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Los 7 jinetes de la entropía…

Vivimos en entropía en la medida que se deteriora el tejido social, se hacen inestables las instituciones, aparece el miedo irracional, se empodera el radicalismo religioso y se introduce el caos; emerge además, cierta incapacidad para el diálogo crítico, muchas veces acompañada de la defensa ciega de creencias perniciosas para la convivencia.

Por Óscar Picardo Joao

La segunda ley de la termodinámica en Física, conocida como “entropía” (S), se considera como una medida del desorden (espacial y térmico) frente al equilibrio de un sistema. Pero también utilizamos este concepto bajo la acepción de caos, desorden, incertidumbre, involución.

En una visión ideal de equilibro puede aparecer micro estados o episodios que irrumpan y alteren la realidad; ante la pregunta ¿por qué ocurren los sucesos de una manera determinada y no de otro modo? encontramos respuestas aleatorias, dialécticas o éticamente cuestionables.

Las democracias contemporáneas están en un proceso de entropía y podemos identificar al menos siete contradicciones estructurales y estructurantes que antagonizan la situación política y deshumanizan; generalmente ocasionadas por enfermedades de poder o por una versión perversa de la política. 

1.- Justicia versus venganza: Con sistemas judiciales corruptos, impunes e ineficientes, prevalece una visión de justicia distorsionada, en donde se antepone la venganza y la persecución política como criterio de jurisprudencia. La venganza es una satisfacción egoísta y perversa que se toma como respuesta ante un agravio; mientras que la justicia es un principio para obrar y juzgar en base a la verdad, dando a cada quién lo que corresponde. La alternabilidad política suele desencadenar procesos de Lawfare, entramados sofisticados para perseguir y aniquilar a los adversarios.

2.- Democracia versus populismo: Entendemos la democracia como un sistema político que parte de la soberanía del pueblo y el derecho de este a elegir y controlar a sus gobernantes; pero este sistema puede transformarse en populista o demagogo, utilizando las aspiraciones, preocupaciones y temores del pueblo para fines inescrupulosos, mintiendo y engañando; para instalarse en el poder de forma permanente o para robar. El populismo suele ocupar las típicas estrategias de “pan y circo”, aprovechándose de la ignorancia y necesidades de la gente. 

3.- Comunicación versus propaganda: En la mayoría de democracias latinoamericanas la comunicación se desfigura y se transforma en propaganda; buscando transmitir información que tiene como objetivo influir, engañar o manipular la opinión pública, generalmente con intereses perversos. Los medios de comunicación formal y el periodismo de investigación, con rigor y método, suelen desenmascarar la propaganda oficial y son tratados bajo sospecha por los gobiernos, cuando no son perseguidos y difamados. La propaganda opera bajo los principios de rumores, desinformación o información sesgada, a través de marketing social y uso de redes sociales.  

4.- Estado versus gobierno: Una cosa es el Estado, su organización, institucionalidad y principios bajo los preceptos constitucionales, y otra distinta es el gobierno que ejerce el poder de modo temporal para cumplir los fines del Estado a través de políticas públicas; en no pocos casos, los gobiernos buscan trastocar o cambiar la organización, instituciones y principios para fines personales, perpetuarse en el poder o enriquecerse ilícitamente. Las políticas públicas suelen ser de corto plazo, fragmentadas y poco eficientes, distanciándose de las políticas de Estado.

5.- Público versus privado: “Muchos creen que lo público es gratis y los políticos creen que es de ellos”, este apotegma parte de la ignorancia de que los fondos públicos provienen de la recaudación fiscal que genera el sector privado. Los trabajadores y empresarios con el pago de impuestos generan los recursos para que los gobiernos los inviertan adecuadamente con transparencia en las necesidades reales de la gente: salud, educación, infraestructura, etcétera.

6.- Transparencia versus reserva de información: Transparentar la gestión pública es un imperativo ético; el uso de fondos y la ejecución de proyectos por parte de los gobiernos parten de los recursos de los ciudadanos. Los gobernantes no son los “dueños” de las instituciones del Estado; deben rendir cuentas y sólo deben reservar aquella información relacionada con la seguridad del Estado; y en países del tercer mundo es inversamente proporcional, la cantidad de información reservada versus las necesidades de seguridad nacional. Los gobernantes exageran y mienten, no hay necesidades de seguridad nacional y reservan demasiada información. Cuando esto sucede están robando.

7.- Historia versus posverdad: La historia es un recurso cognitivo y cultural que nos sirve para no repetir los errores del pasado y para exponer los aciertos de personajes y colectivos; estos sucesos y hechos pueden estar bien o mal registrados, y los historiadores se encargan en describir o corregir utilizando la evidencia. Algunos políticos, por intereses ideológicos, buscan reescribir la historia y crear con propaganda la posverdad o nuevas versiones de los hechos manipulando variables o realizando lecturas sesgadas.

La teoría de la entropía social es una aproximación macrosociológica que utiliza la visión de “sociedad holística” como base de unidad de análisis, en contraste con los comportamientos de los individuos. En todos los casos la entropía se concibe como una «medida del desorden» o la «peculiaridad de ciertas combinaciones». La entropía puede ser considerada como una medida de la incertidumbre y de la información necesaria para, en cualquier proceso, poder acotar, reducir o eliminar la incertidumbre.

Vivimos en entropía en la medida que se deteriora el tejido social, se hacen inestables las instituciones, aparece el miedo irracional, se empodera el radicalismo religioso y se introduce el caos; emerge además, cierta incapacidad para el diálogo crítico, muchas veces acompañada de la defensa ciega de creencias perniciosas para la convivencia. Aparece un antes y un después bajo el estigma de que “la culpa la tienen otros”.  Como diría Edickson Minaya, estamos en “huida ética”…

Tal como señala Ramón Peña Franco “En la sociedad de la entropía, el desorden y el caos son una forma de gobierno; la confusión y perplejidad son el escenario, mientras que la división es herramienta política inigualable”. Esta deconstrucción y construcción simbólica del Estado y de la nación, subvierte todo, cambia las ideologías  y escalas axiológicas. El pasado se vuelve perverso, lo bueno malo y lo malo bueno. En consecuencia, la entropía social es la suma de todos los estados caóticos que acontecen en un tiempo determinado y en un contexto social, que modifican las conductas y las creencias ocasionando una nueva cosmovisión.

Disclaimer: Somos responsables de lo que escribimos, no de lo que el lector puede interpretar. A través de este material no apoyamos pandillas, criminales, políticos, grupos terroristas, yihadistas, partidos políticos, sectas ni equipos de fútbol… Las ideas vertidas en este material son de carácter académico o periodístico y no forman parte de un movimiento opositor.

Investigador Educativo/opicardo@asu.edu

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