Hay muchas respuestas que el gobierno nos debe. Termina el año y las preguntas quedan abiertas.
Comencemos con lo más actual: ¿Quién es Ayrton Ricardo Villalta Vargas, el hombre que según la PNC asesinó a tiros a 4 personas en Santa Anita? La PNC difundió que dos de las víctimas son pandilleros de la 18-Revolucionarios, pero no dio ninguna información sobre el hombre que detuvo. ¿Está también relacionado con una pandilla? ¿O es policía? ¿Es
vendedor o consumidor de droga, como insinúa el ministro de Seguridad? ¿O es todo a la vez?
Según la información de la PNC, dos de las víctimas son familiares del asesino, una tía y un sobrino. La policía ha estado en contacto con otros familiares del asesino y de sus víctimas. ¿Qué dijeron ellos sobre la trayectoria de Ayrton Ricardo Villalta Vargas? ¿Acaso no es importante saber si se trató de una pleito entre criminales o si un miembro de la PNC estuve involucrado?
¿Por qué la PNC, en la noche del 29 de diciembre, primero desmintió que el asesino era un policía destacado en Apopa, pero poco después borró el desmentido?
¿Por qué tanta información relacionada a seguridad es declarada por el gobierno reservada por un plazo de siete años, aunque por ley debería ser pública?
Siendo esta la práctica del gobierno, hay un montón de preguntas abiertas:
¿Cuál es el número de asesinatos y de desapariciones forzadas?
¿Cuál es la cifra de desplazamientos forzados? ¿Cuántas fosas clandestinas con cuántos cuerpos se han detectado?
¿Cuál es el total de cuerpos encontrados en el cementerio que el asesino de Chalchuapa tenía en su casa?
¿Cuáles son los números de extorsiones, de robos de vehículos y secuestros?
¿Cuántas personas están recluidas en bartolinas policiales?
¿Por qué luego de tres años todavía no podemos conocer la información oficial relacionada a la atención de la pandemia de Covid-19, incluidos los datos sobre el manejo hospitalario, compras de alimentos, máscaras y medicinas y sobre los centros de cuarentena?
Hasta la fecha no hay datos confiables sobre las altas hospitalarias y los fallecimientos entre los hospitalizados por el Covid 19. ¿Podrían los números reales poner en cuestión la narrativa sobre la manera exitosa en la cual Nayib Bukele venció al virus?
Podríamos alargar esta lista de información oculta, en los campos de seguridad, salud, educación, agricultura - en fin, en casi todas las áreas del gobierno central, de las alcaldías, de las autónomas.
Si las elecciones del 2024 no producen una sorpresa y cambian la correlación de fuerzas, por ejemplo con una oposición más fuerte y contundente en la nueva Asamblea, la oscuridad se volverá permanente. Y en la oscuridad prospera la corrupción.
Dentro de lo posible, les deseo a todos un feliz año nuevo.
Saludos, Paolo Luers