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Rafael Alberti y el salvadoreño Ricardo Trigueros de León

El poeta español Rafael Alberti Merello (1902-1999) mantuvo amistad con varios intelectuales salvadoreños como Ricardo Trigueros de León y Toño Salazar. Los unió su vocación antifascista, contraria a las dictaduras militaristas europeas e iberoamericanas.

Por Carlos Cañas Dinarte | Abr 27, 2024- 05:56

Foto de Rafael Alberti, como figura en Perfil en el aire (1955), de Trigueros de León y retrato de este último realizado por el artista plástico salvadoreño Camilo Minero (1917-2005).

Mientras en Madrid caen las bombas desde las entrañas metálicas de los aviones del fascismo de Mussolini y del nacionalsocialismo hitleriano, en San Salvador un joven poeta usa su escritorio en un rotativo para escribir una imagen bastante panfletaria:

Sobre los cielos negros de España se oye el ruido de los motores. Son las máquinas infernales, los demonios del cielo que vienen a escupir muerte y llanto sobre España.

De Berlín y de Roma vienen los demonios y los cielos de Toledo, ue pintara el Greco, cierran sus puertas; y los de Madrid tienen dormidas ventanas. ¡Pero abajo, está el poeta!

Rafael, ¡arriba que te esperan los ángeles!

Y Rafael, Rafaelarcángel, fue a pelear con los demonios. ¡Cómo truenan los cielos de Madrid! ¡Arriba anda el poeta!

Pero el poeta gaditano Rafael Alberti Merello (1902-1999) no era Miguel Hernández y no fue combatiente activo para la defensa de la Segunda República. Aunque fue inscrito como soldado raso en la fuerza aérea republicana, su labor efectiva fue disparar palabras impresas desde la propaganda contra el fascismo y desde su cargo como secretario de la Alianza de Intelectuales Antifascistas. En aquella Madrid sitiada por los fascistas, los anarquistas y diversas facciones más, quien sí se jugó el pellejo durante tres años para mantener a salvo a 200 refugiados en la Legación de El Salvador fue el salvadoreño Rodolfo Barón Castro, estudiante universitario de Derecho y futuro ensayista, historiador y diplomático en la UNESCO y la OEI.

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Esos datos no los sabía el autor de aquella imagen de Alberti, el ahuachapaneco Ricardo Trigueros de León (1917-1965), quien la publicó en su poemario en prosa Labrando en madera: cabeza, poesía y muerte (San Salvador, Imprenta Funes, 1947). En este libro, “el secreto de Trigueros es que logra descubrir en los autores que le preocupan, aquella porción precisa que va a caber justamente en su propia alma. Sean ellos tan diversos como Unamuno y Juan Ramón Jiménez, o León Felipe y Guzmán Cruchaga, el autor consigue afinarlos en una llave que es la de su propia sensibilidad poética y obtener de ellos la melodía que él domina y que inevitablemente dejará una huella perdurable en el lector”, a juicio del académico chileno Fernando Alegría (1918-2005, profesor de la Universidad de California, quien contrajo matrimonio en San Salvador y formó familia en el país), en su reseña publicada por el intelectual costarricense Joaquín García Monge en Repertorio americano. Cuadernos de cultura hispánica (San José, tomo XLIII, no. 4, año XXVII, no. 1031, sábado 16 de agosto de 1947, p. 63).

Para el tiempo de aquella redacción en prosa, Trigueros de León dirigía la sección literaria de la revista capitalina Ahora (agosto de 1937-diciembre de 1951) y era militante silencioso de la Asociación de Escritores Antifascistas de El Salvador, una de las organizaciones sociales contrarias a la extensa y férrea dictadura del brigadier Maximiliano Hernández Martínez y cuyo nacimiento se produjo bajo la égida intelectual de Alberti, Neruda, Lorca y el resto de intelectos iberoamericanos contrarios a los fascismos europeo e hispanoamericano.

En este poemario, Alberti publicó uno de sus textos cedido antes a Trigueros de León.

