“Ven, que los hombres volverán a ser hermanos” (Ludwig van Beethoven). El Humanismo profesa la dignidad humana, su autonomía, libertad y su evolución histórica y social. Todo hacia un mundo mejor, más justo y -precisamente- más humano. El padre del Humanismo -como escuela filosófica renacentista- fue Francisco Petrarca (1304-1374). Como toda grandiosa utopía, fue olvidada con los siglos por los distintos imperios de la historia. Conquista, colonialismo, esclavismo, industria caníbal de la guerra, destrucción del paraíso natural que nos fue dado… fueron -entre otros- frutos de ese trágico olvido. El Humanismo como doctrina, sobrevivió nada más en estudiosos y cultores de la misma. En el nuevo siglo conformaría el principio universal para salvar al mundo de sus guerras geopolíticas en su ciego instinto de conquista, suicidio, genocidio y destrucción de la naturaleza (de la cual somos parte esencial). Pseudo “democracias” son en el fondo, “teorías-testaferro” del poder y la confrontación humana. Mismas que ahora ponen en riesgo no sólo la paz, el progreso, la libertad, la fraternidad… sino la propia salvación de nuestra especie y las distintas civilizaciones. En cuenta, la del mismo planeta y su biosfera (capa de vida vegetal y animal). El Humanismo Universal, en cambio, anuncia la creación de un nuevo mundo de paz y un futuro de luz al “Hombre de los Últimos días.”
El humanismo universal salvará al divino y anhelado mundo de la paz
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