Esta semana, en El Salvador, los responsables de comercio de la Unión Europea (UE) y de Centroamérica se juntan para analizar la implementación de nuestro acuerdo comercial. El Comité de Asociación de los ministros de comercio culminará las conversaciones, que incluyeron encuentros específicos sobre comercio y desarrollo sostenible con sectores profesionales y de la sociedad civil.
Desde su entrada en vigor en 2013, el acuerdo comercial abrió un mercado de 550 millones de consumidores europeos a los productos y servicios centroamericanos. Once años después vemos unas relaciones comerciales fortalecidas con un fuerte incremento de las inversiones entre las dos regiones. Observamos también impactos significativos en el crecimiento, el empleo y la diversificación productiva de las economías centroamericanas, gracias a las oportunidades que ofrece el eje comercial del acuerdo.
La asociación entre la UE y Centroamérica no deja todavía de dar frutos. En la reunión del Comité de Asociación vamos a ver cómo promover aún mayor intensidad las exportaciones e inversiones de Centroamérica en la UE y viceversa, dando mayores facilidades para el acceso a los mercados europeos de productos estratégicos para la región como los agroindustriales o como el atún para El Salvador. Lo vamos a analizar con el apoyo de la sociedad civil centroamericana y europea, que es parte activa de las reuniones de esta semana.
También celebramos un diálogo de la sociedad civil en el que se presentan los avances del acuerdo desde las perspectivas de los gobiernos y el sector empresarial, así como un foro sobre innovación en la agroindustria, que es un sector especialmente estratégico en la relación UE-Centroamérica.
La evolución de los intercambios del sector agroalimentario explica bien la fuerza de este acuerdo. Desde la entrada en vigor del pilar comercial, las exportaciones agroalimentarias centroamericanas a la UE han crecido a un ritmo interanual del 6,5%. Centroamérica exporta más de 13 mil millones de euros a la UE y el 56% de esas exportaciones a la UE son productos del sector agrícola (5.357 millones € en 2022). En este sector, el superávit comercial agroalimentario ha sido favorable para Centroamérica en más de 4 mil millones de dólares en el año 2022.
Los números son importantes, pero detrás de ellos hay sectores, empresas y personas. El protagonismo de las exportaciones tradicionales (café, azúcar, banano) sigue siendo grande en el comercio entre nuestras dos regiones, pero nuestro acuerdo comercial nos lleva a otro nivel. Las denominaciones de origen impulsadas por el acuerdo lo ilustran muy bien, ya que protegen a los productores y aseguran productos exclusivos y de alto estándar para los consumidores. Centroamérica ya no vende granos ni toneladas de productos sino Café de Tarrazú de Costa Rica, Pupusas de Arroz de Olocuilta, Camarones de Jiquilisco, Café Cacahuatique, Bálsamo Quezaltepec o Loroco de San Lorenzo.
Además, podemos mencionar el éxito de muchas empresas como la pyme Pura Vida Melones (Costa Rica) que exporta el 95% de su producción a Europa; o la compañía de Grupo Calvo que es el mayor empleador de mujeres salvadoreñas de su zona en La Unión y exporta entre el 70 y el 85% de su producción a la UE, asegurando la estabilidad y buenas condiciones laborales para sus empleados; o la empresa hondureña Interbai Agroindustrial que inició operaciones en 2006 y ahora exporta harina de boniato a Francia, lo que ha permitido avanzar en su diversificación para producir harinas no tradicionales como jengibre, calabaza, plátano, papa y malanga.
Estas semanas vamos a trabajar también las medidas necesarias para asegurar el acceso de los ciudadanos de los dos bloques a alimentos saludables, libres de pesticidas y con etiquetado y trazabilidad de su producción que nos permita garantizar la protección del consumidor.
Centroamérica y Europa tenemos planes conjuntos para promover, gracias al comercio y la cooperación, algunas transformaciones en nuestros sistemas productivos que garanticen una producción que nos proteja de la deforestación, que garantice la sostenibilidad de los recursos naturales y que se desarrolla en un marco de condiciones laborales justas y protección de los derechos humanos. Y ese va a ser objeto principal de la reunión.
Nuestra visión es la de dos regiones que responden juntas al reto de construir unas sociedades más verdes, más digitales y más justas para nuestros ciudadanos, y que usan los foros multilaterales para promover una sociedad global basada en esas mismas transformaciones que queremos para nosotros.
Embajador de la Unión Europea en El Salvador y ante el SICA
@FrancoisRoudie