A Álvaro Josué Campos Ramos le gustaba, desde pequeño, la geociencia por lo que al llegar a la etapa universitaria cursó, en la Universidad de El Salvador, la carrera de geofísica.
Lo hizo por el gusto a la astronomía, mismo que había nacido porque en la revista Guanaquín, que era un ejemplar de El Diario de Hoy, recomendaba a los lectores estudiar dicha carrera, donde enseñan los fenómenos naturales y procesos del planeta.
Además era amante de las inciclopedia que venían en discos compactos; ahí leía también mucho sobre su gusto cultural.
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“Prácticamente la geofísica me iba a dar las bases para estudiar un postgrado en astrofísica. Mi pasión, entonces, comenzó de eso. Parte de mi entretenimiento era leer todo acerca de volcanes, terremotos, procesos de la creación del planeta, sobre la formación de las estrellas. En ese entonces (de pequeño) no conocía de la geotermia; mi objetivo principal era ser astrónomo pero la vida lo va llevando a uno por su camino. Nunca me imaginé conocer hasta este punto, o trabajar en lo que estoy ahorita, que me gusta y gracias a Dios tengo la fortuna de trabajar en lo que me apasiona desde pequeño”, contó Campos.
Actualmente trabaja en LaGeo, donde se encarga, junto a otras personas, de realizar mediciones de campo magnético y gravitatorio; además registran los sismos que ocurren dentro del sistema.
“En mi caso hago el monitoreo de la actividad sísmica, registrando con estaciones sísmicas que tenemos; nos ayuda a verificar qué zonas son favorables para la circulación de los fluidos y también con el monitoreo sísmico podemos generar modelos de velocidades porque las ondas sísmicas cuando llegan a las estaciones, la velocidad con que llega estas ondas dependen de la geología del lugar, depende de lo que va encontrando debajo de la superficie. Si hacemos un modelo de velocidad podemos identificar cuál es el reservorio, cuál es nuestra fuente de calor que está suministrando a nuestro recurso para la generación de energía y también hacemos mediciones de resistividad eléctrica que podemos observar hasta diez kilómetros de profundidad”, comentó como parte del trabajo que realiza.
Campos tiene 35 años, es originario de San Salvador y el menor de tres hermanos.
Cuando iba a iniciar sus estudios en educación superior, en el 2006, fue abierta la carrera de geofísica, en la Universidad de El Salvador, por lo que no dudó en inscribirse pues desde pequeño le gusto todo lo relacionada a la ciencia, como la creación de la tierra, volcanes, procesos físicos del universo.
La primera opción fue estudiar la carrera de licenciatura en física; pero la vida le iba trazando el camino que debía seguir con la apertura de la nueva carrera en dicha universidad.
Campos explicó que la geofísica es el estudio de las propiedades físicas para entender cómo es la estructura interna del planeta, lo cual se hace a través de diferentes métodos, como sismología, mediciones de campo magnético y gravitatorio, entre otros.
En el 2011 inició su servicio social en LaGeo, donde fue contratado en el 2018.
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Fue entonces, en dicho servicio, que comenzó a fortalecer las bases de la carrera, principalmente a través de la formación de la geotermia, que es, prácticamente, la energía que se encuentra en forma de calor debajo de la tierra.
En el 2013 se graduó de la carrera de geofísica; pero un año antes, realizó un diplomado de geotermia que proporcionó la universidad en coordinación con la cooperación italiana.
Durante seis meses de 2023 estuvo en Islandia, participando en un programa de entrenamiento geotérmico, el cual fue enviado por LaGeo.
“Nosotros generalmente la aplicamos para la generación de energía eléctrica; pero la geotermia tiene muchos usos. Por ejemplo, en Islandia, el agua caliente que encuentra a uno o dos kilómetros, la ocupa para calefacción. No ocupan calefacción con electricidad; lo que hacen es generar calor a través del paso de agua por unas tuberías”, explicó.
En su estadía en Islandia también aprendió sobre otros usos que puede recibir la geotermia, como la implementación de invernaderos para cultivar frutas y vegetales a través del calor de la tierra; es decir de una forma natural, reduciendo los impactos negativos de otros métodos.
Sus padres han sido un apoyo fundamental en el área donde se desenvuelve ya que, al ser ellos académicos, siempre lo han instruido para estudiar lo que a él le apasionaba desde pequeño. En la actualidad también comparte sus conocimientos ya que en el país imparte un diplomado de geotermia, con el apoyo de Islandia, donde imparte clases en el módulo de geofísica.
“La geotermia realmente es una energía que produce muy poco impacto (negativo); es una fuente de energía que reduce en un 90-95% el impacto”, relató el salvadoreño.