El teatro de la luz tiene una función muy especial esta noche. Se presenta la compañía “Sombras”. Y en efecto, quienes salen a escena es un desconcertante grupo de sombras actuantes. Sombras, lo único que se puede ver en la luz, porque en la oscuridad total no se perciben. El teatro de la luz –como su nombre mismo lo indica—se da gracias al fenómeno cósmico de la luz. La luminiscencia como elemento cognitivo de nuestra última civilización. Entre el reparto de sombras actuantes están los farsantes, los asesinos de sueños, los traficantes del amor, los usureros, los vendedores del suelo natal y bienes raíces, los sátiros, los comediantes, los dramáticos, los músicos y -por supuesto- el director de escena y el autor omnisciente del destino de los actores y de los mismos espectadores. El día de nuestro debut sólo tiene tres funciones: “juventud” “plenitud” y “vejez”= “matiné” “tarde” y última función de la noche. Así sale a escena este ser humano hijo de la civilización y del Génesis de los desiertos de Palestina. Pero bien, cada actor de esta historia puesta en escena, expresa en su rostro lo que no pueden decir sus labios. Y su belleza surge de las mismas tinieblas narcóticas del escenario. Donde –como en el teatro de sombras chino— quedamos al final, al otro lado del velo de proyección. <Libros de Carlos Balaguer-Amazon>
Teatro de sombras
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