Eliminar 218 alcaldías del país fue uno de los tres anuncios que hizo el presidente Nayib Bukele ante la Asamblea Legislativa y en cadena nacional el 1 de junio, en el cuarto aniversario de su mandato. La premisa es que esto no va a contribuir a reducir el gasto público, sino que generaría un incremento en las necesidades de las comunidades más necesitadas.
Es una reforma inconsulta, ocho meses antes de las elecciones municipales, tiene todas las señales de ser una reforma legal orientada a modificar las divisiones electorales y crear condiciones favorables para el partido oficialista.
El vicepresidente de la República, Félix Ulloa, dijo desconocer lo que el presidente Bukele presentó en la Asamblea, a pesar que desde hace varios meses se venía diciendo que era un plan diseñado por el Ministerio de Gobernación.
El miedo del gobierno de perder municipalidades, debido a la concentración que hizo el Ejecutivo de los fondos que las alcaldías recibían de los impuestos del Estado anualmente, los ha llevado al extremo de justificar una medida inconsulta y sin una base sólida de estudio técnico.
La consecuencia de haber quitado el Fondo para el Desarrollo Económico y Social de los Municipios (FODES), y de implementar el modelo de la Dirección de Obras Municipales (DOM), ha sido un fracaso rotundo en la inversión pública en los municipios, esto pasaría factura al Ejecutivo en las elecciones y esto es lo que pretenden evitar con la reducción de municipios.
La disminución de los municipios reduce el acceso de la población a los servicios básicos. Las alcaldías son colaboradoras de la solución de los problemas de las comunidades en materia de salud y educación, por ejemplo. Se conocen casos concretos que las alcaldías, a través de concejales u otros colaboradores, gestionaron medicamentos a personas de escasos recursos y que el sistema público de Salud no logra proporcionarles.
La propuesta del Ejecutivo de reducir a 44 los municipios del país mantienen en espera de especificaciones técnicas a varios alcaldes, mientras otros actores de los gobiernos municipales rechazan la medida, por el contexto en el que se emite y bajo las supuestas razones por las que surgió, según manifestaron trabajadores municipales, por ejemplo.
Las publicaciones extraoficiales que circularon en medios de comunicación digitales señalan que varias municipalidades absorberán la autonomía de muchas otras, tal como la capital nacional, San Salvador, pasaría a estar conformada por Ayutuxtepeque, Mejicanos, San Marcos, Santo Tomás y Santiago Texacuangos, aunque no se le informó o consulto previamente a la alcaldía liderada por el partido Nuevas Ideas.
En el caso del alcalde de Ayutuxtepeque, Alejandro Nóchez, dijo estar a la espera de que se haga público el documento oficial. Nóchez ya había anunciado que aspiraba a un quinto periodo como edil.
Desde el anuncio hecho por el presidente Bukele el pasado jueves, ni la Asamblea Legislativa ni Presidencia de la República han hecho público, de forma oficial, el documento con la solicitud de reforma territorial, con los 44 municipios.
La población es la que más se verá afectada ante la aprobación de la reducción de los municipios, tal y como se propone en las informaciones extraoficiales, será un par de años para que se pronuncien contra la medida.
La gente va a empezar a tener dificultades cuando ya se logre materializar la regla que impondrán. El reordenamiento de los municipios debió ser de otra forma, no de esa manera. La lógica y los estudios técnicos en desarrollo local dicen que para lograr servicios eficientes no es centralizar el poder, nunca, el que vaya por esa ruta está equivocado.
Abogada y defensora de los derechos humanos