Decir que el mundo es un lugar convulsionado no es muy novedoso. Actualmente, en distintas latitudes encontramos violencia y conflicto, muchos de ellos producto de diferencias religiosas. Ante este escenario, pareciera que la posibilidad de diálogo entre la variedad de posturas, ideas y visiones del mundo es imposible.
Para un mundo en lucha constante, hay ciertos aspectos en los que Latinoamérica puede ser un ejemplo para todos, y uno de ellos es, sin duda, el diálogo interreligioso, especialmente entre judíos y católicos.
En 1965, el Concilio Vaticano II emitió el documento Nostra Aetate (Nuestro tiempo). Así, la Iglesia Católica abría sus puertas para dialogar con las religiones no cristianas después de siglos de diferencias. El judaísmo fue el primero en recoger el guante y ya desde las décadas de los 70s y 80s pudieron verse grandes avances en esta materia. Especialmente en Estados Unidos y Sudamérica, donde varios de mis maestros fueron pioneros del encuentro entre estas religiones hermanas.
Mucho camino se ha recorrido hasta llegar al 29 de noviembre de 2022, un día que quedará marcado para siempre en el calendario de esta historia comenzada por la valentía del Papa Juan XXIII. Esa fue la jornada donde, por primera vez en la historia, una organización judía sesionó en el Aula del Sínodo, en la Ciudad del Vaticano. El Congreso Judío Mundial comenzó en tan honorable sitio, la redacción de Kishreinu (en hebreo: “Nuestro vínculo”), la respuesta judía a Nostra Aetate.
Kishreinu, es el resultado de un proceso colaborativo de las comunidades judías de más de 100 países en el mundo, y entrega una respuesta al paso inicial dado por el Vaticano hace casi 60 años.
La redacción final fue entregada al Papa Francisco en octubre pasado.
El 30 de noviembre de 2023, un año después aquella histórica fecha, nuestra región se convirtió en el centro de un nuevo hecho histórico en este camino hacia la fraternidad judeo-católica. En la Ciudad de Guatemala, durante el encuentro anual de la SEDAC (Secretariado Episcopal de América Central), una delegación con representantes de las comunidades judías regionales, nos hicimos presentes para entregar a los obispos centroamericanos el documento Kishreinu.
El Rabino Gustavo Kraselnik, de la comunidad judía panameña; Sylvia L. Freund, Presidente de la Comunidad Israelita de El Salvador; Eric Scharf, Director del Programa de Diálogo Interreligioso de la Comunidad Judía de Costa Rica, Ilan López, Director Ejecutivo de la Comunidad Judía de Guatemala, y quien suscribe como Director Comunitario de la Comunidad Israelita de El Salvador, fuimos quienes tuvimos el honor de participar de la reunión episcopal.
En ese encuentro, el presidente de SEDAC, Monseñor Hector David García Osorio manifestó: “Invitando a representantes de la comunidad judía, con quienes venimos trabajando hace años para reforzar nuestro vínculo, seguimos avanzando hacia la construcción de la paz y la hermandad entre nuestras comunidades. Es un placer tenerlos en este encuentro anual nuevamente. Su presencia es sin dudas fruto de todo lo construido entre nuestras comunidades”.
Desde El Salvador, Centroamérica y América Latina, los judíos continuaremos trabajando para hacer del diálogo con nuestro hermanos católicos una herramienta de paz. Las puertas de nuestras comunidades están abiertas a todos aquellos que quieran consolidar dicha hermandad.
Que esta época de luz para el mundo judío que celebra Janucá y de renacimiento para mundo católico que celebra Navidad, nos inspire a continuar pavimentando el camino del encuentro.
Rabino - Comunidad Israelita de El Salvador.