El Salvador está siendo gobernado por la voluntad o capricho de una sola persona, rodeado de sumisos servidores, que no tienen empacho al responder a preguntas relacionadas con las ilegalidades que están mancillando nuestra Constitución, “que están esperando la decisión del presidente”. No les importa que hasta en 7 artículos nuestra Carta Magna prohibe terminantemente, en cláusulas llamadas pétreas por no poderse modificar, la reelección presidencial inmediata y permite la insurrección popular y la pérdida de los derechos ciudadanos, a quienes la promuevan.
La confianza que los votante pusieron en nuestras máximas autoridades se ha perdido totalmente, recordando que el Presidente y el Vicepresidente antes de tomar el poder, aseguraban respeto a las leyes del país, y tajantemente rechazaban la reelección presidencial. Pero que ya en el puesto, las mieles del poder les han hecho mentir haciendo todo lo contrario, inventando toda clase de subterfugios para justificar sus tiránicas pretensiones.
El vicepresidente Ulloa con increíble descaro ha hablado de artículos escondidos de la Constitución, de la diferencia que existe entre reelección y segundo mandato, inventando un mamarracho jurídico que Bukele debe renunciar a su cargo 6 meses antes de terminar su mandato, para dedicarse a la propaganda para su reelección, cuando las causales que la Constitución establece para la renuncia del presidente son muerte, enfermedad o destitución.
Como durante los 4 años de su mandato Bukele no nombró a los designados a la presidencia, en caso de faltar el Presidente y el Vicepresidente, los funcionarios están desorientados ante el vacío existente, que ha hecho al presidente de la Asamblea afirmar “Quién será delegado, es una respuesta que seguramente solo el señor presidente la podrá dar. Nosotros como diputados no tenemos acceso a esa decisión” (Y a ninguna, señor Castro. Aquí solo hay una voluntad: la de Bukele).
Más patético es el caso de los magistrados del Tribunal Supremo Electoral, que excusan su sometimiento a los deseos del jefe, afirmando su respeto a la Constitución. “Las sentencias de la Sala de lo Constitucional son de estricto cumplimiento.” Sabiendo que ya no existe una Sala de lo Constitucional, porque los magistrados legítimos fueron destituidos por los diputados de la AL, sin ningún derecho a hacerlo, cuando todavía no habían terminado el período para el que fueron elegidos, y no se siguió el debido proceso de ley para elegir a funcionarios de segundo grado. Las sentencias emitidas por estos magistrados carecen de validez.
La manera como Bukele y Ulloa se inscribieron ante el partido NI demuestra que ellos están conscientes del delito que están cometiendo. En secreto, sin convocar a la prensa ni a sus simpatizantes ni llegar a la sede del partido. “A las 0:03 del lunes NI publicó en su cuenta de Twitter las solicitudes de postulación con las firmas de ambos funcionarios. Presentaron un documento en el que juran no haber ejercido el cargo en el período anterior al período presidencial 2024-2029”. ¿Juraron en vano?
Ya la prensa internacional está señalando la inconstitucionalidad de la precandidatura de Bukele y Ulloa, informando que la medida es por resolución de jueces afines al Ejecutivo. La cadena de TV rusa RT, El País, de España, la BBC de Londres, El Comercio, del Perú, El Mercurio de Ecuador y las agencias internacionales AP Y EFE han hecho saber al mundo entero la inconstitucionalidad de la reelección.
En rueda de prensa, Bukele retó a los medios de comunicación a preguntar a cualquier salvadoreño en la calle, en el bus, en el aeropuerto o en sus lugares de trabajo, si en el país existe una dictadura, sabiendo que la ignorancia que su gobierno ha propiciado, hace que nuestra gente desconozca siquiera que existe una Constitución. La popularidad no justifica quebrantarla.
Maestra.