En abril de 1948, Alberti, su esposa María Teresa León (1903-1988) y Trigueros de León sostuvieron una entrevista en su casa de exiliados republicanos en Buenos Aires (Argentina), donde residían desde hacía ocho años y donde hacía seis que había nacido su hija Aitana. El salvadoreño regresaba de concluir sus estudios de Derecho en la Universidad Central de aquella Madrid que era el centro de la dictadura encabezada por el generalísimo Francisco Franco Bahamonde. En aquel encuentro -reseñado en su libro Perfil en el aire (San Salvador, Departamento Editorial-Ministerio de Cultura, 1955, pp. 48-58, volumen ilustrado por José Moreno Villa, 1887-1955)- estuvieron ausentes el caricaturista Toño Salazar y su esposa Carmen, exiliados en Uruguay por el gobierno argentino desde el 24 de mayo de 1945, debido a las caricaturas satíricas publicadas en el periódico bonaerense El antinazi. Casi seis décadas después, esas críticas con trazos fueron compiladas en un libro de formato álbum, en una pequeña edición personal realizada en la capital argentina por el caficultor, empresario y diplomático salvadoreño Alfonso Quiñónez Meza (1929-2014).

En esa entrevista, Trigueros de León escuchó que Alberti había leído los Cuentos de barro (San Salvador, La Montaña, 1934) de Salarrué y que le habían parecido “muy buenos”. Es casi seguro que fuera entonces cuando el escritor andaluz le entregara su libro Imagen primera de… (Buenos Aires, Losada, 1944, 175 pp.), del que procede su prosa evocativa Imagen de Federico García Lorca, que el intelectual salvadoreño publicaría en la sección Filosofía, Arte y Letras que dirigió entre 1946 y 1956 en El Diario de Hoy (San Salvador, año XVII, no. 7162, domingo 10 de agosto de 1952, pp. 10 y 15).

Por carta, Alberti le remitió al salvadoreño su Esquema para un retrato de Toño Salazar, que Trigueros de León incluyó en la sección Toma esta llave de la Revista de la Biblioteca Nacional (San Salvador, época IV, volumen II, mayo-agosto de 1948, pp. 49-51). Al final de ese texto, fue incluida la breve misiva remitida por el escritor gaditano. Llama la atención que lo denomina “amigo” y que, como parte de su dirección personal, escribe la fórmula de cortesía S. C. (Su casa), pero obvia el nombre completo de su dirección (avenida General Las Heras 3783) dentro de la comunidad autónoma bonaerense, para así evitar escribir el rango militar del homenajeado en esa vía. El original de ese poema, escrito a máquina, se conserva en el archivo personal de Toño Salazar (colonia Utila, Santa Tecla, El Salvador). Fue reproducido por el escritor y editor Miguel Huezo Mixco para su catálogo de la exposición de caricaturas del salvadoreño, aparecido bajo el título Disparates (San Salvador, Museo de Arte de El Salvador-Telefónica, 2005, 181 pp.).

Apenas unos meses más tarde, Trigueros de León difundió otro poema de Alberti entre el público salvadoreño, Retorno de un museo deshabitado (sección Toma esta llave, Revista de la Biblioteca Nacional, San Salvador, época IV, volumen IV, enero-abril de 1949, pp. 46-48). Ese texto poético sería recogido después en el libro Retornos de lo vivo lejano 1948-1952 (Buenos Aires, Losada, 1952, 166 pp.) y en su actualización ampliada de 1956.

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En 1950, Alberti le remitió por vía postal un avance de su próximo poemario Buenos Aires en tinta china (Buenos Aires, Losada, 1951, 177 pp.), que se encontraba en fase de diseño e impresión, con un prólogo de Jorge Luis Borges y más de un centenar de ilustraciones realizadas por el exiliado italiano, artista plástico y diseñador gráfico Attilio Rossi (1909-1994), reconocido en el mundo editorial iberoamericano por ser el creador del Capricornio que figura en todos los tomos de la Colección Austral, del sello Espasa Calpe. Trigueros de León publicó avances de ese poemario en números de la Revista de la Biblioteca Nacional y Ars, revista institucional de la Dirección General de Bellas Artes (octubre de 1951-diciembre de 1958).

