En su discurso de victoria por ser reelecto el 4 de febrero en el Palacio Nacional, Nayib Bukele dijo: “El Salvador ha roto todos los récords de todas las democracias, en toda la historia del mundo. Desde que existe la democracia, nunca un proyecto había ganado con la cantidad de votos que hemos ganado este día”, la cual ubicó en el 85% de los votos a su favor.
Pero lo expresado por Bukele no es tan real. Otros gobiernos, sobre todo en África y Asia, han ocupado elecciones para dar un aire democrático a su verdadera intención de mantenerse en el poder, y ganaron con porcentajes mayores al del reelecto presidente salvadoreño.
La revista slate.fr hizo en 2017 un listado, que El Diario de Hoy ha ampliado con otros nombres. No se ha incluido a China, Cuba, Corea del Norte y Vietnam, donde existen partidos únicos que eligen un comité para definir quién gobernará.
El periodista peruano Jaime Bayly también incluyó algunos de estos datos en un programa reciente, donde acusó a Bukele de no ser un verdadero demócrata, pues “cuando él celebra que han pulverizado a la oposición, demuestra que no es un demócrata. Él cree en un gobierno de partido único. Ha socavado la democracia salvadoreña, ha intervenido en el Congreso y en la Corte Suprema, para concentrar todos los poderes. No gobierna como un demócrata, sino como un dictador, pero el pequeño detalle es que es un dictador inmensamente popular, que se jacta de ello”.
Bayly criticó que Bukele “asume que El Salvador es una democracia, yo me permito impugnar esa certeza. Sé que es inmensamente popular, que ha ganado democrácticamente estas elecciones; el problema es cómo usa Bukele el poder, cómo abusa Bukele del poder. Cuando él dice que es un record mundial, yo tengo mis dudas. En Cuba, Fidel Castro ganaba con 99%. Con partido único, casi lo mismo que Bukele”.
Recordó el analista peruano que “en la historia reciente contemporánea, hay dictadores que han obtenido porcentajes mayores a los de Bukele. Pero yo estoy asumiendo una premisa distinta a la de Bukele: yo digo que Bukele es un autócrata, por lo tanto yo digo que en El Salvador no hay una verdadera democracia, porque Bukele ha arrasado, ha atropellado a todos los poderes independientes, convirtiéndolos en poderes sumimos o serviles a él”.
Después Bayly comparó a Bukele con el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, al comentar que “en una democracia, gana la mayoría y gobierna la mayoría. Pero la minoría tiene voz y tiene voto. No desaparece. La mayoría, en una democracia, no aspira a pulverizar a la minoría. No. Se le da un espacio, una tribuna, una voz. Gobierna la mayoría, pero también se manifiesta la mayoría. Eso es la democracia, eso es lo que no entiende Bukele, lo que tampoco entiende Maduro, que también, como Bukele, pero desde la izquierda porque Bukele está en la derecha, se vanagloria de batir récords mundiales. En algo se parecen Maduro y Bukele, en que aspiran a pulverizar a la oposición. En que quieren concentrar todos los poderes, las justicias, las cortes, los jueces, absolutamente el congreso, la Asamblea nacional”.
Bukele lanzó en su discurso triunfal la siguiente afirmación: “Es literalmente el porcentaje más alto de toda la historia. Es la diferencia entre el primero y el segundo lugar más alta en toda la historia. Hemos ganado la presidencia de la República por segunda vez, con más del 85% de los votos. Sería la primera vez que en un país existe un partido único en un sistema plenamente democrático. Toda la oposición, junta, quedó pulverizada”.
En todo caso, el papel de Bukele no encaja en los dictadores represivos que se recuerda en Latinoamérica, cuando se mantuvieron en el poder a fuego y sangre, con un fuerte rol de las Fuerzas Armadas; más bien coincide en lo que el libro “Spin Dictators”, de Daniel Treismann y Sergei Guriev, califica como una nueva ola de dictadores del Siglo XXI.
“Este nuevo modelo está basado en una idea brillante. La meta central permanece igual: monopolizar el poder político. Pero los hombres fuertes de hoy se han dado cuenta que, en las actuales condiciones, la violencia no es siempre necesaria o siquiera útil. En lugar de aterrorizar ciudadanos, un mandatario hábil puede controlarlos a través de modificar sus creencias sobre el mundo. Puede engañar a las personas hacia una aprobación complaciente e incluso entusiasta. En lugar de una represión hostil, los nuevos dictadores manipulan la información. Como especialistas en propaganda en una democracia, ellos ajustan las noticias para construir apoyos. Son “spin dictators”, dictadores modificados”, describe el libro (2022).
