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Carta a los Bukelistas: Olvídense de conquistar América Latina

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Por Paolo Luers
Periodista
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Mucho de ustedes se han ilusionado con la popularidad que Bukele y su modelo autoritario de seguridad despiertan supuestamente en toda América Latina. Ya estaban soñando con una corriente Bukelista que conquista país por país.

Sigan soñando, fanáticos Pero lo siento, no es para tanto. Los que levantaron la bandera de Bukele perdieron todas las recientes elecciones en el continente. El domingo pasado, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales guatemaltecas, sufrió una sonada derrota la eterna candidata de la derecha, Sandra Torres. Para defenderse del tsunami popular que se movilizó en favor del candidato anticorrupción, Torres en su desesperación agarró la bandera del Bukelismo, prometiendo seguir su ejemplo de imponer un estado policial para suprimir la delincuencia, “cuesta lo que cueste”. Su declaración de amor por el mesías salvadoreño no le sirvió para nada. Los guatemaltecos votaron, con gran mayoría, por Bernardo Arévalo, que es lo más opuesto a un Bukelista. Su partido Semilla tiene mucho en común con Nuestro Tiempo en El Salvador.

Antes ya había usado la bandera del Bukelismo la candidata de la ultraderecha guatemalteca, Zury Ríos, hija del general golpista Ríos Montt. Nadie tenía duda que ella iba a cumplir con todas las amenazas que hizo – pero no le sirvió para nada. No pasó de la primera vuelta.

En las elecciones primarias de Argentina pasó algo similar. Había un candidato de derecha, Santiago Cúneo, que no habló de otra cosa que de El Salvador, Bukele y el régimen de excepción. Puso vallas por todas partes con fotos de Bukele y de él. El tipo recibió menos del 0.5% de los votos. La otra figura igual de excéntrica de la ultraderecha argentina, Javier Milei, fue mucho más prudente: Dijo que había que “analizar con calma la experiencia en El Salvador,” pero no elevó nunca a Bukele al altar. Este hombre ganó un 30% del voto, pero no por Bukele, sino por su promesa de dolarizar Argentina y de reducir el gasto estatal a un mínimo.

En Ecuador, donde el pasado domingo se celebró la primera vuelta de las elecciones presidenciales, había entre los candidatos un tipo que le dicen ‘el mercenario’ o ‘el Rambo’. Jan Topic fue soldado de la Legión Extranjera Francesa y luego se hizo millonario con negocios de seguridad privada. Se declaró alumno de Nayib Bukele y prometió aplicar su modelo de seguridad, aunque sea a costa de las garantías constitucionales. Quedó en cuarto lugar y fuera de la carrera.

Entonces, en casi todo los países de la región hay locos, que piensan que con levantar la bandera de Bukele pueden llegar al poder. Todos han fracasado. La receta no funciona. Pero siguen surgiendo otros emuladores de Bukele, en Chile, en Colombia, en República Dominicana. Pero tampoco están prosperando. Ningún político serio ha abrazado a Bukele y su concepto de un estado autoritario, militarista y policial. La tal “Internacional Bukelista”, que ustedes pensaban que iba a conquistar América Latina, sólo existe como farsa.

Nuestros vecinos observan con atención lo que está pasando en El Salvador. Pueden apreciar que la tasa de homicidios ha bajado sustancialmente, que la gente se siente más segura en sus barrios – pero igual ven la erosión del estado de derecho, el régimen excepcional permanente, los arrestos arbitrarios. Por tanto, no se dejan engañar tan fácilmente con consignas de mano dura.

Algunos periódicos internacionales, como El País, han publicado artículos con la advertencia de que el modelo autoritario de Bukele está propagándose en el continente. Creo que estas advertencias son tan equivocadas como las encuestas. Una de esas notas del El País termina con una conclusión más sensata: “Como explica el analista guatemalteco Renzo Rosal, tal vez Bukele atrae a aquellos políticos y ciudadanos que tienen los mismos rasgo autoritarios del controvertido presidente salvadoreño.” Para decirlo en salvadoreño:
Bukele conquista a los locos, pero no a los pueblos.

En vez de soñar con una Internacional Bukelista conquistando América, mejor cuídense que no se les caiga en casa. Guatemala está cerca.

Saludos, Paolo Luers

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