La transición de los países hacia el uso de fuentes de energía “limpias”, o también llamadas renovables, es algo inminente debido a que cada vez se vuelve más difícil explotar recursos agotables como los combustibles fósiles, principalmente el petróleo.
En este sentido, y en el marco del Congreso Regional de Energía 2023, que inauguró ayer la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI), el secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), Andrés Rebolledo, explicó cuál es el panorama que se espera para la región latinoamericana.
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Puntualmente, el secretario de la OLADE señala que, si bien es cierto en los países latinoamericanos ya hay energías renovables, el siguiente paso sería la electrificación de los consumos (como en el transporte), algo que requerirá “un esfuerzo importante”.
En este punto, para alcanzar esas metas de acá hasta 2050, la región podría necesitar hasta más de $300,000 en inversiones para alcanzar esos objetivos en los primeros siete años, es decir, en 2030, algo que podría variar en la medida en que las tecnologías para la generación eléctrica también vayan avanzando.
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No obstante, añade que “nuestros países siguen siendo de desarrollo intermedio, que tienen otros desafíos sociales y sus propias realidades. El tema de la inversión y financiamiento es un elemento bien clave”, por lo que el proceso podría ser no tan fácil.