Se lee: El Adviento es un tiempo de gracia para prepararnos a diferencia de otros años este será solo de tres semanas pues el cuarto domingo será 24 de diciembre por lo que tenemos que doblar esfuerzos y prepararnos de la mejor forma y que mejor forma que tomar la humildad esa misma que se describe en el punto 598 de camino ¡Qué grande es el valor de la humildad!
Por encima de la fe, de la caridad, de la pureza inmaculada, reza el himno gozoso de la santísima Virgen María en la casa de Zacarías: “Porque vio la humildad de Su sierva. He aquí que, por esto, me llamarán bienaventurada todas las generaciones”.
Tenemos que ser humildes, para liberarnos de la presunción de creernos autosuficientes, para ir a confesar nuestros pecados, aquellos escondidos y recibir el perdón de Dios; para pedir en todo lo que hemos fallado es un nuevo comienzo es un equilibrio entre la tradición, celebración reuniones familiares pero todo ser humildes algo que a todos nos cuesta a muchos y a mi quizá más pero aun así sé que el Adviento me invita a ello a reflexionar a querer y buscar ser mejor y lograr el perdón de Dios, para pedir perdón a los que hemos ofendido. Advientos pasan y parece que no lo vivimos con la intensidad que merece, en la preparación de recibir a Jesús en nuestros hogares y corazones.
La humildad debe ser una virtud que se debe cultivar en nuestros hijos, en nuestros hogares para que así entendamos que ante Dios todos somos iguales; llama la atención como cada año es más comercial y menos espiritual y el Adviento donde parece que nos interesa más celebrar fiestas, cenas, reuniones, celebraciones y ¿dónde está el Adviento?
Ya estamos en el segundo domingo de Adviento y debe ser suficiente motivo para volvernos humildes. Nada nos es desconocido, sabemos que imitar a Cristo es una forma de vida y no una simple celebración que no nos deja un ser nuevo en nosotros porque personalmente creo que esa celebración que se prepara para las festividades también pueden servir para compartir con el más necesitado, el Niño Jesús que está escondido en los hospitales, asilos, en la calle con el indigente, en el privado de libertad y tantas formas más quienes puedan y podamos proponernos ayudar al más necesitado que se nos atraviese en el camino o que lo busquemos en los lugares antes señalados.
Basta con ir a los barrios pobres, el área rural, el área del centro de las ciudades y encontraremos con quien tener un acto de caridad ese que solo lo sabe el que da y quien recibe esa bendición, no creo que los excesos agraden a Dios y es la humildad la que debemos traer a nuestra vida.
Ser humildes en cada acto, que diciembre sea un mes para que los otros meses lo imiten, que sea la humildad un acto donde siguiendo los pasos de Cristo, sepamos bajarnos del ego y poder servir en vez de ser servidos, buscar en vez de ser buscados, dar en vez de recibir, orar en vez de que otros oren por nosotros.
Mientras escribo estas líneas hay miles de personas en diferentes lugares viviendo verdaderos dramas, pero parece que todo se nos olvida y hoy podemos hacer la diferencia de ese equilibrio entre celebración, tradición y compartir con caridad y humildad.
Sabemos que hay cientos de miles de familias que no tienen ni para lo más sencillo, debemos buscar tener un corazón dadivoso, limpio y humilde.
Debemos recordar e insistir en que la Navidad sea un mes de amor, de haber recibido esa buena nueva, de cultivar la humildad como un valor importantísimo en nuestros hogares; cuando se es joven parece que poco conocemos de la humildad; sin embargo, al llegar a cierta edad nos damos cuenta de que la humildad nos abre más puertas que el mayor cúmulo de conocimientos.
Queda en nosotros darle un giro de timón a nuestras vidas y preparar la celebración navideña de la forma que agrade a Dios buscar esa característica del verdadero significado de estas fechas y lograr más espiritualidad y menos vanidad.
¿Por qué no podemos ser así? En nuestro mayor silencio debemos responder esta pregunta y reflexionar qué Navidad queremos, si lo mundano o lo hermoso de un corazón humilde.
Médico.