Efectivamente –y como dijo el santo padre Francisco el Domingo de Resurrección, desde la Basílica de San Pedro, en El Vaticano- la paz solamente se logra tendiéndole la mano amiga a los demás y abriéndoles el corazón, de amor, de justicia, de caridad, de bondad y misericordia.
Paz significa tranquilidad, justicia, hermandad, solidaridad, empatía, logro, concordancia, acuerdo, participación, alegría, felicidad y demás virtudes que enriquecen el espíritu y engalanan el alma, haciéndonos sentir satisfechos y contentos.
La paz se logra con el buen trato, con la comprensión, con darle de comer al que tiene hambre y sed; la paz se obtiene practicando valores éticos, cívicos y morales, transformando a los seres humanos en personas útiles a sí mismas, a su familia, a la sociedad y a la nación en general.
La paz existe en una familia graníticamente unida, en amar a los hijos, a los cónyuges, a los nietos, a los abuelos.
Veamos ahora lo que famosos pensadores o poetas escribieron acerca de la paz, que es amor:
En su extenso poema “Te diré lo que es amor” -que ocupa la página de un libro- Santa Teresa de Jesús dijo: “ “Cuando el amor está obrando/lo que tiene obligación:/si flaquea, si se cansa,/si desmaya…/no es amor”.
Rubén Darío: “Cuando el hombre ama de veras, su pasión lo penetra todo y es capaz de traspasar la tierra”.
Víctor Hugo: “El amor semeja un árbol: se inclina por su propio peso , arraiga profundamente en todo nuestro ser y a veces sigue verdeciendo en las ruinas de nuestro corazón”.
Simón Bolívar”: “Mi único amor siempre ha sido el de la patria: mi única ambición, su libertad”.
Virgilio: “El amor triunfa en todo”.
Unamuno: “El amor nace con nosotros cuando nacemos”.
La paz verdadera
Para que la paz prospere, hay que darles sentido a las vidas de los ciudadanos (David Escobar Galindo).
En efecto, debemos darle sentido a la vida de los ciudadanos, a efecto de que haya paz en la familia, en la comunidad, en el país en general, y así vivir tranquilos, respirando aires de armonía, de confraternidad entre los unos y los otros.
“Desde que se firmaron los Acuerdos de Paz –dice el doctor David Escobar Galindo- allá el 16 de enero de 1992- los salvadoreños hemos venido siendo testigos y actores de un nuevo proceso histórico nacional, haciendo factible el creciente reconocimiento de lo que falta por hacer para que dicho avance se convierta en una dinámica realmente fortalecedora de nuestra identidad en el tiempo. Y lo que brota en primer lugar es el concepto de paz”.
Paz no es más que tranquilidad, armonía, aliento, atención, reverencia, dinamismo, alegría, satisfacción, entusiasmo, ventura, quietud, calma, concordia, unión, reposo, reconciliación, alianza, pacto, pacifismo, tregua y todo lo demás que engrandece el alma y enriquece el espíritu.
Veamos ahora lo que nuestra bien recordada poetisa Irma Lanzas hace referencia a la paz en la Introducción de su libro “Absoluto Asombro. Poesía Mística para el Siglo XXI: “Esta caracola les trae los destellos de una historia de amor en forma de poemas, surgida de la vida cotidiana, donde todo pasa con la sencillez y la rapidez de un soplo; pero que ha sido vivida intensamente por alguien que la ha contemplado con absoluto asombro y con destellos de PAZ”.
Y como dice el doctor José Manuel Bonilla Alvarado, al referirse al bien recordado doctor César Augusto Calderón, quien fuera Rector de la Universidad “Alberto Masferrer”, en el Prólogo del libro “Palabras II”: “Y su legado como hombre de letras, jurisconsulto, educador, gestor cultural, un patriota, un humanista, un hombre de PAZ”.
Veamos ahora lo que grandes humanistas han dicho acerca de la paz:
Amado Nervo: “Hay algo tan necesario como el pan de cada día, y es la paz de cada día; la paz, sin la cual el pan es amargo”: “Danos, Señor, la paz de cada día”, deberíamos añadir al Padrenuestro”.
Miguel de Cervantes Saavedra: “Es la paz el verdadero fin de la guerra, porque el fruto de la guerra es la paz”.
Proudhom: “La paz obtenida con la punta de la espada no es más que una tregua”.
Locke: “La paz y la sociedad es el estado natural del hombre”.
George Whashington: “Estar preparados para la guerra es uno de los métodos más eficaces para preservar la paz”.
San Agustín: “Aborrece el Señor el pecado del hombre pecador, mas no la naturaleza que le dio”.
Estimados lectores: vivamos en paz, pues esa es la mejor forma de convivir los unos con los otros, en aras de nuestra propia salud mental y emocional. ¡Sí, señores!
Maestro, sicólogo, gramático.