Por Históricamente la configuración política del territorio salvadoreño se ha basado en una intención política-electoral. El historiador Héctor Lindo, en un vídeo muy concreto, expone cómo el departamento de San Miguel fue dividido a partir de la necesidad del Ejecutivo de controlar el territorio y dividir los movimientos que se encontraban en descontento con el gobierno de turno en 1865.
Lo mismo ha pasado en el 2023: a menos de 8 meses de las elecciones el presidente de la República decidió que se iba a reestructurar la administración y política del país. El primer órgano de Estado en El Salvador se ha convertido en lo últimos años en una institución que solo aprueba y pasa el papeleo del Ejecutivo, no se cuestiona las decisiones o iniciativas que se envían desde casa presidencial. Los impactos sociales en la redistribución municipal no fueron explicados o considerados.
El país pasó en menos de 8 días de tener 262 municipios a 44, con la misma población, con la misma pobreza, con la misma crisis económica, con los mismos problemas históricos que cada territorio ha exigido gobierno tras gobierno. Somos un país con una identidad muy frágil a raíz de una historia cómoda desde el oficialismo que en su momento ostenta el poder. Somos una nación que nos comemos la flor nacional, un pueblo que cada que pueden los gobernantes es saqueado, nos saquean por medio de la corrupción, por la explotación ambiental, por la violencia feminicida y hoy, por el saqueo de nuestra identidad.
Esta decisión tan apresurada solo ha fragmentado aún más a la población salvadoreña, generando conflictos de identidad y poniendo a pelear al pueblo una vez más, un nuevo sistema de perdedores y ganadores, las personas habitantes de San Salvador ahora son los ganadores sobre las personas que habitan Mejicanos, Ayutuxtepeque, Ciudad Delgado y Cuscatancingo. Gracias a la necesidad de controlar los recursos naturales, económicos y políticos de parte del oficialismo, fractura un país tan débil y cansado de seguir peleando por su libertad, autonomía y paz.
Actualmente se está consolidando el camino para ser un partido único, con la reestructuración del territorio y la reducción de representación en la Asamblea Legislativa, eliminando de paso un sistema que permitía pluralidad en el congreso de la nación; un país que busca esperanza en un nuevo aspirante político para que el gobierno terminara siendo un país que se hundió en la desesperanza del autoritarismo, somos una generación mencionaba John Wright que vino a defender la democracia; para mí una incipiente democracia que era tan frágil que en solo dos años El Salvador se convirtió en la finca de una presidente que busca perpetuarse en el poder. Hoy esta generación tiene que buscar la salida de un gobierno de corte neofascista que se consolidó el 13 de junio del 2023.
Somos una generación que tendremos la misión por lo menos de sostener una historia para que no nos vuelvan a mentir desde una historia oficialista que busca instalar en el imaginario colectivo una refundación de la República sobre fosas clandestinas, muertes bajo el régimen de excepción, persecución política y todas las características que sostiene una dictadura.
Quiero cerrar está columna de opinión invitando a toda la población que sabe que lo que está pasando no está bien a construir alternativa social y política, estamos en la obligación de tratar de guiar a nuestras hermanas, hermanos y hermanes a salir del oscurantismo de Nuevas Ideas.
Activista feminista.