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La Cuaresma es un llamado a la conversión

Cuaresma es un reto para el cristiano que quiere deshacerse de aquellos vínculos que lo tienen atado al mal y no le permiten conquistar la libertad interior. Hay que luchar día a día contra el mal, no somos perfectos.

Por Oscar Rodríguez Blanco
Sacerdote salesiano

Estamos en “tiempo de Cuaresma”, la meta es la “Pascua”. Quizá muchos se han preguntado por qué este año 2024 se ha adelantado la Semana Santa. No se trata de una casualidad o de un capricho de la iglesia. La pascua se celebraba en concordancia cronológica con la pascua hebrea hasta que, en el Concilio de Nicea del año 325, se separaron las fechas y se decidió que la pascua cristiana se celebrara el domingo siguiente a la primera “luna llena” del equinoccio de primavera. Esto hace que el inicio de la cuaresma tenga fechas distintas.

Para un cristiano no interesa la fecha, sino el espíritu de la cuaresma que llama a la conversión. Se inicia con el símbolo de la ceniza que es muy antiguo y popular. La ceniza recuerda la caducidad del ser humano que regresará a la tierra. Recibir este austero signo hace que el hombre se sienta más humilde y disponga su interior para escuchar el llamado de Dios al ayuno, la oración y la limosna como signos externos de conversión interna. No hay que confundir los variados signos cuaresmales con un verdadero cambio de mentalidad   Se invita a reconocer lo que va mal en nuestra vida para acercarnos a Dios con un corazón renovado.  Cuaresma invita a recorrer con Cristo su camino al calvario, y a celebrar después con él, la gloria de su resurrección.

El seguimiento de Cristo no es fácil, conlleva cargar la cruz de cada día, incluso en aquellos momentos que hacen pensar en una aparente ausencia de Dios. Es un camino exigente que incluye la negación de sí mismo para poder amar, perdonar y servir a los demás. Es algo que vale la pena. Todo acto de amor exige renuncia.  La cruz no es el destino final del ser humano, la meta es la pascua para poder vivir y conquistar la libertad de los hijos de Dios.

El Papa Francisco en su mensaje cuaresmal 2024 nos habla de la esclavitud que sufría Israel en Egipto, «Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud» (Ex 20,2). El antiguo pueblo de Dios en su caminar por el desierto ya podía saborear el don de la libertad, aunque en su caminar no podían olvidar la fuerza de la esclavitud a la que habían sido sometidos, y como dice el Papa, “es Dios quien ve, quien se conmueve y quien libera, no es Israel quien lo pide”. En este sentido es comprensible lo que leemos en éxodo: «Yo he visto la opresión de mi pueblo, que está en Egipto, y he oído los gritos de dolor, provocados por sus capataces. Sí, conozco muy bien sus sufrimientos. Por eso he bajado a librarlo del poder de los egipcios y a hacerlo subir, desde aquel país, a una tierra fértil y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel» (Ex 3,7-8).

Cuaresma es un reto para el cristiano que quiere deshacerse de aquellos vínculos que lo tienen atado al mal y no le permiten conquistar la libertad interior. Hay que luchar día a día contra el mal, no somos perfectos. “El hombre viejo tiene que dejar paso al hombre nuevo”. Una autocrítica sincera nos abre la esperanza de un futuro mejor, el triunfo del bien sobre el mal.

Sacerdote salesiano.

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Cristianismo Opinión

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