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“Fue un oro especial para la siguiente generación”: Quique Arathoon

El velerista nacional, quien ganó los Juegos Centroamericanos y del Caribe en San Salvador 2023, resume su oro como una presea especial. La dedica a Dios, y ahora va por más

Por Varinia Escalante | Twitter: @VSkalanT |

Enrique Arathoon celebra la medalla de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2023. Foto EDH/Cortesía Secretaría de la Presidencia.

Después de tres participaciones en Juegos Centroamericanos y del Caribe, a Quique Arathoon se le cumplió su sueño. Cosechó, en la justa de San Salvador 2023, la presea de oro que tanto buscaba, después de años de esfuerzo, trabajo y sacrificio. Quedó campeón en vela, tras ganar la categoría Ilca 7, e hizo sonar las notas del himno nacional. Y, a CANCHA, contó qué sintió en aquel momento. También, anticipó qué se le viene.

El emotivo mensaje de Arathoon, ganador de oro en San Salvador 2023, a la juventud

El velerista campeón sabe que este oro lo impulsa para lo que resta del 2023. Tendrá varios eventos, con la mira de hacer lo mejor por alcanzar sus objetivos. “Siempre que voy a navegar, voy con el plan que tuve de pequeño. Mi objetivo siempre es ganar”, manifestó.

¿Dónde está ahora? ¿Qué pasó después de la medalla de oro de los CAC?
Ahorita, estoy en Guatemala. Me vine, el fin de semana después de la medalla aquí, a trabajar. Y aquí vivo. Estoy compaginando el trabajo y la vela al mismo tiempo.

¿En qué trabaja o a qué se dedica?
Estoy vendiendo tape, cinta de empaque, y stretch film (rollos para embalaje). Estoy tanto en la parte de ventas como en la parte de producción. Es un emprendimiento, es de la familia, pero yo ayudo.

Volviendo al momento de la medalla de oro, ¿qué sintió en ese instante?
Es un alivio. La verdad que haber soñado de tantos años el ganar los C.A. y del Caribe y que, gracias a Dios se pueda lograr, es un respiro de alivio, de satisfacción, de todo. De que valió la pena el esfuerzo. También es una muetra de que vamos por el buen camino y que aún queda mucho por recorrer. Hay que seguir teniendo fe y trabajar duro.

El nacional Enrique Arathoon ha repuntado en vela y pelea por medalla. Foto EDH/Cortesía COES.

¿Cuánto tiempo trabajó y pensó solo en los Juegos C.A. y del Caribe?
Abordamos el año con varias competencias importantes y San Salvador era una de ellas. Pero todos los entrenos son para ser yo cada día mejor, sin importar qué competencia sea. Atacamos el año con varias fechas importantes, pero buscamos ser excelentes cada día. Todos los días se entrena para ciertos eventos. Pero sabiendo de San Salvador, logré entrenar a principios del año en el Lago de Atitlán (Guate), donde las condiciones pueden ser más similares que entrenar en mar. Sí fue importante ese fogueo. Pero todos los días buscamos ser mejores, así que nos preparamos todos los días.

¿Por qué la medalla tiene ahora un gran valor respecto a otros CAC?
Estos son mis terceros Juegos C.A. y del Caribe, desde Mayagüez 2010, empecé a competir. Terminé como 12 o 13. Hice los siguientes en Veracruz (2014), donde terminé tercero. Y no pude hacer los de Barranquilla (2018), porque justamente había una clasificatoria olímpica muy cerca y mi entrenador, en ese momento, me dijo que prefería que hiciera solamente una y me preparé para el Mundial, que era el clasificatorio, y lamentablemente no me fue tan bien. Me perdí la posibilidad de ganar una medalla ahí o haber luchado una medalla ahí. Y esta es mi tercera participación en la que logramos, gracias a Dios, estar en lo más arriba del podio.

