Con todos sus problemas a cuestas y con decenas de rubros en los cuales progresar, el fútbol salvadoreño se apresta para iniciar el fin de semana otra temporada que, esperemos, sea mucho menos accidentada que la anterior, que terminó con un torneo suspendido y sin campeón. También había arrancado mal, muy mal: El Apertura 2022, empezó un mes después del inicio anunciado por un conflicto entre Primera-INDES-FESFUT y el Clausura arrancó una semana después para cerrar patrocinio del INDES. La tragedia del Cusca hizo que el torneo se terminara en los cuartos de final.
Hoy, dos meses y medio después, con el Jocoro haciendo de local en Honduras como primer adelantado en Copa Centroamericana -el miércoles será el turno del debut de Águila y FAS en este torneo- arrancó la temporada de equipos nacionales, que vivieron un intenso intercambio de jugadores y constante cambios de localías.
Con un Alianza austero que no tendrá el apoyo de su gente, con un FAS que empezará con nacionales y un Águila que no pudo coronar su superioridad en el Clausura con una estrella más, el nuevo certamen será distinto.
En el medio, con la cercana posibilidad de Leo Menjivar -la aparición de la última joya del fútbol salvadoreño- de cerrar su pase al Alajuelense de Costa Rica donde, si se concreta, podrá desarrollar un progreso que no alcanzaría en nuestra Liga Mayor. Los ticos encaminaron en los últimas décadas una liga con mucho mayor profesionalismo que la salvadoreña, con escenarios dignos e instalaciones mucho más decentes que las que vemos semana a semana por aquí.