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Putin queda debilitado tras la rebelión Wagner

“Aunque la ‘amenaza de guerra civil’ advertida por Vladimir Putin parece haberse evitado, este asunto representa, sin embargo, un duro golpe a la imagen del líder del Kremlin, revelando las fallas del aparato del Estado en plena contraofensiva ucraniana”, dice un análisis de Radio Francia Internacional.

Por El Diario de Hoy |

La sublevación de los mercenarios Wagner ciertamente no derribó al carnicero Putin, pero literalmente lo ha dejado mal parado e incluso acabado junto a su camarilla militar.


Lejos de ver a un hombre fuerte y decidido al frente de sus ejércitos, los rusos no supieron qué se hizo durante las horas del intento de golpe y más bien escucharon crecientes rumores de que había huido momentáneamente.
La sublevación de Yevgeny Prigozhin y sus miles de tropas paramilitares, que llegaron a tomarse Rostov y amenazan avanzar a Moscú, fue el culmen de meses de protestas de aquél contra el alto mando ruso, al que llegó a acusar de cobardes por dejarlo solo a él y su gente al momento de avanzar en suelo ucraniano.


El colmo fue el bombardeo que sufrió una base de los Wagner de parte de los rusos, que no sería extraño que fuera una respuesta a las constantes quejas y reclamos de Prigozhin que, incluso, llegó a reconocer el valor y arrojo del ejército ucraniano como buen y preparado contrincante frente a tropas limitadas de Rusia a cuyos generales llegó a calificar de “cobardes” y señalarles que mientras ellos se quedaban cómodos en la retaguardia, los Wagner eran enviados como carne de cañón al frente.

No se sabe qué fue lo que detuvo el avance de los Wagner a sólo 200 kilómetros de Moscú, si sólo fue una rabieta o un pulso o un chantaje en busca de más paga o prebendas, pero lo cierto que es que Prigozhin tuvo que dejar el mando de la milicia a su suerte y salir –o huir- hacia Bielorrusia, donde cualquier cosa podría pasarle siendo sólo un simple mortal. Una decisión audaz se convirtió un capitulación suicida. El que hayan archivado la causa penal por traición que le abrió Rusia no le garantiza nada.


De lo primero que debe cuidarse, piensan algunos, es de ser envenenado, como le ha ocurrido a otros enemigos de Putin, entre ellos el opositor Alexei Navalni, a quien los alemanes salvaron de morir, pero no de que fuera encarcelado y que enfrente una pena de hasta 30 años de cárcel en Moscú.


Putin aseguró este martes que la financiación del Grupo Wagner corría plenamente a cargo del presupuesto estatal y que en un año había recibido poco más del equivalente en rublos a mil millones de dólares.

Aunque se deshizo en halagos y florilegios a sus tropas, el carnicero reconoció que el avance de la sublevación hubiera sumido “en el caos y una guerra civil” a Rusia. Haberlo dicho no hace más que admitir lo frágil que es su régimen de terror y violencia y que bastó un conato de rebelión para haber temido un conflicto mayor.


“Aunque la ‘amenaza de guerra civil’ advertida por Vladimir Putin parece haberse evitado, este asunto representa, sin embargo, un duro golpe a la imagen del líder del Kremlin, revelando las fallas del aparato del Estado en plena contraofensiva ucraniana”, dice un análisis de Radio Francia Internacional.

La locura de la guerra le ha costado la muerte de 100,000 soldados a Rusia
La rebelión de los Wagner dejó al descubierto que hechos tan escalofriantes como “más de 100,000 soldados rusos” habían caído en combate por la falta de liderazgo de su alto mando y su descabellada aventura belicista.
El ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, no asomó la cabeza hasta el domingo, difundiendo un video de la inspección del puesto de mando avanzado de unidades rusas que combaten en Ucrania.


Ni este funcionario ni Putin habían aparecido en público durante el fragor de la sublevación.


“Aunque Vladimir Putin consiguió evitar lo peor, este episodio puso de manifiesto las divisiones entre el oficialismo militar y las tropas externas que combaten en la ‘operación militar especial’ en Ucrania, además de sacudir la postura del presidente, obligándole a reconocer la gravedad de la amenaza interna”, dice la fuente.

Lejos de quedar como “salvador de la nación”, Putin se muestra vulnerable a cualquier movimiento de gran envergadura que, para el magnate caído en desgracia y exiliado Mijaíl Jodorkovski, seguirán ocurriendo y “surgirán más situaciones como esta”.


“Tuvo lugar una situación revolucionaria. Una sublevación en Moscú podía haber cambiado el poder. Dejamos escapar la posibilidad, esto es un menos. Pero el régimen se debilitó a consecuencia de eso, esto es un más”.

Los acontecimientos han expuesto el talón de Aquiles de Putin y su régimen y las razones por las que no pudo conquistar Ucrania en una semana ni en un año y la inutilidad de su loca agresión.

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