Sobre sus autores, el sitio carnegie.org recoge que Daniel Treismann es Profesor en ciencias políticas de la Universidad de California; mientras que Sergei Guriev es profesor en economía y director de estudios de graduación en economía at Scienses Po en París, Francia.
Algunos de los presidentes incluidos en la lista que aquí publicamos sí recurrieron a la cruda represión militar para mantenerse en el poder; otros se mostraron muy hábiles en limitar y frenar el avance de la oposición, a pesar de condenas de la comunidad internacional y de alertas de organizaciones protectoras de derechos humanos, entre ellas Naciones Unidas y observadores electorales.
PRESIDENTES CON MÁS DEL 85% CON QUE SE AUTOPROCLAMÓ BUKELE EN 2024
Abdelaziz Bouteflika, Argelia, 90.2% en 2009
Bouteflika buscó un quinto mandato en 2019 pero protestas civiles le hicieron dejar la idea, en medio de desempleo y crisis económica en el país del norte africano.
El periódico español El Mundo publicó que "la tasa de participación, el único termómetro de unas elecciones cuyos resultados ya se conocían de antemano, alcanzó el 74.54%, una cifra que la oposición ha tachado de 'exagerada'. En efecto, en los pasados comicios legislativos, en 2007, este porcentaje rozó el 35%".
Islam Karimov, 91.6%, Uzbekistán.
Es el único presidente que ha conocido este país de la exrepública soviética, desde su independencia en 1991. Su control político en el país y las limitaciones a grupos opositores le ha llevado a triunfos con 91.6% en 2000 y de 88.1% en 2007 en reelecciones.
Ilham Aliev, Azerbaiyán, 88.7%.
En 2003, sucedió a su padre Heydar (quien era exjefe de la KGB soviética), quien gobernó al país desde 1993 hasta su deceso. Aliev fue reelecto en 2018 con 88.7% de los votos, pero observadores de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa señalaron que la elección "no reflejó los principios de una elección verdaderamente pluralista y democrática". Y en 2024, lo ha vuelto a hacer: ganó con un 91.2% ante una oposición restringida y limitada para operar políticamente, según observadores internacionales.
Pierre Nkurunziza, Burundí, 91.6% en 2010
Exrebelde, fue colocado presidente en 2005, después del final de la guerra civil en este país africano, excolonia de Alemania y Bélgica. Participó como candidato único del partido CNDD-FDD. Tuvo que lidiar con la histórica rivalidad entre las etnias Hutu y Tutsi, situación que alivió llamando a miembros de ambas en su gabinete.
En 2010, fue reelecto presidente con 91.6% de la votación, después de la renuncia de todos sus seis rivales de la oposición al cargo. Durante la campaña hubo un ambiente alto de violencia en el país, lo que llevó a auna baja participación en las urnas. Sus siguientes mandatos estuvieron marcados por maltratos a los medios de comunicación y duras respuestas a la mala opinión pública.
Su decisión de reelegirse en 2015 provocó una ola de violentas protestas en el país, así como críticas de la oposición y comunidad internacional, pero siguió adelante.
Tres años después, aunque había cambiado la Constitución para poder ir por un nuevo periodo, decidió no participar, dadas las presiones sociales en el país africano. Falleció a sus 55 años el 9 de junio de 2020, por un paro cardiaco.
Paul Kagame, Rwanda, 95% en 2003
Militar y político, como líder del Frente Patriótico de Rwanda derrotó a las fuerzas extremistas Hutu y puso fin al genocidio en el país africano en 1994. En 2000 fue elegido presidente para un gobierno de transición, por la Asamblea Nacional.
Cuando se postuló en 2003 ganó con el 95% y en 2010 resultó reelecto con 93%. Como Rwanda venía de un pasado muy sangriento, los observadores internacionales vieron un clima "pacífico" en ambas elecciones, pero sí señalaron límites a la libertad de asociación y participación. De hecho, no hubo presentación de candidatos por parte de partidos de oposición.
Teodoro Obiang Nguema, Guinea Ecuatorial, 99.5%
Alcanzó la presidencia en 1979 a través de un golpe de Estado militar. En 1986, hubo una insurrección y casi lo derrocan del poder. Para 1987, Obiang anunció la creación del Partido Democrático de Guinea Ecuatorial y se presentó a elecciones, pero era el único candidato. Ganó con 95.4% de las votaciones.
