En octubre de 2021, cuando la sociedad salvadoreña comenzaba a retomar la normalidad tras el confinamiento, el artista visual Ronal Morán irrumpió en el Museo de Arte de El Salvador (Marte) con su serie "Por encima del jardín".
Con tal propuesta, el reconocido creador nacional demostró que "se puede hacer poesía de un objeto meramente industrial, frío, hostil, peligroso.
En febrero de 2024, el nombre del artista cuscatleco resuena entre la comunidad artística-cultural del país tras anunciarse en las redes sociales de LFBK -espacio de cowork para artistas salvadoreños del que Morán es fundador- que el compatriota se coló en la 60° Bienal de Venecia.
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"¡Logro extraordinario! Ronald Morán, nuestro director en La Fábrica, ha sido seleccionado para la 60ª Bienal de Venecia titulada «Extranjeros en todas partes»", se lee en el post.
Y es precisamente con su propuesta "Por encima del jardín" que el salvadoreño participará en esta bienal de arte internacional, a desarrollarse del 20 de abril al 20 de noviembre de este año.
Esta es la segunda vez que Morán representa al talento salvadoreño en esta reconocida bienal de arte europea. La primera vez lo hizo con su famosa instalación "La habitación infantil", que actualmente está en exhibición en el Marte.
Para el creador es una excelente noticia. "Serán 6 meses que dura la bienal y sí, increíble estar en un foro así de importante", afirmó vía Whatsapp.
"Por encima del jardín" es una propuesta que invita a las audiencias a contemplar el mundo que los rodea con otros ojos. Un proyecto de arte contemporáneo que surgió "de cero, en un estudio improvisado, durante los meses de confinamiento de 2020", según lo manifestado por Morán días antes de inaugurar la muestra en el museo.
Llega a Venecia con dos proyectos que se desprenden de dicha serie: el jardín y un mural hecho en papel de arroz y pintado con la técnica de dibujo oriental del Sumi-e.
"La técnica de la tinta japonesa —cuyo origen se ubica en China— invita a realizar una exploración del objeto a niveles altamente sensoriales, a través de la práctica de la meditación".
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Sus dos proyectos retoman el alambre razor como un símbolo. La forma espiral e hiriente que corona los muros del vecindario son un símbolo de violencia, del temor en el que la sociedad salvadoreña sobrevive, en un contexto en el que el miedo al otro reemplazó al respeto, explicó Morán en octubre de 2021 mientras instalaba su exposición en el museo.
La serie nació en tinta y papel, pero con el paso de los días se transformó en un jardín, que brotó con una enredadera y el razor se materializó en algo diferente. Una metáfora artística que dialogará con los amantes del arte en Venecia, Italia.