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Derecho a la alimentación

Para erradicar el hambre en El Salvador necesitamos mayor voluntad por parte de nuestros políticos, más apoyo financiero y poner en marcha medidas permanentes de seguridad alimentaria, además de propiciar las oportunidades para el desarrollo económico de las personas, priorizando familias de escasos recursos para cumplir de manera íntegra el derecho a la alimentación que todo ser humano debe tener.

Por Ondina Ramos
Ingeniera en Alimentos

El derecho a una alimentación adecuada es un derecho fundamental, reconocido por primera vez en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 como un derecho a un nivel de vida adecuado. Debemos reconocer que la alimentación es un derecho humano y no una mercancía con la se puede negociar, se debe proteger el derecho de todos los salvadoreños a alimentarse con dignidad, ya sea produciendo su propio alimento o con la capacidad de adquirirlo. La canasta básica sigue en aumento y los salvadoreños siguen sin oportunidades de trabajo digno.

El Estado está obligado a desarrollar, mediante la cooperación de organismos internacionales, una serie de medidas o programas para la producción, conservación y distribución de alimentos para asegurar que todas las personas sean capaces de acceder a alimentos suficientes para estar protegidas contra el hambre y urge hacer un estudio en los cinturones de pobreza del país para tener datos reales de cuantos salvadoreños han caído en inseguridad alimentaria grave. La lucha contra el hambre y la desnutrición es más que una obligación moral o una opción política; es una obligación de derechos humanos jurídicamente imprescindible.

Se debe prestar atención a conceptos tales como la seguridad alimentaria (la sostenibilidad del acceso a los alimentos para las generaciones presentes y futuras) y la soberanía alimentaria (el derecho de los pueblos a definir sus propios sistemas alimentarios y agrícolas). El derecho a la alimentación no se debe limitar al hecho de tener una cierta cantidad de calorías y los nutrientes necesarios en la dieta, sino que también implica que todos tengan acceso físico y económico a los alimentos o los medios para producirlos en todo momento es decir el alimento debe estar disponible, accesible y adecuado.

Todos los salvadoreños, independientemente de su color, sexo, religión, opinión política o de otro orden, origen nacional o social, tienen derecho a la alimentación adecuada y el derecho de vivir libres del hambre. Si los alimentos son demasiado caros o el ingreso de las personas es demasiado bajo puede disminuir la calidad y la cantidad de los alimentos que comen, por ejemplo, se ven obligados a optar por alimentos más baratos pero menos nutritivos o sanos. En esos casos no gozan del derecho a la alimentación porque los alimentos que comen son inadecuados; los alimentos deben ser seguros para el consumo humano y estar libres de sustancias nocivas, como los contaminantes de los procesos industriales o agrícolas, incluidos los residuos de los plaguicidas, las hormonas o las drogas veterinarias.

Es común que las personas que viven en la pobreza no pueden ejercer plenamente el derecho a la alimentación porque no pueden comprar alimentos adecuados ni tienen los medios para cultivarlos ellos mismos. Son muchos los factores relacionados a la falta de accesibilidad de alimentos en familias de escasos recursos tales como el desempleo y falta de acceso a la educación. Por ello es importante la participación política, social y justicia bien empleada. En El Salvador se debe proyectar realizar cambios fundamentales en las políticas ya que éstas afectan a la distribución de ingresos, el empleo, el acceso a las tierras y el agua y la inclusión social.

Para erradicar el hambre en El Salvador necesitamos mayor voluntad por parte de nuestros políticos, más apoyo financiero y poner en marcha medidas permanentes de seguridad alimentaria, además de propiciar las oportunidades para el desarrollo económico de las personas, priorizando familias de escasos recursos para cumplir de manera íntegra el derecho a la alimentación que todo ser humano debe tener. Los salvadoreños debemos unirnos y luchar contra la pobreza de esta manera reducir el hambre por medio del trabajo en la productividad agrícola y los ingresos económicos, así como fomentar mejores prácticas nutricionales en todos los programas que incrementen el acceso directo e inmediato de los más necesitados. Si bien es una tarea difícil, es posible conseguir el incremento necesario de la producción de alimentos para satisfacer las necesidades futuras. No olvidemos que está demostrado que es posible progresar rápidamente si se cuenta con un fuerte compromiso.

Ingeniera

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