución de Calificación de Lugar, emitido precisamente por la Oficina de Planificación del Área Metropolitana de San Salvador (OPAMSS), con fecha del 5 de marzo del 2024, menciona que "el lugar es un proyecto de larga trayectoria e historia cultural, que promueve particularmente una sana convivencia de personas adultas mayores, instalando además mesas de ajedrez y dominó y no se venden bebidas alcohólicas", señala el documento. También la OPAMSS reconoce el aporte actual a las actividades culturales en el centro de la capital, como exposiciones de pintura y fotografía.
Luego, la misma resolución establece una serie de considerandos en los que se demuestra que no puede aplicarse la ordenanza actual, ya que se tiene documentación que comprueba por la municipalidad que el negocio funcionaba desde antes de 1965, además de no tener ningún tipo de denuncia en sus archivos.