A raíz del estreno de la película “Barbie” el mundo se ha “pintado” de rosa, el color que identifica a la famosa muñeca que fue creada en Estados Unidos el 9 de marzo de 1959. Por doquier, especialmente en las salas de cine, desde el pasado jueves se han visto a muchas personas luciendo atuendos en esa tonalidad.
En medio de esta “fiebre”, muchos salvadoreños han recordado a otra famosa muñeca, una que marcó la infancia de miles de niñas. Se trata de Roxana, el nostálgico juguete que era fabricado en El Salvador.
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Durante más de cuatro décadas, esta muñeca de ojos móviles y azules alegró la infancia de muchas chiquitinas. Miles de niñas la tuvieron en sus brazos y junto a ella vivieron momentos de ilusión y fantasía. Pero ¿sabes cómo las fabricaban? Te lo revelamos a continuación.
Entrar a la fábrica de muñecas Roxana era entrar a un mundo de fantasía y magia. Ahí, hombres y mujeres laboriosos creaban con avidez las hermosas muñecas.
Cabezas, troncos, manos y piernas de vinil, ojos mecánicos, cabellos sintéticos en diversas tonalidades, vestidos multicolores y zapatitos de plástico eran ensamblados con mucho cuidado por los colaboradores de la factoría para darles forma a los hermosos juguetes.
De esa fábrica no solo se elaboran las Roxanas, sino también otros tipos de muñecas, entre ellas, Natasha, Pamela, Sofía, Andrea y Nicole, así como también los “bebés” y los simpáticos “Chiquis”. Cada uno de estas piezas era elaboradas con productos de primera calidad, que en su mayoría se importaban de países como China, Colombia, Italia y Estados Unidos.
Todo este trabajo se llevaba a cabo frente a la mirada atenta de doña Irma Charud, propietaria de aquella empresa.
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La marca Roxana nació en 1970 bajo la dirección de Tacoplast, S. A. de C.V, pero, en 2001, prescindió de esta marca y de la administración, que en su mayor parte era familiar; se concentró en fundar una nueva empresa denominada Industrias Roxana, S.A de C.V. Fue nombrada así en honor a la hija de la propietaria.
En un enorme galera, los hacendosos trabajadores participaban en el proceso de elaboración de las muñecas, que se realizaba de forma artesanal, ya que las herramientas y la maquinaria eran manuales. El departamento de muñecas era el que trabaja con más delicadeza, tacto y creatividad.
El proceso de elaboración de las muñecas iniciaba con la selección y la mezcla de la materia prima con que se preparaba el vinil. Posteriormente se rellenaban con esa mezcla los moldes de las diferentes partes del cuerpo, que luego eran sometidas a altas temperaturas dentro de un horno.
Extraídas las piezas del horno y luego remojadas en agua, se limpiaban para dar inicio a la transformación.
Algunas operarias se dedicaban a ponerles el fino cabello a las calvas cabezas (enraizar), otras les colocaban los ojos y otras las peinaban. Luego se procedía a maquillarlas. Esta parte del proceso se hacía a mano y una por una; para ello empleaban pinturas duraderas y no tóxicas.
Después se unía todas las partes de las muñecas y se procedía a vestirlas. Todas las bonitas prendas se hacían en el taller de costura de la empresa.
Por último, se introducían en cajas o bolsas, se empacaban y se sometían a una revisión rigurosa de control de calidad.