Aunque Bukele dice ser el presidente más popular del mundo y presume del altísimo grado de aceptación de su mandato en el extranjero, los resultados de las recientes elecciones, y la incapacidad de los funcionarios encargados del proceso electoral, su improvisación, falta de protocolos e irrespeto a las leyes, demuestran que no basta la popularidad del dictador cool.
Los comentarios de los observadores internacionales del CIS y la OEA, llegados al país varias semanas antes del 4F, le han dado la vuelta al mundo descubriendo muchas cosas que huelen a podrido. Tal vez lo más serio es el anuncio triunfalista del propio presidente declarándose ganador con 85% de los votos y con una Asamblea de 58 diputados, cuando todavía no se habían empezado a contar los votos para la AL lo que califican de falta de transparencia.
Reprueban los cambios efectuados en la normativa electoral, derogando leyes que los prohibían durante el año anterior a la elección y castigando con cárcel a quienes se negaran a inscribir a un candidato, con dedicatoria para los que quisieran cumplir con el mandato constitucional que prohíbe la reelección. Consideran grave la reducción del número de diputados, y la eliminación del conteo residual para asignar escaños en la Asamblea, atentando contra el carácter pluralista del Parlamento, así como la reducción inconsulta, sin discusión ni explicación, de los municipios de la República. Rechazan la millonaria propaganda de NI para mantenerse como partido único, mediante el uso de fondos públicos y el irrespeto al silencio electoral de parte del mismo Bukele en el día de la elección.
Comprobaron las quejas sobre serias irregularidades, con características de fraude, en diferentes lugares de votación. A los ciudadanos elegidos para integrar las JRV, que recibieron capacitación y credenciales, no se les permitió ingresar a los lugares asignados, siendo sustituidos por militantes de NI. Testimonio de una señora, que tras recibir la capacitación, y presentarse en la junta que le correspondía, recibió un chaleco cyan, y una gorra promocionando a Ernesto Castro como diputado. Cuando ella manifestó la imparcialidad de su cargo, la amenazaron con no permitirle desempeñar su cometido. También hubo ciudadanos que al acercarse a votar, ya alguien había votado por ellos.
La incompetencia del TSE, máxima instancia y responsable de organización y desarrollo de los comicios, quedó en evidencia, aunque ya en los meses anteriores parecía que a pesar de los millones asignados, la empresa INDRA a la que se otorgó el contrato, tuvo varios señalamientos que retardaron su contratación ya que los magistrados no se pusieron de acuerdo y hubo preferencia. Que las máquinas serían revisadas en España, la falta de un padrón para el voto en el exterior, con un mes de vigencia para votar a domicilio con DUI con dirección en el extranjero, y con pasaporte o DUI vencidos, y la asistencia o coacción de miembros de NI, que en Washington fue la Embajadora quien “ayudó” a votar a muchos ciudadanos.
Quejas porque falló el sistema de transmisión, corte de energía eléctrica en dos centros de votación en la capital, mesas que contabilizaron más de mil votos cuando solo había 700 papeletas. En Tonacatepeque votos contados dos veces, uno por la bandera y otro por el rostro del candidato. El mismo Jefe de Informática del TSE aceptó que el papel de seguridad entregado a las JRV fue insuficiente para la elaboración de las actas. Y terminar el proceso a mano, como en el pasado.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos declaró que “solo el grave hecho de haber destituido a los magistrados y al fiscal legítimos, le quitan toda legitimidad al proceso electoral”, lo que el Vicepresidente justifica porque ellos están destruyendo la democracia, para establecer un mejor sistema. ¿Desconoce la afirmación de Churchill, que la democracia es el peor sistema de gobierno, pero que no existe otro mejor?
Maestra.