En todo paraíso siempre hay serpientes que destruyen los sueños de quienes imaginan ser bienaventurados para siempre jamás… Echando mano a los domesticados miembros de lo que nominalmente es la Asamblea Legislativa, el régimen ha ido colocando, pieza por pieza, lo que (en su mente) asegurará una eterna permanencia en el poder hasta que la Parca disponga otra cosa, ya que hasta el momento el elíxir de la eterna juventud, que el conquistador español Ponce de León buscó sin éxito en Florida, no se ha encontrado, pese a que la ciencia actual ha logrado que ratones hagan una pausa en su envejecimiento, un ralenteo…
¿Cuáles son las dos serpientes que se mueven entre la floresta de nuestra tierra, el paraíso bukeliano?
La primera es el creciente desempleo, que afecta a todos los sectores de la población pero particularmente a los jóvenes.
La generación de empleo se fundamenta en las inversiones, lo que a su vez se fundamenta en si hay o no hay seguridad jurídica que lo justifique, la que en el caso de nuestro país es casi nula, como lo evidencian las calificaciones de agencias medidoras de riesgo como Fitch al otorgar la categoría basura a los papeles que emite el régimen.
Es muy poco probable que inversionistas, tanto internos como externos, arriesguen su dinero cuando nadie fuera del gobierno conoce cuáles serán las siguientes disposiciones que se tomen, aunque la reciente confiscación de los bienes del expresidente Cristiani en contra de lo que expresamente establece la Constitución, no son nada alentadoras, a lo que se suman los cargos arbitrarios que se han hecho para encarcelar, sin seguir un juicio apegado a Derecho, a los presos políticos, al igual que a las personas encarceladas pasando por encima de las leyes.
Desempleo, déficit de granos son terribles amenazas al país
Reducir de la noche a la mañana —y sin que se conozca algún estudio que lo justifique— el número de municipios de 262 a 44 emite una muy mala señal, pues nadie, hasta donde se sabe, consultó a las personas y comunidades afectadas.
La gente supo de lo que afectaría sus comunidades y, por lo mismo, sus vidas, por los diversos medios de difusión; literalmente centenares de miles de salvadoreños “quedaron colgados de la brocha”, entre ellos todo el personal de los municipios que dejarán de serlo, de las obras pendientes, de lo que no han pagado a sus diversos proveedores que ahora quedan en un incómodo limbo.
Despedir personal sin indemnizarlo y no pagar a quienes suministran bienes y servicios es la regla impuesta por sí y ante sí por el régimen.
A esto se agrega la supresión de los concejos plurales, que habían funcionado bien y democráticamente todos estos años.
La otra serpiente que se mueve en la floresta es el déficit de ocho millones de quintales de granos, de lo que la gente come, que no va a solucionarse con un decreto del Salón Azul, a lo que se agrega otro hecho: las finanzas del país están prácticamente en la ruina y el régimen lava su cara y saluda con sombrero ajeno manejando a su antojo la deuda de los ahorros de los trabajadores, a lo que se suma el hecho de que la agricultura viene sufriendo golpes desde hace largo rato, siendo uno de los más duros nombrar en las carteras personas sin las cualificaciones para desempeñarse con alguna pequeña medida de éxito.
De allí a una hambruna es un paso…