El salvadoreño Enrique Arathoon ganó oro en Ilopango. Foto EDH/Cortesía de la Secretaría de la Presidencia.

¿En qué nivel está este oro en su carrera?
Es una pregunta un poco difícil, porque todas las regatas son bien importantes y todas si no tienen un reto de algún tipo, van a tener un reto de otro, ya que creo y considero que por el momento -no por ser creído, ni nada- de tanta tensión, expectativas y ganas de ganar, el rival más fuerte a vencer es uno mismo al final. Uno mismo es el que se tiene que conquistar en cuanto a mantenerse concentrado, para mantenerse en el presente, haciendo todo el tiempo el siguiente paso correcto, no dejarse llevar por un mal momento, ni por un muy buen momento, mantenerse siempre en un estado óptimo. Eso es lo que creo que hace especial estos Juegos, al igual que cualquier otra competencia. Pero la oportunidad de ser local, de que mis papás, mi abuela, mis tíos estuvieran viendo, era algo que nunca ha pasado y lo cual le da mucha importancia. Para mí, siempre va a ser especial el hecho de haberlo podido compartir con mi abuela y eso no tiene precio. Todas las regatas son importantes, porque son victorias personales en las cuales puedo mejorar ciertos aspectos y eso para mí es muy importante y tiene un montón de significado. Es un proceso y se hace especial el hecho de que siempre el objetivo es no importando el resultado final, si no vaciarnos ahí en el agua y dar lo mejor de mí. Eso hace especial este evento y cualquier otro en lo que dé lo mejor.

El apoyo de la gente y competir en casa hicieron la experiencia distinta
¡Por supuesto! Fue súper especial el hecho de transmitir, de alguna forma, esa emoción del deporte de vela a la siguiente generación. Para mí, eso fue lo que dio fruto y va a ayudar mucho a la siguiente generación a motivarse. Los chicos me conocen y saben que no soy una persona extraordinaria, si no normal, con ganas de trabajar y con fe. Si ellos ven que yo lo pude lograr, ellos pueden sentir esa motivación de que ellos también lo pueden hacer. Esa cercanía al ver esta realidad, a veces pensamos que es para gente superdotada y nunca nos atrevemos a soñar, así que tener esa cercanía y que lo pudieron vivir ellos también (los atletas) puede ser un motivador fuerte para que logren seguir no necesariamente en la vela, si no en el deporte que sea su vocación. Eso lo hace súper especial.

Enrique Arathoon al ganar la medalla de oro en San Salvador 2023. Foto: Imagen de carácter ilustrativo y no comercial / https://twitter.com/ybukele/status/1675284408947843075

¿Qué hubo antes de San Salvador?
Lo primero que hicimos en el año fue un campamento de entrenamiento en enero, con varios regatistas internacionales en Guatemala. Luego, nos fuimos a clasificar a los Juegos Panamerianos en Tampa (EE.UU). Después, hicimos otro campamento de entrenamiento en Puerto Rico. Hicimos la primera fecha de la Copa del Mundo en Palma de Mallorca (España), durante la semana santa; a las dos semanas, hicimos la Copa del Mundo en Francia. Y luego, entrenamos en casa y llegar más temprano a los Juegos C.A. y del Caribe, para poder probar la cancha (lago de Ilopango). Hicimos una base de entrenamiento una semana ahí, antes de los Juegos.

Y pasados los Juegos, ¿qué viene?
Me voy este jueves para prepararme para el Mundial. Vamos a hacer un entrenamiento de 10 días en Brasil, para el Mundial en agosto en Holanda (Países Bajos). El más importante de todos es el Mundial, porque va a dar las primeras plazas para la Olimpiada. Y luego, los Juegos Panamericanos en noviembre, porque también dan plaza olímpica. Y me da la oportunidad de cumplir otro de mis sueños que es un paso más cerca del sueño más grande que es ganar los Juegos Olímpicos, pero es un paso. Primero hay que ganar los Panam, y luego vamos a la Olimpiada, creciendo siempre esa confianza. Esas regatas se vienen, y posiblemente pueda hacer un campamento de entrenamiento en octubre en el lugar donde se van a realizar los Panamericanos, para poder ir a conocer la cancha; y luego, al final del año, siempre hacemos una pretemporada que nos prepara el último empujón para la olimpiada.

