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Carta a quienes se preguntan cómo comenzó la destrucción de Mijango

Así comenzó todo. Siguieron tres juicios más contra Raúl, hasta que al fin lo lograron condenar -con el testimonio falso de -otra vez- Nalo. 13 años cárcel. El final ya lo conocemos: En Mariona lo dejaron morir lentamente.

Por Paolo Luers
Periodista

Amigos:

Los dramas no vienen de la nada. Tienen historia. El drama de la destrucción de Raúl Mijango, que culminó el 28 de agosto 2023 con su muerte, comenzó siete años antes, el martes 3 de mayo 2016, cuando lo capturaron para enjuiciar la tregua –y a él como el principal mediador. En mi libro Doble Cara cuento lo que pasó:

El martes 3 de mayo 2016 estuve con Raúl en el programa de Pencho&Aída. Hablamos sobre los videos que publicó El Faro, sobre la intervención de las pandillas en las elecciones... Pencho nos preguntó si en todo este asunto tan controversial de la tregua no tenemos miedo.” Raúl como siempre cuando alguien pregunta esto, se rio y dijo: “Nosotros venimos de donde asustan. Uno siempre tiene miedo, pero esto no es razón para no hacer lo necesario.”

Pregunté a Pencho: “¿Miedo de quién? ¿De los mareros, o del gobierno, o de la fiscalía?”

“De todos ellos. ¿Acaso no es peligroso lo que están haciendo? ¿Por ejemplo, no corren peligro que el fiscal, que siempre dice que la tregua era ilegal, proceda contra ustedes?” Raúl y yo intercambiamos miradas. Con una su mueca me indica que conteste yo. “No creo que se atreva”, contesto. A veces hay que hacerse el valiente, por lo menos hablando en radio y en vivo...

Nos despedimos en el parqueo de la Torre Futura. “Voy a ir a atender la tienda, porque la Negra tiene que salir. Nos vemos a las 4 en la Fundación”, me dice Raúl. Llego a la casa y Daniela tiene listo uno de sus deliciosos desayunos rancheros. Suena el teléfono. Es Camilo: “Andate a la mierda de tu casa, ¡pero ya! Acaban de detener a Raúl, y ya vienen por mí. Salgan de la casa, ¡pero ya! Y no se te ocurra hablarme a mi celular...” Cuelga y me deja paralizado.

* * *

(El Juicio): Ningún testigo ha podido sustentar las acusaciones, así que toda la expectativa está focalizada en las declaraciones que dará el último testigo de la fiscalía, el testigo clave: Nalo.

Desde que comienza a hablar se nota que lo que le toca hacer este día es inmensamente incómodo para él. No puede ver hacia el lado donde están los acusados. No se necesita un detector de mentiras para sentir cuando habla hechos verídicos y cuando dice mentiras. El testimonio que los fiscales han construido con su testigo es un complicado tejido de hechos reales y otros inventados o manipulados. Siempre cuando son inventos, a Nalo se le quiebra la voz. Recupera seguridad cuando regresa a hechos reales.

“Se dan cuenta cómo este hombre está sufriendo cuando tiene que mentir. Se nota que le da pena. Pobrecito...”, dice Raúl en un receso.

“No jodás”, contesta Camilo, “¡nos está jodiendo el hijo de su puta madre!”

“Sí, pero está sufriendo. Lo doblaron, y se nota que es un hombre quebrado”. Tiene razón Raúl, a mí este hombre me da lástima.

* * *

Vienen los testigos de la defensa, aunque los citó la misma fiscalía: Fabio Colindres, el obispo; el general Francisco Salinas, director de la PNC durante la tregua; el general David Munguía Payés, ministro de Justicia y Seguridad durante la tregua. Los fiscales presionan a Fabio a distanciarse de Raúl, incluso para incriminarlo. Para esto lo han presionado en largas entrevistas previas. No les funciona, no saben de qué madera es Fabio. Monseñor habla de la ética que lo movió a apoyar la tregua, del respeto que le tiene a Raúl y Camilo...

Veo que Raúl no está bien. “No te preocupés, Negro, todo está saliendo bien...”

“No es esto, estoy hecho mierda, tengo mareos, algo me pasa. Debe ser la mierda del azúcar..”

El último día, antes de que el juez dé su sentencia, entro al Centro Judicial, y abajo, en la oficina donde los acusados cada día tienen que firmar su entrada, veo a Raúl. Entro para saludarlo y veo que algo está muy mal. Está pálido y le tiemblan las manos, ni firmar puede. Le pido al encargado de esta oficina que por favor llame al juez Godofredo Salazar. Por suerte, contesta. Le explico que Raúl está muy mal, que necesita ir de emergencia al hospital. Sin dudar, el juez lo autoriza. Uno de sus abogados lleva a Raúl al Hospital General del Seguro Social.

Termina el juicio. El día siguiente, esperamos el fallo. Raúl ya no ha regresado, quedó internado en el hospital. El fallo es contundente: Se absuelven todos los 18 acusados de todos los cargos. Titulo mi nota para el Diario: “FGR pierde 0 a18.”

Mientras celebramos la victoria, fiscales y agentes de la PNC entran al cuarto del hospital, donde está acostado Raúl Mijango y le leen otra imputación, esta vez por presunta colaboración en un caso de extorsión. Lo dejan amarrado con esposas a las rejas de la cama hospitalaria. No se rinden, son vengativos.

Así comenzó todo. Siguieron tres juicios más contra Raúl, hasta que al fin lo lograron condenar -con el testimonio falso de -otra vez- Nalo. 13 años cárcel. El final ya lo conocemos: En Mariona lo dejaron morir lentamente.

Si no conocemos la historia detrás de un drama, no lo podemos entender.

Saludos,

Paolo Lüers

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Las Cartas De Paolo Lüers Opinión Raúl Mijango Tregua

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