Invertir es tanto un arte como una ciencia: crear buena suerte a base de información de calidad. De eso trató el seminario “¿Por qué invertir?”, facilitado por AFP CONFIA, de manera gratuita, para sus afiliados, y realizado por medio de una alianza con INCAE Business School. En este evento se hizo énfasis en que no es necesario contar con millones de dólares para entrar a este mundo. Todo el mundo puede convertirse en un inversionista.
“Tomamos decisiones con base en la información y contamos con herramientas, marcos conceptuales y modelos para cuantificar, para hacer pronósticos y medir el riesgo”, dice el experto costarricense Arnoldo Camacho, encargado de brindar el contenido. “Pero hay una parte cualitativa que es la más importante, que está en la capacidad de entender el entorno y de anticipar. El éxito está, sobre todo, en esto último”, añade.
Para que alguien se convierta en un inversionista, hace falta tener estas nociones. La primera de ellas, saber dónde ubicar la información necesaria para tomar una decisión.
El experto dio, como ejemplo, algunas páginas web de acceso gratuito, como Market Watch. Allí se puede ver la información relacionada con El Salvador y sus diferentes mercados.
“Debemos entender que, en este mundo actual, no estamos a la deriva. Tenemos información a nuestra disposición… aunque el entorno parezca adverso, siempre uno puede encontrar una forma de encontrar el resultado superior”, comenta Camacho.
La base de todo, por tanto, es estar bien informado y conocer el concepto de riesgo, que no es más que la probabilidad de que un evento ocurra. En este caso, que un activo pierda o gane valor.
Esto ayuda a romper un paradigma, pues cuando se trata de hacer crecer el dinero, no todo se trata de rentabilidad. El juego real es saber, en suma, cuánta rentabilidad generará la toma de este riesgo. En esto tiene que ver la configuración de un perfil propio como inversionista.
“La regla básica de las finanzas es que entre más riesgo, más rendimiento debería esperar… por eso mismo, recomendamos que quien quiera invertir se apoye en la ayuda de los profesionales”, dice el experto de INCAE Business School.
Condiciones para la inversión
Para que alguien pueda invertir, obviamente, debe contar con un excedente de ingresos. Pero esta suma no debe ser, necesariamente, alta. Lo importante es tomar una decisión: que ese dinero que se logró acumular, con los años, esfuerzo y disciplina, no esté quieto en una cuenta de banco. Debe fluir, diversificarse. Esto es lo que tiene que ver con el individuo.
Lo otro es el entorno. Se debe contar con buenas perspectivas económicas, un clima de inversión que favorezca el desarrollo de los negocios. También que esté bajo control la parte del riesgo país, que se tenga acceso al mercado de valores, el desarrollo de instrumentos y buenos indicadores financieros.
“El tema de democratizar las inversiones, de tener acceso con poca inversión a opciones diferentes, es algo de mucho valor”, comentó Eva Portillo, una de las asistentes.
Estos instrumentos son los fondos de inversión, donde profesionales del medio introducen varios tipos de activos. Allí, una persona no debe ser, por ejemplo, dueño de una acción, sino solo de una parte, pues se hace una especie de economía de escala con otros inversionistas en pequeño.
El mercado financiero es complejo, pero hay que entender que los activos se puede clasificar según varios criterios. Por ejemplo, si su rentabilidad es fija o variable, su plazo de vencimiento o si es acreedor o propietario del activo.
Para Camacho, cuánto riesgo se toma en las inversiones tiene que ver con el ADN de cada quien. Pero para alguien que inicia, recomienda tomar uno bajo, con el objetivo de iniciar un proceso de aprendizaje. Ya cuando se tiene algo de camino recorrido, es posible abrir las alas.
“Esto es un camino gradual, de aprendizaje… graduarse equivale a estar en la capacidad de tomar más riesgo”, dice Camacho, quien invita a diferenciar entre los conceptos de fondos de pensión e inversión, que, sin embargo, pueden tener un mismo objetivo: darle a alguien la posibilidad de tener una vejez y un retiro tranquilos, ese momento “cuando el destino nos dé alcance”.