Por La mano de obra salvadoreña es única en el mundo, aunque pareciera que ya no se tiene el ímpetu por promoverla y relanzarla así como la marca país. En este quinquenio ha habido un esfuerzo por posicionar nuevamente nuestro país. Dos eventos resaltaron el nombre de nuestro país durante el 2023: los Juegos Centroamericanos y del Caribe y el evento Miss Universo. Es un hecho que pusieron al país en el centro de las noticias a nivel internacional de manera positiva. Desconocemos lo que estos eventos dejaron a la económica local y dejamos como inquietud a las autoridades poder conocer esas cifras. Sería interesante.
Por otra parte, la imagen política del presidente Bukele es aceptada a nivel internacional por el tema de seguridad. Eso es suficiente como para poder conectar con la inversión internacional, que El Salvador, catalogado entre los países más violentos del mundo y con cifras terroríficas de asesinatos, en la actualidad ya no es así, hubo meses en 2023 que no se registraron homicidios. Eso es importante para el clima de inversión.
Recientemente una diputada del partido del gobierno comentó en un programa radial que los empresarios salvadoreños se habían ahorrado $19 millones de dólares en concepto de pago de extorsión a las pandillas. Sinceramente un dato alentador e interesante que puede ser parte de la carta de presentación para poder atraer más inversionistas. Lamentablemente datos recientes sostienen que nuestro país es el último país en Centroamérica en recibir inversión.
A pesar del buen panorama de seguridad que vive el país, la inversión extranjera en Centroamérica fue de $9,813 (Mdd) en 2022 según la CEPAL. Costa Rica es el país centroamericano que fue el principal receptor de esa inversión extranjera. El portal Bloomberg espera que Panamá sea la economía de mayor crecimiento, Belice y El Salvador sean los de menor crecimiento 2,0% cada uno en 2023 y 2024.
Aún no nos explicamos por qué, si el país presenta otra imagen a nivel internacional, quizás por el nivel de endeudamiento y el reajuste de las políticas fiscales, el malabarismo en cuanto a los presupuestos y, ¿por qué no decir?, muchas veces los desaciertos y el despilfarro en otras cosas que no son esenciales.
Siempre ha recaído en las manos de los empresarios, desde el macro hasta el micro, la responsabilidad de promover lo que producen, lo que exportan, la calidad de fuerza laboral con la que cuentan, la mano de obra calificada, muchas veces batallas en adversidades por los mismos aspectos políticos, y nuevos impuestos, inestabilidad de los mercados, etc. Además está en su responsabilidad saber exigir a los gobiernos de turno la promoción (muy diferente a captar inversión) que la marca país sobre salga nuevamente como décadas atrás, y que no solo se concentre en figuras políticas.
A El Salvador se le conocía como la China centroamericana, aunque no entiendo por qué, si nuestros productos son de gran calidad. El enfoque es por la laboriosidad. Muchas marcas son conocidas a nivel internacional. Recientemente una empresa reconocida de cadena de supermercados compró otra marca fuerte de tiendas en Colombia, convirtiéndose en lo que se le conoce como multilatina. Ya no se digan nuestros productos tradicionales de exportación: azúcar y café. Muchos productos salvadoreños elaborados con mano de obra calificada superan a los chinos y a los mexicanos y tienen gran aceptación a nivel global.
El esfuerzo de los empresarios, la pasión y el compromiso que han puesto en sus productos, la industria farmacéutica, la industria textil, han puesto en alto el nombre del país y se han posicionado un lugar elevado en la región. Detrás de todo eso está la valiosa mano de obra salvadoreña única en su especie.
Podemos percibir que se ha bajado el volumen a la promoción de nuestros productos fuera de nuestras fronteras. De igual manera no se apuesta por incursionar en otras áreas productivas para fortalecer más el tema de las exportaciones y la conquista de nuevos mercados. Debemos superar esas debilidades y este es el momento justo donde la buena imagen del país está vigente, ya sea por el tema de seguridad que a su vez potencia la imagen de Bukele.
Relanzar el país es importante, y es importante afinar esa batería de mercadólogos y estrategas para fomentar la imagen país. Hay productos y servicios que en el extranjero se deducen son salvadoreños pero no se indica ni se etiqueta de que así es, muy triste. “Este café es salvadoreño, pero su presentación y etiquetado es muy pobre” en algún lugar de Europa.
Tenemos que redireccionar la marca país a partir de las gremiales, agroindustria, industriales y exportadores, competir con quienes nos están quitando parte de la tajada del pastel en el mercado internacional (Costa Rica y Panamá), es de reordenarse bien y crear esa cultura de innovación y competitividad, adoptando también medidas ambientales, sostenibles y que no aticen el cambio climático.
En X @Chmendia