“No es de extrañar que esta guerra contra el narco tenga poco que ver con las drogas” opinan especialistas. Una fallida guerra que sólo en México registra en unos años 350,000 muertes, según el libro “Narcoamérica” de José Luis Pardo Veiras. Se cree que ésta conlleva otros fines ocultos. Las víctimas de drogadicción son superadas de 1 a miles por las causadas por guerras y violencia común. El tráfico mundial de armas -legal o ilegal- abastece tanto al crimen organizado como al rubro de conflagraciones étnicas y territoriales. Esta economía armamentista es el mayor peligro que amenaza a la Humanidad en el presente periodo del “Antropoceno.” Ello porque las guerras actuales son más mortíferas que hace miles de años. Cruzamos la era del Antropoceno: el más reciente del período cuaternario que abarca desde mediados del siglo XX hasta el presente. Éste se caracteriza por la tragedia global, climática, bélica y de extinción de la vida natural de la biosfera a causa de la agresión humana industrial y extractivista de los recursos naturales. Es decir, estamos ante la guerra del Hombre contra el Hombre; del Hombre contra Dios y contra Natura. Se cree que la guerra anti narco contra estimulantes como la dopamina, el cannabinol de la yerba o el alcaloide energético de la tropacocaina, llevaría al parecer otros fines de conspiración geopolítica. Mientras que la guerra que debiéramos librar sería a favor de la paz y la vida, de la Verdad y el Humanismo.
Tráfico de armas alimenta narco-guerras y raciales del “Antropoceno”
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