Te conozco, Bertha María, no sólo como abogada, sino como madre. Desde que tuviste que salir de El Salvador, te vi construir tu nueva vida alrededor de tu hija. El bienestar de ella es tu prioridad, muy encima de tus propios intereses como mujer y profesional. Has logrado conciliar todos estos intereses, pero la prioridad es clara: tu hija. Lo he observado en tus decisiones grandes y también en lo cotidiano.
Ahora fuiste condenada a dos años de prisión por maltrato infantil. ¿Cómo pudieron hacer esto a una mujer de este porte? ¿Cómo se atreve a acusarte de maltrato infantil tu ex esposo, luego de que mandó al hijo, que en la separación se quedó con él, tres veces a México para poder pasar tiempo con su madre? Y cuando tú nunca le has negado el contacto con la hija común.
El juicio y la condena contra vos la mantienen bajo estricta reserva, porque saben que tanto los fiscales como los jueces involucrados quedarían muy mal parados con esta absurda persecución. Si no hubiera candado, todo el mundo vería la manera malvada y corrupta que actuaron. No puede haber duda: actuaron para consentir al presidente de la República. Ya sabemos de otros casos que Nayib Bukele no perdona jamás que alguien cercano a él se vuelque en su contra. Esto fue el pecado tuyo: valientemente te convertiste en crítica del presidente, en el momento que te diste cuenta de sus intenciones autoritarias. Esto te valió el exilio, la condena y otras acusaciones absurdas, como una por difamación – del difamador notorio Walter Araujo.
Pero los malos de esta película no sólo son Nayib Bukele, el Fiscal General, sus ejecutores y los jueces sin columna vertebral. Un villano principal -y hasta ahora anónimo- es el padre de tus hijos, quien en su insaciable sed de venganza busca destruir a su ex esposa. No lo va a lograr, sos demasiado fuerte. Obviamente todo lo que hizo el padre va a costa de los dos hijos. Si alguien ha cometido maltrato infantil, es este padre, que obligó a su hijo adolescente a testificar contra su madre. Una crueldad imperdonable. Se llama Roberto Carlos Navas y merece ser conocido públicamente como lo que es. En esta historia hay dos hombres que odian a las mujeres independientes y fuertes...
En algún futuro vas a poder reconstruir la relación con tu hijo, envenenada por el padre, y ayudarle a convertirse en un hombre muy diferente a su padre, en un hombre capaz de amar a mujeres, no tratar de subyugarlas.
Saludos, tu amigo Paolo Lüers