En tiempos pasados la Psiquiatría era considerada como una especialidad médica misteriosa. Los consultorios psiquiátricos estaban generalmente apartados en los centros hospitalarios y más bien parecían oscuros confesionarios que clínicas modernas y bien equipadas. Los hospitales psiquiátricos generalmente estaban ubicados en las afueras de las ciudades, a veces en sitios poco accesibles. En eso se parecían a los antiguos hospitales para tuberculosos, que se situaban en lugares apartados, en el campo, donde supuestamente el aire puro tenía un efecto terapéutico. La excelente novela La montaña mágica de Thomas Mann nos describe este tipo de sanatorios.
Los psiquiatras también estaban envueltos en este halo de misterio, y se percibían o bien como dotados de poderes especiales o bien como seres extraños y peculiares.
No puedo decir que dicha percepción haya desaparecido por completo. Parte de ésta aún persiste, y eso hace que muchas personas hagan lo que se ha dado en llamar carrusel médico, la visita a muchos especialistas antes de aceptar que el especialista al que deben acudir es al psiquiatra. Pero las cosas están cambiando a un ritmo acelerado y cada vez la Psiquiatría se relaciona más con otras especialidades y el elemento mental o psicopatológico se toma como un protagonista influyente en muchas enfermedades. La Psiquiatría de Enlace, que no es más que el apoyo psiquiátrico en unidades médicas de diferentes especialidades es ya parte del abordaje terapéutico. Ahora se encuentran psiquiatras en unidades de cuidados intensivos, de hemodiálisis, de Oncología, de Cardiología Intervencionista, de Reumatología y un gran etcétera.
La depresión, por ejemplo, es ahora considerada como un factor de riesgo cardiovascular, en el mismo nivel que la diabetes, la hipertensión arterial, el colesterol elevado y la vida sedentaria. Estudios que se han llevado a cabo en los últimos años indican que el tratamiento adecuado de la depresión previene infartos cardíacos y accidentes cerebrovasculares, conocidos popularmente como derrames cerebrales; dos causas muy frecuentes de muerte.
El tratamiento psiquiátrico en los pacientes con cáncer es esencial, tanto para ayudar a las personas y a sus familias a afrontar la enfermedad como para hacer más eficaces los tratamientos. La relación entre los procesos mentales y las enfermedades autoinmunes es cada vez más evidente. Y así también existe conexión entre lo mental y condiciones neurológicas, renales, dermatológicas, ginecológicas e infecciosas. Se ha demostrado que hay una influencia bidireccional entre la mente y el Sistema Digestivo. La naturaleza de la flora intestinal tiene efecto sobre la salud mental y el bienestar general, pero también la mente tiene influencia en dicha flora.
El poder de la mente en las reacciones fisiológicas se ha demostrado en múltiples estudios. Uno especialmente interesante fue cuando a un grupo de voluntarios se les vendó los ojos y se les advirtió que la brasa de un cigarrillo se les iba a poner en el dorso de la mano por unos instantes. Se encendió el cigarrillo y los voluntarios sintieron el olor del humo. Con la mano inmovilizada se les aplicó la punta de un cigarrillo, pero sin encender. La creencia que estaban siendo quemados por la brasa produjo ardor, por efecto de la sugestión. Pero lo más interesante del experimento es que a varios de los voluntarios también les apareció una ampolla típica de quemadura en la zona donde se aplicó el cigarrillo apagado. En resumen, se produjo una reacción histológica de defensa ante una percepción mental. Si esto es posible, ¿qué no podrá hacer la mente?
Médico Psiquiatra.