¿Cómo resumiría la competencia?
Honestamente, fue larga (risas). Fue muy larga, porque el hecho de los nervios y las ganas de ganar, todo hace que uno quiera que pase rápido y al final el viento no coperó los primeros días y todo fue muy lento, no corríamos, y si lo hacíamos volvíamos a hacerla de nuevo porque cambiaba el viento y había que repetirla, y había que sobreponerse a la rutina, estar en el presente. Se volvió muy cansado. A lo mejor, uno de afuera no lo ve, pero más allá del esfuerzo físico, hay uno que se hace emocionalmente para mantener el estado óptimo, concentrado únicamente en las cosas importantes. Cuando uno se empieza a llevar por “ya hubiera ganado” o “ya estuviera adelante” ahí empieza a hacerse larga la cosa, porque uno tiene que volver a decir: “No, momento”, para volver a ponerse en el estado óptimo, porque la mente, en la naturalidad, lo quiere tirar a uno en querer que ya termine, a querer tener ya la medalla.

Se olvida uno que para llegar ahí, yo lo llamo, hay que tener muy de cerca el sabor del encuentro. Esa fue la verdadera vivencia. De mantenerse cerca de los rivales, de querer luchar, de no dejar hasta el final todo. Fue larga porque se postergó mucho, el viento no ayudó, luego sí ayudó, y entonces había que mantenerse toda la semana. Y púchica, esto no termina hasta el final, y tenía al de Aruba a un punto, que no es nada, sabía que en cualquier momento por más que yo pude ser el líder durante toda la semana, si yo cometía un error fuerte, él me podía pasar muerto de risa, entonces lo hace muy largo. Así lo viví yo y, por eso, al momento en que ya gané, ya pasó, pero no me hubiera gustado hacerlo de ninguna otra forma. Creo que el trabajo hace que el esfuerzo y el resultado tengan mucho más sentido, más mérito personalmente, conmigo mismo porque me mantuve firme a mi objetivo, que no solo era ganar, sino dar de mí lo mejor y para eso sabía que tenía que estar en el momento, en la rutina, concentrado en ver cuál va a ser la próxima movida del viento, y ahí creo que estoy muy contento porque lo logré hacer, y tal vez -obviamente, ahora decirlo es fácil- si incluso no hubiese ganado la medalla, hubiese estado satisfecho con el trabajo, porque me vacié ahí y lo dejé todo, y bendito Dios salió bien y pudimos estar en lo más alto del podio.

¿Seguirá encontrando a sus rivales?
Sí, varios. Conozco a todos estos rivales desde muchos años ya. (…) Son veleristas que tienen mucho trayecto. Todos estos rivales van a estar en todas las competencias de aquí hasta las olimpiadas. Más que rivales, son amigos. Uno se termina haciendo amigo de sus rivales. Hay un respeto mutuo muy bonito, porque todos valoramos el trabajo. El saber reconocer si en algún momento alguien más es mejor que uno, el saber ir y reconocerlo, felicitarlo, es algo que se respira mucho en la vela, porque entrenamos mucho. Somos rivales, pero a la vez necesitamos del otro, para prepararnos en nuestra región. Fortalecer la vela en la región es súper importante, para al final lograr el objetivo de ser los mejores del mundo. Necesitamos unirnos en la región, para prepararnos mejor.

23

años de práctica. Ese el tiempo que lleva Quique Arathoon en la vela. “Inicié a los ocho años y tengo 31. Son ya 23 años en el deporte, de estos 13 en la clase olímpica”, detalló.

