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Un misterio que no se entiende por la razón

Dios no es un Ser lejano y frío a nuestra realidad y existencia. Estuvo muy cercano al pueblo de Israel y lo sigue estando con su Iglesia. Ha entrado en nuestra historia con su Hijo que se encarnó en María Virgen.

Por Oscar Rodríguez Blanco
Sacerdote salesiano

Todo misterio no tiene explicación racional. No lo podemos entender. La existencia de Dios “Uno y Trino” es uno de ellos. Lo aceptamos por la luz de la fe revelada y no por lo que nos dicta la razón. Aunque sea algo inexplicable para nosotros, los primeros discípulos de Jesús lo aceptaron después de la resurrección. Comprendieron que su maestro era el enviado por el Padre, y cuando descendió sobre ellos el Espíritu Santo, aceptaron  por  fe que Dios no estaba dividido y que cada una de las personas era Dios y formaban la Trinidad. La fe revelada nos enseña que no existen tres dioses, creemos que es un único Dios con la misma divinidad y distintas misiones: Dios como creador de todo lo que existe, su Hijo como Redentor de la humanidad y el Espíritu como santificador y maestro que nos enseña que hay vida eterna.

La Trinidad es un misterio que celebra cada año la Iglesia Católica y que está en la base de todo lo que creemos. Fuimos bautizados en nombre de la Trinidad, al hacer la señal de la cruz invocamos este misterio, somos recibidos en la iglesia en nombre de las tres divinas personas y nos despiden para la eternidad en la misma forma. La Eucaristía y todo acto piadoso se inicia en nombre de la Trinidad. Para todo esto se necesita la fe y no la fuerza de la razón.

El Papa Francisco, hablando del Misterio Trinitario, nos ha dicho: “El amor es esencialmente don de sí mismo, y en su realidad original e infinita es Dios Padre quien se dona a sí mismo generando a Dios Hijo, quien a su vez se dona al Padre, y su amor mutuo es el Espíritu Santo, el vínculo de su unidad. Jesús mismo revela el Misterio de Dios Uno y Trino. No es fácil de entender, pero se puede vivir este misterio”.

Por todo esto podemos afirmar que Dios no es un Ser lejano y frío a nuestra realidad y existencia. Estuvo muy cercano al pueblo de Israel y lo sigue estando con su Iglesia. Ha entrado en nuestra historia con su Hijo que se encarnó en María Virgen. San Pablo lo llama el “Dios del amor y de la paz” (2ª Cor.). No se puede explicar el Misterio, pero si aceptar que toda vida cristiana está marcada y orientada por el sello de su amor. El Misterio Trinitario ha entrado en comunión con nosotros y para vivirlo   se necesita vivir en fraternidad, teniendo un solo sentir. Esto nos parece una utopía, pero es necesaria la unidad en la que nadie se crea superior a los demás. Y esto solo se logra   en una sana convivencia motivados por la unidad de las tres Divinas personas. Es algo que no se entiende con la mente, pero sí en la intimidad del corazón. Ningún ser humano está capacitado para entender la unidad de Dios en tres Personas, pero sin percatarnos de su importancia, cada vez que abrimos el corazón a Dios y a los demás como hijos de Dios, estamos aceptando lo incomprensible que es la Trinidad de Dios. Por ser cristianos estamos llamados a enseñar con el corazón que Dios es unidad de Amor.  

Sacerdote salesiano.

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Cristianismo Opinión

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