Como un medio de comunicación serio e independiente, solo en situaciones extraordinarias publicamos posiciones políticas institucionales a nombre de El Diario de Hoy. Estamos antes uno de estos momentos extraordinarios, que requiere que todo los salvadoreños tomemos posición: unas elecciones en las cuales está en juego la democracia en nuestro país. No es una elección entre izquierda y derecha, es una elección entre democracia y autoritarismo. No pudiéramos apenas habernos imaginado una frase como la que cita el New York Times de una entrevista a Félix Ulloa: “A la gente que dicen que estamos desmantelando la democracia, les contesto: Sí, pero no la estamos desmantelando, la estamos eliminando, la estamos sustituyendo con algo nuevo”. El “algo nuevo” es la dictadura.
Como Diario, no nos toca a decir a nuestros lectores por quiénes deben votar. Sin embargo, es nuestro deber decirles que ante la incertidumbre sobre nuestro futuro como país: No votar no es opción. Según las encuestas hay muchos que se sienten satisfechos con las políticas del actual gobierno y otorgan cheque en blanco a las leyes autoritarias del gobierno, entregando seguridad jurídica, incluso personal, a cambio de un sentido de seguridad comunitaria. Estos muchos miles van a votar por la reelección, incluso sabiendo que esta es inconstitucional.
La gran pregunta es: ¿Qué van a hacer los sectores y las personas que no están de acuerdo? ¿Qué van a hacer el 4 de febrero los que se sienten golpeados por un gobierno que les ofrece -más bien impone- seguridad al precio de la pérdida de sus derechos civiles - o paz al precio de la pérdida de democracia? ¿Van a expresar en estas elecciones su descontento los que están golpeados por el alza de precios, el desempleo, la falta de vivienda popular, el deterioro del sistema de salud, la falta de medicamentos, el estado lamentable de las escuelas? ¿Van a usar las elecciones los estudiantes para expresar su protesta contra el abandono de la Universidad Nacional? ¿Van a ir a votar los familiares de los desparecidos y de miles que están los encarcelados sin pruebas de ningún delito? ¿Van a aprovechar los veteranos de ambos bandos de la guerra la oportunidad del voto secreto, para mandar un mensaje de protesta al gobierno, por el incumplimiento de todo lo que les han prometido - y lo que moralmente el país les debe en reconocimiento de su sacrificio en la guerra?
En resumen: ¿Van a aprovechar las elecciones para expresar su descontento con el rumbo del país todos aquellos que por razones entendibles tienen miedo de expresarse públicamente en manifestaciones, protestas, organización popular? En una situación donde las instituciones del Estado, incluyendo la PNC, la Fuerza Armada, la Fiscalía y hasta los jueces son utilizados para crear miedo a hacer uso de su derecho de libre expresión, de protesta y de organización, el voto queda como único canal seguro para expresar descontento u oposición al gobierno.
Ante todas estas preguntas, decidimos pedir a todos los ciudadanos a hacer uso de su voto para expresar su posición ante la pérdida de libertades, la situación precaria de la economía familiar, la corrupción y las políticas financieras que llevan al Estado al borde de la bancarrota y sin capacidad de atender los problemas sociales de las mayorías.
Aparte del miedo hay otra barrera que puede llevar a muchos a quedar en casa en estas elecciones: La resignación. La impresión de que no tiene sentido de votar, porque no hay ninguna opción alternativa a Bukele - y que de todos modos las elecciones ya están ganadas por quienes ostentan el poder. Sin embargo, nada de esto es razón pare no hacer uso al derecho al voto. Sí hay opciones. Hay cuatro partidos de oposición que contra viento y marea, fraude e intimidación, están presentando candidatos. Tres de ellos incluso candidatos presidenciales, y todos tienen candidatos a diputados y alcaldes. Estos partidos merecen el apoyo de quienes se identifican con sus ideales. Los ciudadanos inclinados hacia la derecha conservadora, tiene la opción Arena, los de tendencia de izquierda, el Frente. Los que ya no confían en los partidos tradicionales que ya gobernaron, pueden escoger entre Vamos y Nuestro Tiempo.
No nos toca a nosotros decir cuál de las opciones es la mejor. Pero podemos decir con claridad: La peor opción es no votar. Es la impotencia total. La rendición. El descontento, que sabemos que existe en el pueblo, tiene que expresarse en las urnas.
Incluso quienes están convencidos, como muchos lo son por razones obvias, que de todos modos Nayib Bukele va a ganar la elección presidencial y Nuevas Ideas ganará nuevamente la mayoría legislativa, esto no es razón para no votar. Hará una gran diferencia si Nuevas Ideas logra, lo que con las reformas electorales querían garantizar: Una Asamblea unipartidaria, sin ninguna oposición. No se puede permitir que el descontento no tenga ninguna voz en la Asamblea. Cada diputación opositora, aunque sea minoritaria, será un obstáculo en el camino a la dictadura.
Hará para el futuro del país y la defensa de la democracia una gran diferencia si el presidente Bukele logra su reelección inconstitucional con 90% de los votos válidos o con 30% de votos en contra.
No desperdiciemos el poder que nos da el voto.