Dentro del llamado “Espacio-Tiempo” nos encontramos -dentro del existencial concepto trascendental- en un eterno y único “ser y estar”: “Cuándo” es “hoy”; “dónde” es “aquí”. Por tanto, la vida es ahora y en este lugar. Aunque del llamado presente surja un buen futuro como un buen pasado. Días sin vivir… ¡Vidas sin vivir! Gente sin partir, gente sin llegar. Cimas sin subir, cimas sin alcanzar. ¡Cimas nada más! Fuegos sin arder. Luz sin alumbrar. Sólo oscuridad. Sueños sin vivir. ¡Triste despertar! Vive hoy. Mañana puede ser muy tarde y ayer imposible, nos lo dice la vida. No vivas de promesas que no se habrán de cumplir. El “hoy” es la promesa que tienes que saldar al tiempo y al destino. Sueño feliz que nunca despertó se convirtió en vigilia, en desvelo de amor. (El amor es un instante que se torna eterno en el espacio intemporal). De hecho, sólo el hoy nos pertenece -dice el Hado del destino. Igual todas las cosas que hayas alcanzado, amar y realizar. Sólo hoy se hace camino. Sólo hoy vive la vida. Ahora brilla el sol. Mañana es la promesa que acaso llegará. Ayer, el sueño de un dulce amanecer que ya pasó. “Si haces planes para un año, siembra arroz. Si los haces para una década, planta árboles. Si lo haces para toda la vida, siembra amor” -nos dice un hermoso proverbio chino. Por tanto, plantador de eras y de instantes: ¡Haz ahora la siembra divina de amar! <“El Resucitador de Pájaros y Sombras” C. Balaguer-Amazon>
Vive hoy, mañana puede ser tarde y ayer imposible
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