“Últimamente no hemos tenido tantas buenas noticias y el país merece alegrías. Siempre queremos brindarle alegrías a El Salvador”.
La frase de Eric Acuña resonó en Los Ángeles tras el ya inolvidable triunfo ante Guatemala pero sobre todo resume de cuerpo entero a esta Selecta femenina que lleva su sello ganador.
El entrenador de la barba larga, el técnico al que nadie le regaló nada para llegar a este presente, el ex jugador de Marte que encontró su camino en el fútbol femenino, el que supo capear temporales cuando la mano no venía tan dulce ni placentera, ha llevado a la Selecta femenina a los primeros planos del país.
Así como alguna vez Rudis Gallo supo poner a sus Guerreros de playa en el primer plano futbolístico del país en base a talento y disciplina, hoy el Barba Acuña hace lo propio con estas maravillosas jugadoras a su cargo.
El contexto en el país no es favorable para el fútbol femenino. Todo lo contrario. En la liga hay equipos que no le dan importancia a la disciplina y que solo presentan un once para cumplir con la licencia de clubes; partidos en horarios no adecuados para la práctica de deportes; ninguneo constante de los dirigentes... Contra eso y más pelea el fútbol femenino en el país.
Sin embargo, con esfuerzo, amor propio, entrenos exigentes, y largas concentraciones, y sí, con refuerzos “foráneos”, hoy El Salvador en fútbol femenino es sinónimo de éxito: 7 victorias en 7 partidos desde que inició la clasificación, con 27 goles a favor y 3 en contra. No hay manera de no asombrarse con estos números, que además viene acompañado de un juego tan lindo como eficiente.
Como las derrotas son huérfanas y las victorias tienen muchos padres, hoy varios se subirán al carro del Barba Acuña. La Copa de Oro las espera a ellas y a este cuerpo técnico que han hecho posible lo imposible: que el país esté hablando de la Selecta femenina.