Parte de un poema de Alberti publicado por la Revista de la Biblioteca Nacional, San Salvador.

Adonde fuera, Trigueros de León llevó consigo las palabras inéditas o publicadas de los Alberti-León. Prueba de ello es que, entre 1949 y 1957, él y la escritora Juanita Soriano condujeron las ediciones de la revista Hoja, publicadas por la Asociación de la Amigos de la Casa de la Cultura de San Salvador, institución cultural pionera fundada en la capital salvadoreña en 1948. En esos folios, el salvadoreño tuvo ocasión de difundir nuevos escritos de aquella pareja de intelectuales españoles que había buscado ingresar a El Salvador en octubre de 1935, por vía aérea comercial, para representar al Socorro Rojo Internacional (SRI) y ofrecer recitales y conferencias ante el cuerpo académico y estudiantil de la Universidad de El Salvador. Las autoridades de la dictadura martinista se los impidió y, tras retenerlos por casi 36 horas en el cuartel del aeropuerto de Ilopango, los envió en avión hacia Nicaragua.

Mientras fungió como subdirector de la Dirección General de Bellas Artes de El Salvador y director de la primera época de su revista institucional Ars, Trigueros de León abrió las páginas de ese medio para presentar otros textos literarios tanto de Alberti como de María Teresa, en especial en marzo de 1952. Esa publicación alcanzó a imprimir nueve números secuenciales, que en la actualidad son raros patrimonios de archivos, bibliotecas y coleccionistas privados en diversos países.

Otros materiales de los Alberti-León vieron la luz también en tras revistas conducidas por la mente siempre activa de ese formidable editor que fue Trigueros de León. Valiosos materiales de ellos y de otros intelectuales del mundo quedaron reunidos en los ejemplares del boletín mensual institucional Guión literario, publicado desde enero de 1956 y por más de una década y 111 ejemplares por el Departamento Editorial del Ministerio de Cultura / Educación, después Dirección General de Publicaciones y actual Dirección de Publicaciones e Impresos del Ministerio de Cultura. Otro espacio editorial que dio cabida a textos de ambos escritores españoles fue la revista Semana (San Salvador), que publicó 84 números entre el 11 de diciembre de 1957 y el 22 de junio de 1959. Entre otro de sus activos colaboradores estaba Ricardo Trigueros de León.

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En 1963, los Alberti-León dejaron su casa en Buenos Aires y se trasladaron a Italia. Regresarían a España en 1977. En el intermedio, perdieron contacto con Trigueros de León. Aquejado por un cáncer terminal de riñón que le fue diagnosticado en una clínica estadounidense en marzo de 1965, falleció en la ciudad de San Salvador el 20 de mayo de ese mismo año.

Prosa de Alberti, publicada por Trigueros de León en la sección literaria de El Diario de Hoy, 1952.

En los libros III y IV de la segunda parte de sus memorias La arboleda perdida, Rafael Alberti recordaría su frustrado viaje a El Salvador en 1935 y que solía reunirse con Toño Salazar en el café parisino L’Escurial. Para Trigueros de León no hubo ni una sola palabra de evocación.

Gracias a sus vínculos literarios y amistosos con la escritora centroamericana Claribel Alegría, residente en la isla española de Palma de Mallorca, poemas dedicados a El Salvador y su lucha armada interna de las décadas de 1970 y 1980 fueron publicados por los Alberti-León en los volúmenes antológicos Homenaje a El Salvador (Madrid, Visor, 1981, 153 pp.) y El Salvador en armas (La Habana, Casa de las Américas, 1984, 193 pp.). Este rol político de diversos intelectuales iberoamericanos a favor de los movimientos insurgentes centroamericanos merece un estudio aparte, que trasciende el espacio de estos apuntes.

El autor agradece el enorme apoyo documental brindado por el periodista Pedro Lemus Guardado, el Departamento de Archivo/EDH y el personal de la Biblioteca Pública Chapultepec, San Salvador.

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