Hace 5 años (elecciones presidenciales) y hace 3 años (diputados) estuvimos sumergidos en activas campañas electorales. Ahora solamente vimos uno de los colores, invadiendo con sus anuncios toda la publicidad, mientras los demás partidos fueron nulificados. Nunca creí que podría echar de menos una campaña electoral, pero “todos los nunca se llegan”. Porque hubiera querido presenciar una campaña como se ven en otras partes (y nosotros vimos alguna vez), con candidatos debatiendo las necesidades nacionales y la forma de resolverlas, comparando sus diferentes propuestas, mostrando cada quien sus capacidades. Contrariamente, hemos tenido una campaña plagada de inconstitucionalidades, toleradas y hasta celebradas por los funcionarios llamados a condenarlas, pero que en esta ocasión se han mantenido mudos, sumisos, domesticados y ninguneados como nadie lo fue jamás.
Eso reduce nuestro campo de análisis solamente al partido oficial, ya que los opositores no tuvieron una mínima oportunidad publicitaria para darse a conocer a los electores. Tampoco hay propuestas por parte de los NIs, solamente siembra de odio contra la oposición y contra sus críticos. Por lo tanto, debemos revisar sus actuaciones, públicas y privadas exclusivamente, puesto que en ningún cargo gubernamental hay personas ajenas a ese partido, dado que tiene copados los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, la Fiscalía, Procuradurías, Corte de Cuentas, Tribunal Supremo Electoral y cuanta entidad sea necesaria para que solamente una voluntad, una voz, una persona, tenga sujetos en sus manos a los millones de salvadoreños que aún quedamos en nuestro país.
Eso hace de una sola vía el análisis para decidir nuestro voto: en los 5 y en los 3 años anteriores, ¿hemos visto mejoría en nuestro país? Hay mejoría en cuanto a la seguridad personal. Así lo explican trabajadores, tanto del campo como de la ciudad, que ahora pueden entrar y salir de sus casas sin el asedio de las pandillas. Ya con eso, ¿se sienten felices, o satisfechos al menos, respecto a sus situaciones personales? De ninguna manera, siguen pensando en emigrar porque el aumento de la seguridad física ha sido pagada con creces, mediante la disminución, casi nulidad, de la seguridad jurídica. Y reconocen que, sin seguridad jurídica, la inversión no se realizará en la medida que se necesita para generar empleos. Y que mientras la publicidad gubernamental agarre una enorme tajada del presupuesto nacional, nuestro sistema educativo seguirá a la cola del resto de los países. ¿Para qué sirve tener el presidente más cool del mundo mundial, cuando nuestros jóvenes y niños son los más iletrados de ese mundo mundial?
Porque de cuán educados seamos, depende la mejoría en salud y en economía, así como la disminución de la desigualdad. Ya lo dijo Confucio: Donde hay educación no hay distinción de clases.
Resumiendo: si la Educación y el Estado de Derecho han empeorado en este último período, no necesitamos más análisis. Recuperémoslos, votando por otros.
Mañana, frente a la urna, recordemos las palabras de Ayn Rand: Los derechos individuales no están sujetos al voto público; una mayoría no tiene derecho a votar la derogación de los derechos de una minoría. La función política de los derechos es precisamente la de proteger a la minoría de la opresión de la mayoría (y la menor minoría en la Tierra es el individuo).
Que el Divino Salvador y Nuestra Señora de la Paz protejan a El Salvador.
Empresaria.