Sonia Custodio observa cómo su compañero de vida desarma su puesto de comida, donde trabajó por más de siete años sobre la 3a. Calle Oriente y Avenida Monseñor Romero, en San Salvador. Este sábado 17 de junio, a Sonia no le quedó más que llevarse sus pertenencias a casa mientras busca un nuevo lugar para vender, pues así se gana el sustento para su familia.
“Es una lástima que no se hayan preocupado por nosotros. Las opciones que nos han dado en los mercados no las podemos pagar por el alto costo de alquiler”, expresa, sobre lo que les comunicaron a los comerciantes delegados de la comuna capitalina.
Al igual que ocurrió con otros sectores donde las ventas informales fueron retiradas en los últimos meses, la administración de Mario Durán dijo que dicho retiro fue "voluntario" y en comunicación con los comerciantes.
Sin embargo, decenas de ellos han expresado que tal comunicación no fue en esos términos, sino que, en reuniones donde incluso les pidieron sus teléfonos celulares para que no graban audio ni video, les hicieron ver que debían desalojar porque, si no lo hacían, les podrían aplicar el régimen de excepción para llevárselos detenidos, por resistencia.
En medio del desalojo de decenas de comerciantes en la zona, Sandra Elizabeth Gómez sujeta un cuadro con la imagen de Jesús en medio de las láminas oxidadas que eran parte de su negocio de comida y cervezas. Tres refrigeradoras, planchas, utensilios de cocina, entre otras cosas, fueron trasladadas en un camión a su casa, mientras encuentra un lugar donde seguir vendiendo.
Sandra vendía en el lugar con su madre, Catalina Gómez, que asegura que han tenido que desalojar sin protestar por la situación que se vive en el país. “Esto es una injusticia para el pobre. Nosotros tenemos que pagar agua, electricidad, casa, comida, medicina, y sin trabajar ¿cómo obtenemos ingresos?”, preguntó.
Otros aprovecharon las últimas horas del plazo dado para seguir vendiendo, al menos un poco.