¿Es beneficioso a la larga conocer el trabajo de ellos?
Sí, y ellos conocen el mío. Al final, creo que uno no puede tener una mentalidad egoista, donde dice: “No voy a entrenar con aquel, porque va a ser mi rival”. Pero si él no lo aprende con uno, lo va a aprender con alguien más. Así que es preferible dejarse de pensar en eso, si no pensar al revés. Si yo lo ayudo a que sea un poco mejor, a la hora de yo entrenar con él, él me va a hacer tal vez ponerme en una sitiuación más difícil y por, ende, voy a lograr sacarle un mejor rendimiento al entrenamiento. Sabemos que, obviamente, si los dos aportamos lo mejor, vamos a obtener la mejor versión de cada uno, a que si entrenamos solos. Saber reconocer que al momento de la competencia puede que yo gane o él, pero todo va a estar bien, porque poder agachar la cabeza e ir a felicitar al rival, porque uno puede estar genuinamente alegre por el triunfo de la otra persona y no tiene precio, y eso es lo bonito del deporte. No pensaría jamás en "no voy a trabajar con aquel", porque entonces no estoy pensando en abundancia, sino en escases. Y yo le puedo aportar a él esto, y él a mí esto que me va a ayudar a ser mejor. Al final, voy a estar comprometido con el juego al cien por ciento, y si me gana bueno, si no qué bueno que yo gané. Ahora, abordo así las situaciones. Antes, no era así, me podía reservar un poquito más, pero me di cuenta de que son puras babosadas.

El velerista Quique Arathoon, en competencia en los Olímpicos. Foto: Cortesía Coes

¿Cuál es la meta para Panamericanos y la vista a Olímpicos?
En breve resumen, mi sueño siempre ha sido ganar los Juegos Olímpicos. Por supuesto, siempre que voy a ir a navegar voy con el plan de conseguir ese sueño que tuve desde que era pequeño. Mi objetivo es siempre ganar. Cuando me lo preguntan, no lo digo, porque si no uno no estuviera ahí para ir a competir y solo participar, prefiero hacer otro montón de cosas que pueden ser incluso mucho más fructíferas. Pero no. El objetivo siempre es el mismo: jugar el juego bien. Si me concentro en ser el mejor en leer el viento, en adaptar la velocidad, en una rutina, en ver la próxima jugada, sé que voy a ser un rival muy difícil a vencer al final de la semana. Ese es mi objetivo. Renuncio al control del resultado, porque no controlo lo que van a hacer mis rivales, el viento, lo único que yo controlo son las cosas en las que me concentro: salir bien, máxima velocidad, ver la boya, y hacer el camino corto. Esos cuatro principios son el camino de lo que hago y sé que cuando estoy concentrado al cien por ciento en eso podemos estar, primero Dios, entre los mejores del mundo; y si se puede ser así, es mejor. Esa es mi filosfía, es en lo que estoy trabajando, y es a lo que apuesto.

Enrique Arathoon al ganar la medalla de oro en San Salvador 2023. Foto: Imagen de carácter ilustrativo y no comercial / https://twitter.com/ybukele/status/1675284408947843075

¿A quién dedicó la medalla?
Principalmente, se la dedico siempre a Dios, porque Él ha puesto en mí un sueño desde que era pequeño, en mi corazón, donde yo pensaba al principio que era ganar medallas, pero me he dado cuenta de que era mucho más allá que solamente eso. Porque uno puede ver, con el testimonio de estos resultados, que otros jóvenes se animen a vivir sus sueños al cien por ciento. Esto lo veo en la cosecha de estos triunfos, así que siempre va para la gloria para Él. Tampoco pude haber llegado hasta ahí sin el apoyo de mi esposa, mi familia, mis entrenadores, así que sin el apoyo de la Federación, Indes, Coes, todos son partes especiales. Pero toda la gloria va para Dios; todo lo que hago, Él es mi motivo y mi razón.

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