Recientemente se entregaron los premios Princesa de Asturias y en la categoría cooperación Internacional el premio fue para “#La Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Desatendidas (#DNDI, por sus siglas en inglés). Se trata de una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo principal es descubrir y desarrollar tratamientos para enfermedades consideradas "olvidadas" o desatendidas, y para otras relacionadas con la pobreza y el subdesarrollo.
(Me llenó de mucha emoción recordar que precisamente escribí una columna al respecto el 18 de junio del 2021 llamado “Las enfermedades invisibles“).
Tal Iniciativa a Medicamentos para Enfermedades desatendidas se adjudicó el premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional 2023”.
Pero ¿de qué se trata la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Desatendidas? Es llegar a aquellos lugares, a aquellos pacientes que, por su condición económica resulta su abordaje médico demasiado caro para un sistema de salud; no hablaremos de aquellos pacientes de África donde adolecer de una enfermedad como leishmaniasis es casi una condena a muerte, sino que intentaré señalar las enfermedades olvidadas en la región de Centro América; sin embargo, debo hacerme una pregunta: ¿quién es el olvidado? ¿Las enfermedades o el paciente?
Magistralmente el ponente del discurso, el director ejecutivo Luis Pizarro, de origen chileno, menciona a los enfermos sin voz; entonces más pareciera que es el paciente; lamentablemente entre más pobre sea un paciente más difícil será el acceso a recibir la atención médica requerida, y el vivir lejos de los centros de tercer nivel, lamentablemente la enfermedad va de la mano con la pobreza y esto hace aún más difícil que el paciente reciba la atención que necesita y merece.
En El Salvador tenemos enfermedades como la tuberculosis, la enfermedad de Chagas que están tratando y luchando por visibilizarse para una agenda de Salud Pública ,lamentablemente los pacientes que adolecen de “enfermedades desatendidas” son por lo general, personas de escasísimos recursos, lo que se convierte en una gran adversidad para ellos.
No es el país, la región mucho tiene que ver la poca investigación y el poco aporte de los laboratorios en investigar tratamientos accesibles, de bajo costo y al alcance de las personas que lo necesitan.
Estas enfermedades invisibles ya son un problema en países desarrollados; en España en poco tiempo el mal de Chagas será la primera causa de trasplantes renales y en países desarrollados se sabe de la leishmaniasis porque es una enfermedad que ataca a perros. Cada vez se visibiliza que un gran sector de la población muere en total olvido y no por descuido, sino por lo caro que resulta para él llegar hasta el centro médico y viceversa.
Nuestro país es un país pobre que apenas tiene un presupuesto para paliar lo más evidente; entrar al mundo de las enfermedades olvidadas es conocer una durísima realidad sustentada en la pobreza histórica, pues pareciera que creemos que la medicina se ejerce solo en las catorce cabeceras departamentales, pero no es así, hay un sin número de cantones y caseríos cuya inaccesibilidad hace que tener diagnósticos oportunos sea el primer paso para saber cuál es la realidad de la incidencia de estas enfermedades y luego recibir una atención médica.
Somos un país pequeño en cuanto a nuestra área geográfica; sin embargo, hay un infinito de lugares donde pocas veces se llega con atención de tercer nivel, y a pesar de la atención que brindan los centros de salud de primer nivel y vale la pena resaltar la labor del promotor de salud, cuando se trata de las enfermedades olvidadas, todo se complica.
Tenemos pacientes que en su pobreza deciden morir en casa; ejemplo claro son los más de veinte pacientes que fallecen cada día víctimas del cáncer y que apenas son estadísticas debido a que la pobreza gana la batalla y hace que recibir una atención médica resulte tan difícil ya sea porque no se tiene para los gastos de transporte, de alimentación y de hospedaje.
El cáncer parece ser una enfermedad “no olvidada”; sin embargo, arrasa con todo a su paso, mientras, desconocemos las estadísticas de las vidas cobradas por las “enfermedades olvidadas” y es aquí donde debemos poner un foco para que estos pacientes reciban el diagnóstico y luego la atención médica requerida, con su respectivo tratamiento no es una tarea fácil.
En la entrega del premio a la organización #CDNI“Enfermedades olvidadas, Luis Pizarro en su discurso logró enviar un claro mensaje así: “La pandemia de #COVID_19 demostró al mundo y a la humanidad que cuando el interés de los gobiernos por dar respuesta a un problema de salud pública rápido se obtienen resultados”, solo así como el caso de la recién pandemia podremos librar y ganar la batalla como ente Salud".
La medicina evoluciona a cada segundo y no es que busquemos un premio como lo es Premio Princesa de Asturias, no, debemos llevar la salud a la población, se deben conocer todas las aristas de las enfermedades olvidadas y tratarlas, si es posible curarlas pues estos pacientes a la larga, saldrán máscaros para un sistema de salud por lo que implica la invalidez y los tratamientos a recibir por los años de vida que le queden a un paciente.
Médico.