El 2023 se está terminando y siempre es importante proceder a un balance antes de proyectarse para el 2024. Guerras y tensiones en el ámbito internacional impactaron un año que aparece como inscrito en un periodo que podría anunciarse como un punto de inflexión.
La guerra en la Franja de Gaza entre Israel y el Hamás impactó al mundo desde que fueron perpetrados los atentados terroristas del 7 de octubre pasado. Conflicto implacable porque tocando a raíces existenciales pero todavía se pudo evitar una escalada regional. El 25 de diciembre pasado, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu consideró que la paz no podía ser obtenida sin una “Franja de Gaza demilitarizada y desradicalizada” . “La guerra durará todavía varios meses”, advirtió el jefe de estado mayor del Ejército israelí (Tsahal), Herzl Halevi. En este contexto, los objetivos militares fueron reafirmados: “Garantizar la toma del norte de la franja de Gaza, regresar en el sur, eliminar a los jefes enemigos”. Ir lo más rápidamente posible es una prioridad para Israel cuando para el Hamás trata de ganar tiempo para poder reconstituirse y seguir su guerra contra Israel.
Los comandantes de la brigadas “Ezzedine al Qassam”, el brazo armado de la organización islamista, preparan a nuevos responsables militares. El riesgo de una escalada sigue existiendo: en el norte, a la frontera israelo-libanesa, el proiraní Hezbollah sigue disparando misiles hacia Israel, quien contesta las agresiones.
En el Mar Rojo es la organización de los hutíes, presente en el Yemen, quien recrudeció sus ataques contra los barcos que usan esta ruta comercial marítima, usando el Canal de Suez. ¿La intención? Llegar, como el Hamás, a la destrucción de Israel, incluso y quizás, sobre todo, haciendo correr el riesgo de una crisis comercial global. ¿El riesgo? Bloquear la zona de Bab el Mandeb por el cual transita 40% del comercio mundial. ¿La respuesta? La comunidad internacional se organizó a través de una nueva operación, “Guardianes de la prosperidad”, uniendo marinas nacionales, para proteger la libertad de uso del Mar Rojo para fines comerciales. Obviamente, la confrontación armada contra los hutíes, que parecen ataques de guerrilla de igual manera que el Hamás, usando con materiales elaborados como drones, misiles y helicópteros.
Por otra parte, la crisis humanitaria tal en Gaza y como lo subraya la Organización de las Naciones Unidas, es “profundamente preocupante”, con la continuación de los bombardeos de Tsahal que está confrontada a la existencia de más de 800 kilómetros de túneles con arsenales y bases construidos en todos estos años por el Hamás. “Todos los ataques deben estrictamente respetar los principios del derecho humanitario internacional”, afirmo el portavoz del Alto Comisionado de los Derechos Humanos, Seif Magango. La preocupación es reforzada por la presión que se está ejerciendo en la frontera con Egipto, en el Sinaí. El papel de la Organización de las Naciones Unidas es difícil, como lo declara su Secretario General, Antonio Guterres.
Las tensiones siguen en Europa a raíz del segundo año de la guerra entre Ucrania y Rusia: mientras el conflicto en la región de Medio Oriente concentra la atención mundial, las operaciones siguen fuertes entre Kiev y Moscú: destrucción del barco ruso “Novocherkassk” en el Mar Negro, cuando el ejército ruso reivindica por su parte la toma de la ciudad de Marinka, cerca de Donestk. Los combates siguen en este conflicto en Europa, planteando los temas de seguridad para el equilibrio de seguridad mundial.
La ampliación de las zonas de conflictos o de tensiones, como en la región del Mar de China y la península coreana implica una dimensión política: poner en tela de juicio el orden internacional construido desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Dependiendo de los continentes y de los teatros de operaciones, se usa una retórica “anticolonial”, como en la región del Sahel, en África. Por cierto, la gobernabilidad en estos años siempre fue cuestionada. Sin duda, son las condiciones de desarrollo, la justicia social y la mala repartición de riquezas que permitió en el transcurso del tiempo construir un esquema alternativo. Inscribiéndose en un enmarco de fuertes tensiones, están captados en las convulsiones globales.
Lo vimos en 2023 en África, donde el grupo Wagner, entonces encabezado por Evgueni Prigojine, que murió el 23 de agosto de 2023 en la explosión de su avión en Rusia, aceleró movimientos populares para establecer un cambio drástico de alianzas, cuya primera víctima ha sido en la región del Sahara, Francia y con ella, el enlace con el Occidente. Este fondo de pantalla político se inscribe en un enmarco demográfico particular, el planeta contando más de 8 mil millones de habitantes, la mayoría viviendo a menos de 100 kilómetros de zonas litorales. Esta realidad se traduce con un reforzamiento de varias economías que no son parte del G7.
El 2023 vio el reforzamiento de los BRICS, pasando de 6 a 11 miembros dentro de los cuales Argentina, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, a partir del 1 de enero próximo. Este proceso abre macánicamente, la voluntad de proponer un sistema alterno al que existe. Las declaraciones del presidente de Brasil están claras pero falta todavía una coherencia que podría hacer entrever el rumbo del modelo propuesto. Ese contexto global nutre tensiones : lo vimos estas últimas semanas en América latina a través de la tentativa de Venezuela de captar el territorio del Esequibo en Guyana.
Año de convulsiones, el 2023 ha sido también el de la emergencia hacia el público, de la inteligencia artificial, con sus posibilidades médicas, en investigación científica tanto como económica, anunciando un nuevo mundo cuyo objetivo queda siendo volver mejor que el pasado. Cuando miremos el 2023 no debería ser difícil tanto el año que se cierra se posiciona como un año histórico de inflexión.
Politólogo francés y especialistas en temas internacionales.