Dar un ansiado regalo, invitar a una velada romántica, obsequiar flores, dedicar canciones, expresar bellas palabras al ser amado, realizar un paseo en pareja o entre amigos, esto y más es lo habitual durante el mes del Amor y la Amistad. Sin embargo, ¿por qué no regalarse a sí mismo estos presentes como una muestra de amor propio? Amor propio, un concepto amplio, abstracto, utópico para muchos, pero del que no se puede prescindir para funcionar en equilibrio en la vida.
“Para mí amor propio es el respeto y los valores que se tienen sobre uno mismo, el tiempo que uno se dedica para desarrollarse, para crecer”, afirma Nohemí Miranda, una madre de familia que daba un paseo por el Centro Histórico de San Salvador.
“Son aquellas acciones que representan querernos a nosotros mismos”, agrega Dennis Mártir, de 25 años, un estudiante de mercadeo. “Es quererse a uno mismo, cuidarse a uno mismo, aceptarse como uno es, hacer cosas que lo hacen sentir bien a uno”, menciona por su parte Luisa Torres, una ama de casa, de 53 años.
La psicóloga Lourdes Rosa refuerza estas ideas al explicar que “el amor propio es el respeto, la valoración y el cuidado que tenemos hacia nosotros mismos, implica conectar, aceptarnos a nosotros mismos, nuestra historia personal, nuestro cuerpo, nuestra forma de ser, tomar conciencia de quiénes somos”.
Así mismo, el psicólogo Johan Maravilla, de Fundación Catarsis, añade que amor propio “es el tipo de relación que la persona tiene con sí misma, cómo ella se comporta consigo misma, lo que piensa de sí, el cuidado físico, emocional y espiritual”.
Generalmente resulta más fácil asimilar o interpretar el amor hacia los amigos, familiares o la pareja; sin embargo, el amor propio debe tener un lugar importante y prioritario, y no se trata de egocentrismo, indican los profesionales, ya que ese sentimiento hacia sí mismo contribuye para tener una ruta de vida, plantear proyectos, mantener el bienestar emocional en todo momento, tomar decisiones correctas, crear relaciones sanas con otros, ser resilientes, entre muchos aportes.
“El amor propio es importante para mi salud mental y física, me ayuda a ser mejor con las demás personas”, menciona Karla Benavides, de 27 años, una agente de seguros. “Sin amor propio nos enfrascamos en nuestros defectos y eso nos va a afectar la autoestima y para entablar relaciones con los demás”, expresa Esther Estrada, de 22 años, una estudiante de enfermería.
“El amor propio nos ayuda a relacionarnos de manera saludable con los demás, influye en nuestro bienestar emocional. Cuando los demás ven eso en nosotros, quieren estar con nosotros”, coinciden los especialistas.
“Pienso que uno debió sentir amor propio con mucha anterioridad, pero las cargas de la vida hacen que uno lo olvide; el amor propio es importante porque nos permite sobrellevar el día a día a la edad que sea”, reflexiona Alberto Hernández, de 56 años. “La importancia del amor propio es que así podemos enseñarle a nuestros hijos que podemos ser felices con uno mismo, sin estar esperanzados de que otra persona lo haga”, agrega Miranda.
Con serenidad y entusiasmo, estos salvadoreños expresan que han logrado y siguen construyendo el amor propio; sin embargo, pueden haber muchos que aún no saben cómo hacerlo o por dónde comenzar.
¿Cómo cultivar el amor propio?
Según recomienda Maravilla, algunos tips para cultivar y hacer florecer el amor propio son “reconocernos, aceptar nuestras debilidades y fortalezas, decirnos palabras agradables, de ánimo, aceptarnos físicamente, ser autocompasivos, tolerantes con uno mismo”.
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Por su parte, Rosa aconseja “meditar diariamente, desconectarnos regularmente, pasar un tiempo a solas, identificar nuestras áreas a mejorar, pero a la vez reconocer nuestros valores, nuestros puntos fuertes. Otra clave es crear redes de apoyo con familiares, amigos o compañeros que influyen en buena manera a formar el ‘quién yo soy’”. “Este es un proceso permanente, no es de la noche a la mañana y no debe acabar nunca”, aclara Maravilla.
Amor propio en los salvadoreños
Si bien en El Salvador hay poca información sobre los índices de amor propio de los ciudadanos, desde su experiencia en atención psicológica, Rosa y Maravilla han podido observar que “el amor propio entre los salvadoreños es muy escaso, es algo que no se cultiva tanto”. Como una muestra, Maravilla analiza que en febrero hay publicidad sobre qué regalar a otra persona, pero no se promociona el obsequiar algo a sí mismo.
“Creo que hay mucho trabajo por hacer”, señala Rosa. “Cuando hablamos de amor propio no solo es a nivel individual sino también colectivo. Surge del trato en el hogar, en la escuela, en el trabajo, en el día a día; incluso, se puede observar por la forma en que nos comportamos en el tráfico”, agrega la especialista.
Para ambos es necesario “crear políticas en favor de la salud mental, del amor propio, de la aceptación, observar el tipo de crianza que se trata de ejercer en muchos hogares; a la vez, empezar a trabajar con los medios de comunicación y los mensajes que muchas veces transmiten”.
Un auto-regalo en el mes del amor (y en cualquier otro)
Dar un paseo, obsequiarse algo que ha deseado por mucho tiempo, un día en armonía con uno mismo o con seres queridos, disfrutar en actitud de agradecimiento al Creador, entre otros deseos, sería una buena manera de culminar el mes del amor y la amistad para las personas consultadas.
A estos planes, Rosa le suma otras sugerencias: “ir al cine solo, un almuerzo o cena en el restaurante favorito, tomar un café a solas, tomar una ducha relajante, desconectarse de la rutina para conectarse consigo mismo. Esos son los momentos que verdaderamente hay que aprovechar”. “Nunca hay que olvidarnos de nosotros mismos, darnos esas cosas o experiencias que nos hagan sentir amados por nosotros mismos”, exhorta Maravilla.