Solo las cuatro paredes y los cercos quedaron en muchas de las viviendas donde por más de una década vivieron las familias del caserío Condadillo, cantón Volcancillo del municipio de La Unión. Algunos de sus expropietarios, tras recibir la cancelación de sus inmuebles por parte del gobierno central, desmontaron los techos, las ventanas, puertas, portones y otros materiales que pudieron quitar.
Al menos doscientas familias de las comunidades colonia Flor de Mangle de la jurisdicción de Conchagua, y de Condadillo de La Unión, resultaron afectadas directamente porque en los que fueron sus terrenos, el gobierno central construirá el aeropuerto del Pacífico.
De acuerdo con lugareños, la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA) no ha pagado a la mayoría de afectados la compra venta de los lotes y viviendas. Los pocos que ya recibieron el pago son los que ya empezaron a desmantelar lo que fue su vivienda.
Hay preocupaciones, aseguran los afectados, porque no cuentan con los recursos económicos para buscar en arrendamiento o comprar un lote para construir una vivienda debido a que CEPA no les ha cancelado sus propiedades.
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Leuterio Henríquez dice que de todo lo que CEPA les ofreció a las familias desde el inicio, cuando llegaron a informarles del proyecto, fue que les darían una casa digna con todas las condiciones para cada una de las familias, pero eso no se cumplió.
“Nos dijeron que el que no tuviera casa y estaba posando que nos darían un solar pequeño o casa; aquí en Condadillo habemos muchos que solo estamos cuidando las casas y no tenemos a donde irnos a vivir; los del gobierno ya nos dijeron que no será posible”, lamenta Henríquez.
Leuterio se dedica a la elaboración de prendas de vestir; en 1986 inició con su pequeña sastrería, ubicada en la casa que ha cuidado por años, propiedad de un pariente. Su principal preocupación es que no tiene a donde ir a vivir y ni donde montar su pequeño taller para poder trabajar.
Ángel Guevara, de 78 años, y su esposa María Bonilla, de 66 años, son padres de 10 hijos y tienen más de quince años viviendo en El Condadillo. Ellos son originarios de un cantón en el municipio de Santa Rosa de Lima, pero por la guerra interna del país salieron huyendo de esa comunidad en busca de mejoras, vivieron en varios lugares hasta asentarse en El Condadillo y nunca se imaginaron que el Estado les obligaría a dejar sus propiedades por el ambicioso proyecto del aeropuerto.
“Lo que estamos esperando es que paguen ya porque se está pasando el tiempo para ir a construir o buscar donde vivir, porque sin pisto uno no puede hacer tratos; ya llegamos al tiempo que es necesario que nos cancelen porque el invierno se avecina”, dice Ángel.
Hace dos años, Ángel dejó de trabajar la tierra debido a problemas de salud; tiene diabetes y está perdiendo la visión.
Los Guevara Bonilla son una familia de limitados recursos económicos, quienes consideran que lo poco que les pagará el Estado por su lote y vivienda no les alcanzará para construir una casa.
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Dañaron los nacimientos de agua en la Flor de Mangle
La colonia Flor de Mangle está ubicada sobre el kilómetro 178 de la carretera del Litoral en la jurisdicción de Conchagua; el megaproyecto del aeropuerto abarca los terrenos de la referida comunidad incluyendo el río Bananera, que se une con el estero de El Tamarindo.
De acuerdo con los habitantes, el año pasado llegó la maquinaria enviada por CEPA a destruir y sellar uno de los nacimientos de agua naturales más grandes; situación que ellos consideran como un grave daño al medio ambiente.
La construcción del aeropuerto del Pacífico estará afectando a unas mil familias de las comunidades que sobreviven de la extracción de moluscos y crustáceos de toda la zona del manglar entre las jurisdicciones de Conchagua y La Unión.
Salatiel Bautista está entre las primeras familias que llegaron en el 2001 a vivir a Flor de Mangle y opina que el proyecto para la comunidad no es un beneficio, al contrario, les ha venido afectar en la salud mental porque desde que les informaron que tenían que irse del lugar para dar paso a la construcción del proyecto, ya nadie es feliz.
Según Bautista, la mayoría de las familias de Flor de Mangle han sobrevivido y construido sus viviendas del trabajo de la extracción de curiles, punches y cascos de burro así como la pesca que tienen del estero.
“Con este proyecto estarán haciendo un grave daño ambiental al estero, al río y los nacimientos que hay en el lugar; el año pasado vinieron una maquinaria hacer unos trabajos para sellar una vertiente de agua natural, le tiraron tierra y los árboles que dañaron, pero aun así se ve que en ese lugar está ese nacimiento de agua”, agrega Bautista.
Elmer Martínez, líder de la colonia, manifiesta que en varias ocasiones ha sido amedrentado y regañado por algunos funcionarios del gobierno debido a las constantes declaraciones de inconformidad y quejas en contra del proyecto que ha dado a través de los medios de comunicación.
Martínez, fundador de la colonia en el 2001, manifiesta que el proyecto del gobierno no favorecerá a las comunidades del lugar y agrega que cada vez que puede defiende sus derechos como ciudadano y el cuido del medio ambiente; aunque confiesa sentir temor de que eso le puede generar consecuencias negativas, como la cárcel.
“Le expongo que si yo resulto muerto o en la cárcel es por hablar por mis derechos y esto ya lo pasé hasta las naciones internacionales, por los medios”, recalcó Martínez.
Se buscó la versión oficial de las autoridades de CEPA. Manifestaron que la encargada de comunicaciones estaba con incapacidad médica, que le darían el mensaje de la solicitud de información al asistente.