En 1996, hubo nuevas elecciones presidenciales, donde los dos principales partidos de oposición (Partido del Progreso y Unión Popular) se retiraron de la contienda a dos días de la votación, pues anticipaban condiciones fraudulentas e irregularidades. Obiang ganó con el 97% pero la oposición registró que la población que no fue a votar (abstención) llegó al 70% del padrón.
Esta tendencia continuó en comicios presidenciales posteriores, sin que Obiang cumpliera con la promesa de generar un proceso de democratización en el país, para darle paso a la alternancia en el poder. No lo hizo y, haciendo caso omiso de las condenas de la comunidad internacional, en 2002 se agenció la victoria con 99.5% de los votos.
Obiang está casado con cinco mujeres y ha colocado a diversos miembros de su familia en cargos públicos, como Ministerio de Educación y Administración Territorial y de Agricultura.
Bashar el-Assad, Siria, 97.6%
Este oftalmólogo criado en Londres llegó al poder en julio de 2000 y permanece en su cargo de presidente en la actualidad. Su padre, Hafez al-Asad, había mantenido un régimen dictatorial y se esperaba que su hijo cambiara la tendencia como reformista y demócrata, pero fue al revés y se ha perpetuado en el cargo con uño de hierro.
En 2007 fue reelecto para un segundo mandato con el 97.6% de los votos en un referendo boicoteado por la oposición.
El descontento contra su gobierno llevó a alzamientos en la sociedad y el inicio de una guerra civil, en 2011, que Assad ha respondido con represión intensa de Ejército, Policía y fuerzas paramilitares, incluso en la propia Damasco.
Ha estado en el ojo internacional por años por asolapar movimientos terroristas, entre ellos el libanés Hezbollah. Naciones Unidas ha calculado más de 306,000 civiles muertos, 5.5 refugiados y 6.6 millones de desplazados internos en Siria.
Ismail Omar Guelleh, Djibouti, 100%. En 2005 fue el único candidato a su reelección.
Dirige al pequeño país del Cuerno de África desde 1999. En 2005 se presentó como candidato único y ganó con el 100% de los votos.
En 2021 juró para su quinto mandato consecutivo, tras ganar más del 98% de los votos frente a su único rival, el empresario Zakaria Ismail Farah.
Guelleh es líder de Concentración Popular para el Progreso (RPP, en sus siglas en francés).
Este quinto mandato debe ser el último de Guelleh en el poder, tras una reforma constitucional hecha en 2010, que borró límites en los mandatos presidenciales, salvo un límite de edad de 75 años.
Bajo su mando, Djibouti ha aprovechado su posición geográfica para invertir en puertos y bases logísticas, lo que ha llamado la inversión de potencias como Francia, Estados Unidos y China.
Nursultan Nazarbayev, Kazajstán, 99.95% en 2015
Fue presidente de este país asiático desde 1991 hasta su dimisión en 2019. Esta nación, independizada de la Unión Soviética en 1991, tuvo en Nazarbayev un guía en sus primeros años, pero luego esos pasos le llevaron a buscar perpetuarse en el poder.
En 2011, ante una oposición disminuida, ganó las elecciones con el 95% de los votos. Un reporte de observadores de la Organización de Seguridad y Cooperación de Europa registró la restricción a actividades políticas en Kazajistán, y la ausencia a una candidatura opositora viable en el país. Lo mismo ocurrió en las siguientes, elecciones, en 2015, cuando Nazabayev volvió a ganar pero con el 97.95% de los votos, en elecciones "democráticas".
En medio de presiones y protestas sociales, fue construyendo su salida del poder, al que dimitió en marzo de 2019. A través de una enmienda constitucional, vía referendo popular, en 2022 fue elevado al estado de "Líder de la Nación".
Nazarbayev continuó activo como miembro del Consejo de Seguridad de Kazajistán, impulsando represión contra grupos opositores y la crítica ciudadana; incluso hubo revueltas con 400 heridos y 200 detenidos. Presionado por la ola de violencia social, el presidente desde 2019, Tokaev, inició una serie de cambios.
Entre ellos, salió de su cargo Nazarbayev y se inició una "limpia" de funcionarios de su familia y allegados en el Gobierno.
También se inició una reforma constitucional, con la cual Nazarbayev perdió sus privilegios como expresidente, su título de fundador de Kazajistán y "Padre de la Patria". Investigaciones del Estado kazajo ubicaron en julio de 2022 unos $473 millones de concentración ilegal de personas en el círculo de familia y amistades de Nazarbayev.
Fuentes:
carnegie.org, swissinfo.ch, infobae.com, elindependiente.com, cidob.org, france24.com, Naciones Unidas, britannica.com, eltiempo.com, lavanguardia.com.