"Cuando veas afeitar a tu vecino pon tus barbas en remojo” es una tradicional y sabia advertencia española, en estos momentos aplicable a lo acontecido en Guatemala: los Estados Unidos anunciaron que el expresidente Alejandro Giammattei ha sido incluido por “actividades corruptas” en la lista Engel, lo que significa que su visa ha sido cancelada y que eventualmente no podrá salir del país sin exponerse a que lo capturen.
Aunque tenga inmunidad del Parlamento Centroamericano, Giammattei queda prácticamente aprisionado en su país “para no correr riesgos”, a diferencia de lo que sucedió a Juan Orlando Hernández, de Honduras, a quien prácticamente le darán “residencia” durante muchos años, pero en una cárcel, bajo cargos de narcotráfico, como sucedió al “Chapo” Guzmán, cuyos hijos han asumido la dirección del Cártel y están incursionando en la propia capital mexicana.
Hernández irá a juicio el próximo 5 de febrero en una corte de Nueva York por cargos asociados con narcotráfico a gran escala y posesión de armas. Anteriormente, el hermano del exmandatario, Antonio Hernández, “Tony”, fue condenado por cargos similares a más 30 años de cárcel por ese mismo tribunal.
Andar en meneos con el narcotráfico no es lo más adecuado para ninguna persona que precie su futuro y el de su familia, por más rutas de “escape” que haya montado para irse a vivir allá donde la gente anda todo el tiempo “empijamada”.
El buen consejo es que se debe escarmentar en “pellejo ajeno”, no en el propio; no era necesario la “afeitada” a Giammattei para enderezar pérfidas conductas, más sabiendo que la regla es que ser un delincuente en cualquiera de sus formas suele ser ruinoso…
Giammattei queda literalmente en el suelo, una mancha en la historia de Guatemala, llevándose consigo por cómplices a quienes le sirvieron en puestos ministeriales, en su entorno como es un secretario privado y miembros de su familia, que acarrearán de por vida un apellido vinculado a cuestionamientos por corrupción, a lo que llega el narcotráfico, en su mayoría resultado de la alianza de los cultivadores clandestinos de coca entre Colombia y Venezuela más lo que mueve Bolivia.
En este último país se mastican hojas de coca para contrarrestar los efectos de la altura de las montañas andinas y se aconseja a todo viajero tomar su “té de coca” en cada tiempo de comida.
Pero el negocio sucio y de muerte del narco ha llevado a las convulsiones que sacuden al Ecuador en estos momentos, siendo el último episodio el asesinato del fiscal que investigaba la toma de una radiodifusora por miembros de los carteles.
Los ecuatorianos dicen que el avance del narcotráfico se debe al correísmo chavista, que estando en el poder se hizo del ojo pacho.
En Colombia, Venezuela y Bolivia se alimentan las mafias de la droga
Tras estos grupos criminales está la narcodictadura venezolana, movida por un individuo a quien el régimen regularmente encarga organizar marchas en su apoyo y perseguir disidentes, todo lo cual ha quebrado a Venezuela, presa de la mayor inflación monetaria del mundo y cuyo colapso de la red sanitaria ha reactivado enfermedades como el sarampión y la poliomielitis, que se consideraban erradicadas.
Los niños prematuros en Venezuela mueren por la falta de incubadoras en los hospitales…