Bruselas, la capital de Bélgica, es la sede del Parlamento Europeo, de la OTAN y punto neurálgico de la Unión Europea, una nación con algunas de las más lindas ciudades del mundo como son Brujas, Gante y Amberes.
Bélgica recibe su nombre de la denominación latina de la parte más norteña de la Galia, Gallia Belgica, el cual, a su vez, procede de un grupo de tribus celtas, los belgas, se nos dice.
En Bélgica se habla francés en Bruselas, pero en otras ciudades hay variantes del alemán y del neerlandés, aunque en todo el país el francés se entiende.
Gante cuida una especial reliquia: una gota de la sangre de Cristo en igual manera como en Nápoles se venera una cápsula con la sangre de San Genaro, que una vez al año se licua o no, dando en tal forma una señal a los napolitanos, el lugar donde se originó la pizza, cuna de célebres pensadores y sede de poderosas mafias, principalmente La Camorra.
La Gran Plaza de Bruselas es, después de la Plaza de San Marcos en Venecia, la más hermosa de todas en el mundo, que idealmente debe verse a pleno sol en los meses menos fríos y lluviosos del año.
Las crepas belgas y las papas fritas son una especialidad del país, pero como en Bélgica hablan francés los soldados estadounidenses al final de la Primera Guerra Mundial las denominaron “french frieds”, uno de los platos más apetecidos que suele acompañar las hamburguesas, pero ya en 1802 el presidente Thomas Jefferson sirvió en una cena de la Casa Blanca “papas al estilo francés”.
En Gante, ciudad cruzada por varios canales (que no son una exclusividad veneciana por así decirlo) Juana “la Loca” dio a luz a Carlos V de España “en cuyos dominios nunca se puso el sol”. Si Juana se volvió loca al perder a Felipe “el Hermoso” está por aclararlo, pero la dote de obras de arte, entre ellas las pinturas más reconocidas del Bosco, Hieronymos Bosch, son de lo más preciadas joyas del Museo del Prado.
Las “french frieds”, Gante y Brujas y sede de instituciones europeas clave
Bélgica fue conocida en una época en nuestro país por el método de enseñanza Decroly, cuya esencia es “educar al niño es generar condiciones que le permiten vivir a plenitud en cada etapa de su crecimiento, recibiendo la formación que le irán habilitando para enfrentar los problemas y situaciones a medida que se le presenten”.
Tal concepto, derivado o no de su enseñanza, es lo que da forma a las sociedades democráticas, donde cada miembro sabe desempeñarse en la mejor forma que pueda y que cubre desde gente de muy sencillas capacidades hasta sabios y líderes en todos los campos, un muy, muy lejano ideal para nosotros los salvadoreños, pues las depredaciones y ocurrencias del régimen han colocado al país en el nivel educativo de Paraguay y Camboya, equivalente al “sótano” del mundo.
Un curioso y pequeño monumento de Bruselas es el “Manneken Pis”: el hijo de un monarca se perdió y fue encontrado orinando, por lo que en ese punto y por meses del niño salía vino pero ahora es agua y motivo de toda clase de bromas por turistas y locales…
Una nación pacífica, organizada, que cuida sus instituciones y ciudades, que protege a la gente, donde las decisiones importantes se toman por consenso, es un ejemplo para el mundo, al igual que las grandes democracias del mundo…