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Sigue China con sus desaciertos dando palos de ciego...

La hoy en día despanchurrada Unión Soviética que el criminal de guerra y asesino serial Putin en cierta forma intenta sacar del sepulcro, siempre tuvo problema para “asignar” precios a las cosas, fuera del pan que se distribuía sin costo

Por El Diario de Hoy |

Una ciudad en China ha pedido ayuda internacional para dar de comer a los animales de su zoológico.
Lo que sucede es “muy normal” en países donde las decisiones se toman en un centro de poder que obviamente no sabe lo que son las reales y precisas necesidades de cada ciudad, de los centros de enseñanza —donde niños y jóvenes son indoctrinados para “amar” al supremo dictador Xi Jinping—, lo que realmente se necesitará en la ciudad para tal o cual objetivo; literalmente el régimen está a ciegas y procede “tanteando”.


Tomemos el caso de nuestro saqueado país y como sucede en prácticamente todas las naciones de Occidente: no hay autoridad central ni puede haberla, que calcule lo que una ciudad o un poblado pequeño va a necesitar de verduras, cereales, manteca y mantequilla, bebidas diversas, mariscos…


¿Cómo es que comerciantes, transportistas, agricultores, mayoristas, bodegueros calculan lo que cada mañana y durante el día va a requerirse de tal o cual artículo?


Lo que guía esas decisiones son los precios, que para unos hace rentable llevar a un mercado, a cualquier mercado, una determinada cantidad de frijoles o piñas, o esperar hasta que las condiciones sean más propicias.


Como son muchos los que cultivan piñas o jocotes o mangos, para unos será el momento de vender, para otros todavía hay que esperar.


La hoy en día despanchurrada Unión Soviética que el criminal de guerra y asesino serial Putin en cierta forma intenta sacar del sepulcro, siempre tuvo problema para “asignar” precios a las cosas, fuera del pan que se distribuía sin costo; para medio orientarse se valían de los catálogos de venta de entidades como SearsRoebuck, lo que les facultaba para definir cómo el precio de una motocicleta se comparaba con el de un automóvil, o remedo de automóvil que se fabricaba en la URSS, el Lada, que era más bien una motocicleta con carrocería de vehículo pero que a duras penas podía subir pequeñas cuestas, como lo vimos al tomar un tour en la antigua República “Democrática” de Alemania, donde los guardas pasaban espejos debajo de los buses y vehículos, sobre todo y especialmente a la salida, pues los residentes de tales campos de concentración, confinados con muros y alambradas en el “paraíso socialista” hasta la caída del Muro de Berlín, hacían lo posible para dejarlos atrás.


¿Quiénes definen lo que venden en los mercados del mundo?

En Berlín hay un museo donde tales aberrantes medidas y lo que algunos consiguieron evadir se exhiben, a la par de un cementerio honrando a los que murieron en el intento.


Desde la autoestrada que pasa por Berlín puede verse el lugar abandonado donde esas aberrantes medidas se aplicaban.


Truman y sus homólogos ingleses ordenaron la destrucción de Alemania una vez vencida y tocó a Konrad Adenauer, ex-alcalde de Colonia, y a Ludwig Erhard poner en pie la nación, forjando un modelo de gestión que fue la fórmula que los “Chicago Boys”, alumnos de Milton Friedman, aplicaron en Chile para revertir el “desastroso desastre” que el socialista Allende dejó y la economía dirigista que Pinochet mantuvo tras el golpe que llevó a la “revolución de las cacerolas” en 1973 y que ahora resulta tan fácil condenar…

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Economía Mundial Opinión

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